Miles de microderrames de petróleo contaminan sin freno el Golfo de México

El Golfo de México mar adentro y frente a las costas de Lousiana y la desembocadura del río Mississippi enfrenta un grave estado de contaminación. Una parte de ello se debe a que el río acarrea hasta el Golfo inmensas cantidades de sustancia. Desde productos químicos usados en la agricultura de las vastas regiones de su cuenca hasta aguas tratadas provenientes de centros urbanos e industriales.

Y otra cantidad sustantiva se debe a derrames de petróleo y otros hidrocarburos: algunos inmensos y catastróficos como el provocado por la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en 2010, pero también otros más pequeños y constantes que pueden contaminar por años y a la postre desatar también daños devastadores.

Una muestra de agua contaminada con petróleo de un derrame en la costa de Louisiana. (Reuters)
Una muestra de agua contaminada con petróleo de un derrame en la costa de Louisiana. (Reuters)

Por ello, una muy amplia región de Louisiana y de las aguas del Golfo de México están severamente amenazadas por contaminación de pequeños pero dañinos derrames de hidrocarburos que se dan de modo constante, por miles. Muchos de ellos sin que puedan ser evitados o contenidos.

Al respecto, la revista Wired menciona algunos casos notorios.

Uno es el daño causado por el paso del huracán Iván en el área del Golfo en 2004. Sus poderosos vientos y mareas provocaron ‘avalanchas’ de lodo y sedimentos en el suelo marino que golpearon las tuberías de perforación de plataformas petroleras de la empresa Taylor Energy y causaron 25 fugas en infraestructura submarina y otros daños en tuberías y plataformas. Mucha de esa destrucción nunca pudo ser reparada y sigue allí, en el fondo del mar. Y las fugas de petróleo en parte de esa infraestructura dañada continuarán allí por todo el siglo, en la oscuridad pero muy contaminantes.

Y ese sería solo un caso de gran envergadura. Según Wired, miles de derrames de petróleo y otros productos químicos se dan en el área del Golfo cada año pero muchos de ellos, los que son menores de 100,000 galones, son considerados por la Guardia Costera como menores y, por ende, no concitan la atención de los medios ni el análisis o el presupuesto para evaluar y corregir los daños que provocan.

Un barco cruza aguas del Golfo de México contaminadas con petróleo vertido de la plataforma Deepwater Horizon en 2010. (Reuters)
Un barco cruza aguas del Golfo de México contaminadas con petróleo vertido de la plataforma Deepwater Horizon en 2010. (Reuters)

El resultado es que miles de esos derrames se dan sin cesar y, en términos acumulativos, pueden causar una inmensa y persistente destrucción sin que exista la suficiente conciencia y acción al respecto.

Incluso, muchas veces las cantidades derramadas en esos pequeños vertidos son reportadas a la baja, ya sea porque los equipos de detección fallan o porque las compañías responsables los registran de menos para enfrentar multas y sanciones menores. Como es arduo y complejo realizar ese cálculo, las cantidades reales de hidrocarburos acumuladas en los miles de microderrames que suceden cada año han sido una gran y oscura incógnita.

Pero con el uso de nuevas tecnologías han surgido nuevas formas de detectar y cuantificar esos daños. La organización no lucrativa SkyTruth utiliza imágenes captadas vía satélite para identificar amenazas al medio ambiente, entre ellas los derrames de petróleo. Esa organización es parte del Gulf Monitoring Consortium, en la que participan otros grupos cívicos, científicos y ambientalistas, y está justamente dedicada a monitorear la contaminación en la región. En un singular mapa online, SkyTruth ha documentado cerca de 10,000 derrames de petróleo en el área del Golfo de México de 2010 a 2015. La mancha resultante es enorme y perturbadora.

Un mapa de microderrames de petróleo en el Golfo de México sucedidos entre 2010 y 2015. Cada punto es un evento de fuga de hidrocarburos. (SkyTruth/davidmanthos.carto.com)
Un mapa de microderrames de petróleo en el Golfo de México sucedidos entre 2010 y 2015. Cada punto es un evento de fuga de hidrocarburos. (SkyTruth/davidmanthos.carto.com)

Así, multitud de factores han contribuido al incesante flujo de crudo derramado en el área del Golfo de México. Las grandes catástrofes como la de Deepwater Horizon o Taylor Energy llaman la atención pública y provocan consternación, pero poco es lo que se sabe y hace ante las miles de fugas menores. En parte, eso se debe a una infraestructura petrolera que lleva muchos años en uso y por ello sufre deterioros. Pero también tiene que ver la falta de regulación y monitoreo suficientes, que propicia que muchas de los microderrames se den con poca o nula vigilancia y sanción.

La propia industria petrolera ha creado esquemas para prevenir, detectar y contener derrames, como es el caso de la organización Oil Spill Response, pero la inmensa cantidad de microderrames los coloca más allá de su capacidad de reacción.

Sea como sea, mientras los combustibles fósiles sigan siendo el pilar del sector de la energía y las regulaciones al respecto consideren aceptables o tolerables los riesgos de microderrames, el problema persistirá. Y pese a que es posible reducir amenazas y limpiar daños (que, con todo, a veces son irreversibles), el simple hecho de perforar y transportar hidrocarburos implica que tarde o temprano (y con frecuencia muy temprano) se desatarán derrames pequeños, medianos o grandes.

En tanto, el medio ambiente en muchas regiones se deteriora cada vez más y más.

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