Ni Miguel Hidalgo, ni el 16 de septiembre: la historia real de la independencia de México
En unos días, México celebra sus fiestas patrias, en las que se conmemora la independencia del país la noche del 15 de septiembre, en la que se da el “grito”, simulando a Miguel Hidalgo y Costilla, un sacerdote criollo a quien se le llama “padre de la patria”. Sin embargo, lo que pasó realmente en 1810 dista mucho de ser lo que se festeja en estos días.
¿Quién fue Miguel Hidalgo y Costilla?
La imagen de este sacerdote de la Nueva España en pie de lucha con un estandarte de la Virgen de Guadalupe se ha popularizado como el símbolo de la independencia de México, pero, ¿quién fue realmente Miguel Hidalgo?
Lo cierto es que Hidalgo solo estuvo presente en el primer año de la lucha de independencia que duró una década. Si bien, tuvo que ver en la toma de la Alhóndiga de Granaditas, que está llena de símbolos, como el del Pípila, un hombre que, cargando una losa en la espalda, esquivó las balas para prenderle fuego a la puerta. En realidad, no fue quien consumó la independencia de México.
Guanajuato, en aquellos años una Intendencia, era una de las regiones más adineradas de la Nueva España, por lo que las familias más poderosas se habían refugiado en la Alhóndiga, protegidas por el ejército de la Corona española. La toma del lugar por parte del pueblo, arengado y encabezado por Hidalgo, fue una de las victorias más significativas del inicio de la lucha independiente.
Sin embargo, lejos de la independencia, Hidalgo quería defender al rey de España Carlo IV que, en 1808 había cedido sus derechos sobre España y las Indias a Napoleón Bonaparte quien, a su vez, había entregado el control la región a su hermano José Bonaparte.
En realidad fue este hecho, el que dio origen a los primeros cuestionamientos de las colonias del poder del reino y la conveniencia de pagar créditos y préstamos, que había ordenado el nuevo gobierno francés. La idea de autonomía de las colonias, comenzó a popularizarse, sobre todo entre las jerarquías que habían perdido sus privilegios, entre ellos, los clérigos.
Fue Querétaro y no Guanajuato, el lugar donde se gestó la independencia
Aunque la primera conspiración para conseguir la autonomía surgió en Valladolid, fue en realidad la casa de los Corregidores Miguel y Josefa Ortíz de Domínguez, en Querétaro, el punto de encuentro personajes como Ignacio Allende, Juan Aldama e Hidalgo.
Ahí se planeó la insurrección que, en un inicio, se daría en diciembre de 1810, pero una traición obligó a que se adelantara para el domingo 16 de septiembre, en que, en lugar de misa, Hidalgo llamó a los asistentes a levantarse en armas contra “el mal gobierno”.
Los pobladores se fueron sumando, formando un ejército insurgente que fue conquistando diferentes ciudades hasta llegar al Monte de las Cruces, afuera de la capital, en donde Hidalgo ordenó la retirada tras no conseguir entrevistarse con el Virrey, Francisco Xavier Venegas.
Fue en ese momento cuando Allende, en total desacuerdo con Hidalgo, volvió a Guanajuato con un aparente triunfo, proclamando la abolición de la esclavitud, el tributo indígena y los estancos. Declaró el uso de las tierras indígenas para uso exclusivo de sus dueños y permitió la ejecución de prisioneros españoles.
La lucha armada no duró mucho. Aunque numeroso, el “ejército” insurgente estaba formado por campesinos armados con machetes y garrochas, sin formación militar ni conocimiento de batalla. Para enero fueron prácticamente disueltos.
Allende, Aldama e Hidalgo se trasladaron al norte para conseguir financiamiento, armas y un ejército real, pero fueron traicionados, apresados, juzgados y sentenciados a muerte en Chihuahua.
Después de la muerte de los primeros insurgentes, fue José María Morelos y Pavón, también sacerdote, quien continuó la lucha con un ejército en el que se incluyeron personajes clave como Nicolás Bravo, Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros, Manuel Mier yTerán, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero.
Tras conquistar gran parte de la región sur de lo que después sería México, Morelos convocó en Chilpancingo, Guerrero al primer Congreso Independiente en 1813, en el que expuso el documento “Los sentimientos de la nación”, que sería, junto con la Constitución de Apatzingán, la base de la Carta Magna que se redactaría años después.
Pero Morelos tampoco vio consumada la Independencia, luego de ser apresado y fusilado en 1814.
La verdadera Independencia de México
Lo cierto es que la lucha terminó cuando Agustín de Iturbide, integrante del propio ejército realista, se posicionó a favor de la autonomía de México y la propiedad privada, pero en contra de las revueltas.
Iturbide invitó a Guerrero a unirse a su causa para buscar la independencia por vía pacífica.
Guerrero lo reconoció como el primer jefe de los ejércitos nacionales y el 24 de febrero de 1821 se proclamó el Plan de Iguala para consumar la lucha. Siete meses después, el 27 de septiembre, se simbolizó el acuerdo con la entrada del ejército Trigarante a la Ciudad de México.