Un mes después de su elección, Pezeshkian jura el cargo de Presidente sin haberse ganado a la gente

El nuevo Presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, juró su cargo ante el Parlamento el martes 30 de julio. Dispondrá entonces de 15 días para presentar a sus ministros a la Asamblea para un voto de confianza ante la cámara, compuesta mayoritariamente por conservadores. Pero, aunque se presenta como un reformista, muchos dudan de esta etiqueta.

El Presidente electo, Masoud Pezeshkian, fue investido oficialmente el martes. Su toma de posesión marca el final de un vacío de poder tras la muerte del ultraconservador Ebrahim Raisi hace poco más de dos meses. Pero, aunque se presenta como un reformista que intenta movilizar de nuevo a una parte de la población iraní que ha perdido la esperanza de un cambio desde dentro del sistema, tiene dificultades para convencer a nadie.

Desde que fue elegido, la represión no ha disminuido. “Desde la muerte del presidente, se ha producido un ‘vacío político’, por lo que cabía esperar que el país estuviera algo paralizado. El mismo día, el Guía Supremo vino a pronunciar un discurso diciendo: 'No se preocupen, nada cambia', lo que ya significaba que el poder seguía en sus manos”, explica a RFI Kian Habibian, iraní exiliado en Francia y cofundador de la asociación We are Iranian Students.

“Tanto si hay presidente como si no, las detenciones continuarán, porque las órdenes vienen de arriba, del Guía Supremo, de las autoridades religiosas y de la Guardia Revolucionaria. Con o sin presidente, la represión y las ejecuciones continuarán en Irán”, agrega.

Una situación difícil para Masoud Pezeshkian


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