Melania Trump, la primera dama empeñada en mantener su halo de misterio hasta el último minuto

Melania Trump en un acto de campaña con su esposo antes de las elecciones del 3 de noviembre. (Photo by BRENDAN SMIALOWSKI/AFP via Getty Images)
Melania Trump en un acto de campaña con su esposo antes de las elecciones del 3 de noviembre. (Photo by BRENDAN SMIALOWSKI/AFP via Getty Images)

POR JOAQUIM UTSET-. Tal y como ha sucedido a lo largo de los últimos cuatro años, Melania Trump ha sido la gran ausente del círculo íntimo del presidente Donald Trump en estos días en que ha perdido la tan anhelada reelección.

No estuvo a su lado cuando acudió a la sala de prensa de la Casa Blanca para acusar a sus adversarios de haberse robado la elección, ni en sus salidas a jugar a golf en uno de sus clubs en Virginia mientras el escrutinio electoral confirmaba su derrota en las urnas.

Fuera del día de los comicios en que fue a votar en persona en Palm Beach, Florida, mientras su esposo seguía en Washington, y una fugaz aparición pública el día de los veteranos, de la discreta primera dama se ha sabido muy poco, aparentemente empeñada en mantener ese halo de misterio y glacial distancia del ojo público hasta el último minuto.

Solo rompió el silencio primero para comentar en un tuit extemporáneo una visita que hizo el año pasado a un hospital de Boston y luego reclamar en otro mensaje que solo se contaran en la reciente elección los “votos legales”, luego de que CNN informara citando fuentes anónimas que ella y Jared Kushner, el cuñado del presidente, le habían instado a reconocer la victoria de Joe Biden.

(AP Photo/Patrick Semansky)
(AP Photo/Patrick Semansky)

¿Mudanza y divorcio?

Qué hará Melania Trump es una de las preguntas que flota en el aire en Washington en esta cuenta atrás de la administración Trump, a la que solo un escandaloso milagro en los tribunales puede salvar. ¿Estará haciendo las maletas para mudarse con su esposa a Mar-a-Lago, su residencia en Palm Beach que ahora será la nueva residencia familiar o regresará a su dorado apartamento en el Trump Tower de Nueva York?

Quienes sostienen que la primera dama en realidad desdeña al presidente y se sentía atrapada en el Trump World –sentimiento que en las redes se identifica con la etiqueta #FreeMelania– esperan que la derrota sea el aldabonazo final del tercer matrimonio del presidente. Una impresión alimentada con las pocas muestras de cariño de la pareja en público, la actitud glacial de la primera dama en actos oficiales y sus repetidos gestos de desaire hacia su marido, como en el último debate presidencial en que apartó con dureza la mano que le había agarrado. Situaciones que son interpretadas como una señal de que no se ha olvidado de los pagos que el abogado personal de Trump realizó a dos supuestas examantes del presidente para que no divulgaran su relación a la prensa.

Melania está contando los minutos que le faltan para dejar el cargo y poder divorciarse”, afirmó la exfuncionaria de la Casa Blanca Manigault Newman, en declaraciones recogidas por medios británicos.

La exconsursante de ‘The Apprentice’ ya había calificado de “muy extraña” la relación del matrimonio Trump. “Lo que he observado en los últimos 17 años te dejaría con la boca abierta. A veces se quieren, pero a veces a ella él le repugna”, aseguró Manigault, quien tras abandonar la Casa Blanca de Trump se convirtió en una enemiga del presidente y escribió un libro de su experiencia.

Lo que es cierto es que hace cuatro años, la primera dama tardó cinco meses en mudarse a la Casa Blanca con el argumento de que su hijo Barron debía primero terminar el curso en la exclusiva escuela privada de la Gran Manzana en la que estudiaba. Una biografía escrita por la periodista Mary Jordan del The Washington Post agregó otra razón: airada por rumores de presuntas infidelidades y la famosa grabación de Access Hollywood en que se escucha al presidente asegurar que hace lo que quiere con las mujeres, Melania habría conseguido renegociar su acuerdo prenupcial en favor de su hijo.

La exasistente de la primera dama Stephanie Wolkoff aseguró en un reciente libro que la relación de los Trump era puramente de “conveniencia” y que dormían en camas separadas en la Casa Blanca. Lo cual no necesariamente abona la teoría del divorcio, ya que liberada de la carga de primera dama, qué incentivo tendría para romper su matrimonio ahora que podrá disfrutar más de tiempo libre.

Además, otros sostienen que la idea de que la primera dama no está en sintonía política con su esposo y apoya sus ambiciones es una fantasía. Jordan cita en el libro a un estrecho colaborador de Trump que da crédito a la primera dama de haber acabado de darle el empujón final a su esposo para que se lanzara al ruedo político.

(Photo by ANDREW CABALLERO-REYNOLDS/AFP via Getty Images)
(Photo by ANDREW CABALLERO-REYNOLDS/AFP via Getty Images)

A qué dedicar el tiempo libre

Lo que da paso a la pregunta de qué hará la exmodelo eslovena una vez fuera de la Casa Blanca con tanto tiempo libre. Michelle Obama lo aprovechó para escribir su autobiografía, que se convirtió en un éxito de ventas. Pero dada su reticencia a la exposición al público, es difícil ver a la actual primera dama publicando un revelador libro sobre sus cuatro años en la cúspide del poder.

Tras abandonar Washington, otras primeras damas se dedicaron a seguir trabajando en asuntos que abordaron durante su estancia en la mansión de la avenida Pennsylvania. Eleonor Roosevelt, por poner un ejemplo, fue fundamental en la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos. Laura Bush, por poner un caso más reciente, se mantuvo activa en la defensa de los derechos de la mujer en Afganistán y en impulsar la lectura entre los niños, como educadora de profesión que es.

En el caso de la actual primera dama es más difícil aventurar si tomará alguna causa, ya que hasta ahora no se ha mostrado particularmente activa o interesada en un tema en concreto. Su principal iniciativa Be Best contra el acoso cibernético y la adicción a los opioides nunca acabó de despegar, en parte dañada por las contraproducentes diatribas de su esposo en Twitter. “No estoy de acuerdo con todo lo que dice”, comentó resignada en un acto de campaña el pasado octubre en Pennsylvania.

Tampoco su actividad profesional, que abandonó tras casarse con el magnate neoyorquino, nos da pistas de futuros intereses. Tal vez simplemente vuelva a su vida anterior de dama de clase alta centrada en la educación de su hijo, que es todo un adolescente.

Creo que Melania regresará al estilo de vida de la señora que almuerza con las amigas, a lo que tiene completo derecho”, dijo a USA Today la periodista Kate Andersen Brower, autora de varios libros sobre la Casa Blanca, y quien piensa que la primera dama en secreto se siente “aliviada” de poder abandonar sus responsabilidades oficiales.

Melania Trump con su hijo Baron el día que Donald Trump fue ratificado oficialmente como el candidato republicano en busca de la reelección. (Photo by Chip Somodevilla/Getty Images)
Melania Trump con su hijo Baron el día que Donald Trump fue ratificado oficialmente como el candidato republicano en busca de la reelección. (Photo by Chip Somodevilla/Getty Images)

Adiós, prensa cruel

También estaría “aliviada” de escapar de la atención de la prensa, que en su opinión prestaba excesiva atención a su vestuario. Algo común con otras primeras damas, particularmente jóvenes, como cuando Michelle Obama horrorizó a algunos por lucir un traje sin mangas.

Si bien en el caso de Melania, más que por la prenda en sí, las críticas le llegaron por su insensibilidad al mensaje que algunas prensas comportaban. Prueba de ello es la famosa chaqueta de Zara con el lema en la espalda “I Really Don’t Care, Do U?” (Realmente no me importa, ¿y a ti?) que lució en una visita a los menores inmigrantes separados de sus padres en la frontera o el salacot que lució en una visita a África, sin tener en cuenta que era una prenda asociada con la opresión colonial. Tal vez lo bueno de esta nueva etapa es que podrá vestir lo que quiera. No hay mal que por bien no venga, pensará.

US First Lady Melania Trump departs Andrews Air Rorce Base in Maryland June 21, 2018 wearing a jacket emblazoned with the words 'I really don't care, do you?' following her surprise visit with child migrants on the US-Mexico border. (Photo by MANDEL NGAN / AFP)        (Photo credit should read MANDEL NGAN/AFP/Getty Images)
US First Lady Melania Trump departs Andrews Air Rorce Base in Maryland June 21, 2018 wearing a jacket emblazoned with the words 'I really don't care, do you?' following her surprise visit with child migrants on the US-Mexico border. (Photo by MANDEL NGAN / AFP) (Photo credit should read MANDEL NGAN/AFP/Getty Images)

Si hacemos caso al libro de Wolkoff, hay dos cosas en las que Melania Trump no invertiría tiempo a partir de ahora. La primera es decoraciones navideñas, luego de que se indignara con las críticas a los arreglos que eligió para la Casa Blanca en las Navidades de 2017. La segunda es invitar a su almuerzo con amigas a Ivanka Trump, a la que supuestamente se refiere despectivamente como “la princesa” y a la que detesta por supuestamente robarle protagonismo. Tal vez por eso, si la hija mayor del presidente decide volver a residir en Nueva York con Jared Kushner, a Melania le parezca una gran idea mudarse a la soleada Florida. Además, tiene un clima perfecto para lucir uno de sus accesorios favoritos: unas inmensas gafas de sol.

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