Los Marlins viven su triunfo más dramático con un hombre que pasó de villano a héroe en segundos

Joey Wendle fue recibido como un héroe, pero pudo ser un villano.

Un error en tiro a la inicial del lanzador Jordan Hicks sobre un inofensivo batazo del torpedero de los Marlins abrió las puertas del plato a dos carreras que dejaron tendido en el terreno a los Cardenales.

Esta vez no fue una paliza unilateral. Los Cardenales lucharon a brazo partido, descontaron tres diferencias y tomaron el control en el noveno con un jonrón de dos carreras de Jordan Walker, pero ni en la más enconada resistencia estos Pájaros Rojos pueden con el momento y la contundencia de los Marlins.

Con otra ofensiva que nuevamente superó los 10 imparables e incluyó cuatro dobles y un cuadrangular, los peces contragolpearon con todas sus fuerzas para imponerse 10-9 a San Luis que cayó por tercera ocasión en fila delante de 9,911 aficionados en el loanDepot park.

Tras el cuadrangular de Walker, los Marlins colocaron hombres en primera y segunda con un out en la parte baja de la novena y Wendle conectó un insignificante rolling a Hicks, quien procedió enviar la pelota muy por encima del inicialista y tan lejos de cualquier defensor que el cubano Yuli Gurriel anotó corriendo como un loco desde la primera almohadilla.

“De verdad, nunca había visto un juego como este”, expresó Gurriel. “Aprendes algo en el béisbol todos los días”.

La resurrección de Miami sirvió para mejorar a 30-16 su récord en casa y reafirmarse como los terceros con mejor porcentaje de victoria en sus predios (.628) dentro de la Nacional y el sexto en las Grandes Ligas.

Con marca de 51-37, el conjunto de La Pequeña Habana vive el mejor comienzo de temporada -y la mayor cantidad de triunfos antes de un Juego de las Estrellas- en la historia de la franquicia en los primeros 88 partidos, para igualar el récord del equipo ganador de la Serie Mundial de 1997 (51-37) y no da muestras de que ese paso pueda desvanecerse.

“Este fue un juego loco”, comentó el manager de los peces, Skip Schumaker.

“No resultó un partido brillante en general por ninguno de los equipos, pero obtuvimos la victoria y me quedo con eso’’.

El segunda base de los Marlins Luis Arráez trata de mantener el balance en una jugada en el tercer inning del partido contra los Cardenales de San Luis, celebrado el 5 de julio de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com
El segunda base de los Marlins Luis Arráez trata de mantener el balance en una jugada en el tercer inning del partido contra los Cardenales de San Luis, celebrado el 5 de julio de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com

Por otra parte, el resultado sirvió igualmente para exhibir una vez más los graves problemas del pitcheo de los Cardenales, uno de los peores de las Grandes Ligas, incapaz de defender una ventaja o vivir como mínimo una apertura de calidad.

Porque una cosa es utilizar a un Bryan Hoeing que no es un abridor nato y que ha venido a resolver un problema en la rotación, hasta que se incorpore algunos de los que están fuera como Edward Cabrera, Johnny Cueto o Trevor Rogers, y otra es verdad como ninguno de tus principales lanzadores, en el caso de San Luis, puede hacer el trabajo.

Y como prueba está Matthew Liberatore, el hombre que llegó a los Cardenales procedente de los Rays a cambio, nada más y nada menos que de Randy Arozarena, el cubano que por estos días brilla en Tampa Bay y acaba de ser votado como titular en el Juego de las Estrellas.

Liberatore apenas pudo sacar un out luego de permitir cuatro anotaciones y vio como su promedio de carreras limpias se inflaba hasta 6.75, haciendo que los fanáticos de San Luis se preguntasen una vez más: ¿qué rayos pensaba nuestra oficina central cuando hizo este canje?

El abridor de los Marlins Bryan Hoeing lanza en el primer inning del partido ante los Cardenales de San Luis, celebrado el 5 de julio de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com
El abridor de los Marlins Bryan Hoeing lanza en el primer inning del partido ante los Cardenales de San Luis, celebrado el 5 de julio de 2023 en Miami. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com

No solo el de Arozarena porque habría que preguntarse cuál fue la motivación para deshacerse del también cubano Adolis García, líder de carreras remolcadas en las Mayores con los Rangers, para no hablar ya de los canjes de Sandy Alcántara y Zac Gallen.

¿Imaginen lo que sería este equipo de los Cardenales con Arozarena, García, Alcántara y Gallen, más Paul Goldsmicht, Wilson Contreras y Nolan Arenado?

Pero la realidad es otra muy distinta y parece ir mucho más allá en un equipo donde la frustración resulta visible en cada turno.

Miami, por el contrario, exhibe un juego compacto y alegre y hasta en momentos como cuando San Luis vino de abajo en par de ocasiones para empatar a cinco y a seis carreras, respectivamente, no se bajó la cabeza y se buscaron maneras de alcanzar la victoria.

Los peces siempre encuentran un héroe distinto y uno de ellos fue el receptor Jacob Stallings, quien vive un pésimo momento ofensivo, pero pudo sacar una pelota del parque en la tercera entrada para apoyar el esfuerzo de habituales como Garrett Cooper y Bryan De La Cruz, autores de tres y dos remolcadas cada uno.

Por supuesto que las distintas gerencias de Miami han cometido errores, quizá más de la cuenta, pero cuando se habla de San Luis se trata de una organización histórica y ganadora, aunque los papeles se han invertido por estos días.