Los Marlins renacen del abismo para respaldar una tremenda labor de su abridor ante Pittsburgh

Justo a la entrada del clubhouse de los Piratas había un televisor que repetía un video con una suma de jugadas. Básicamente, los peloteros del club visitante contemplaban una y otra vez una colección de turnos de otros jugadores de Grandes Ligas y de ellos mismos contra Braxton Garrett.

En todos ellos, Garrett salía muy mal parado, porque se podía ver como era castigado con toda clase de extra bases, pero lo sucedido en el choque del jueves por la noche no tuvo nada que ver con las imágenes del pasado, porque el zurdo de Miami lanzó un juego para el recuerdo en un triunfo donde su equipo vino de abajo para ganar por 21ra vez en la temporada

Aunque no cargó con la victoria de los Marlins 6-4 ante Pittsburgh, nadie duda de que Garrett fue el motor que impulsó el éxito al establecer una marca para la temporada con 13 ponches en siete entradas de actuación que fueron premiadas con una ovación por los 8,572 aficionados en el loanDepot park.

“Lo que está pasando conmigo es un premio al trabajo y al crecimiento que he tenido’‘, expresó Garrett. “Siento que soy un lanzador tan distinto al que salió de preuniversitario. Pero este es un equipo distinto también, que lucha siempre hasta el final’‘.

En algún momento, Garrett llegó a ponchar a cinco bateadores de manera consecutiva, pero al final su faena valió para dejar atrás su record personal de 11 abanicados que había logrado en par de ocasiones durante la contienda previa: el 2 de agosto contra Cincinnati y el 14 de julio precisamente ante este equipo.

Sin embargo, todos esos ponches no pudieron evitar que al marcharse los Piratas estuvieran delante en el marcador 2-1 y y lo cierto es que la primera carrera fue totalmente limpia con un doble de Carlos Santana, pero la segunda nacería por un error en tiro a la tercera base del receptor Nick Fortes.

Desde el dogout hasta el palco de prensa crecía la sensación de que habría sido muy injusto que Garrett cargara con el fracaso, especialmente porque los Piratas aumentaron el marcador con dos cuadrangulares que parecían suficientes para apoyar la labor del abridor contrario Mitch Keller.

“Las primeras cinco o seis entradas fueron muy planas, casi muertas’‘, apreció el manager Skip Schumaker. “Todos los coaches comentábamos que sería negativo dejar que una actuación tan buena como la de Braxton fuera desaprovechada’‘.

Quizá por eso, con Keller ya fuera de acción y el encuentro 4-1, los peces fueron a la carga en la octava entrada y descontaron dos con imparable de Bryan de la Cruz y Garrett Cooper pusiera un punto de exclamación a la remontada con un cuadrangular que encontró a dos hombres en circulación.

“Solo quería encontrar una bola rápida para ponerla en el aire’‘, comentó Cooper, quien corrió las bases muy emocionado. “Braxton había hecho una labor muy buena y no queríamos que el juego terminase con una derrota. Pero con este equipo hay una actitud diferente. Podemos estar abajo, pero no estamos fuera nunca’‘.

Esas cinco anotaciones confirmaron lo que ya se sabía: que este equipo de los Piratas es uno de los peores del momento con una racha que ya se extiende a 10 derrotas, tras haber caído seis veces ante los Cachorros de Chicago y tres más de manera consecutiva frente a los Cerveceros de Milwaukee.

Durante este periodo de 10 fracasos, los Piratas solo han anotado 23 carreras y dejado una línea ofensiva de .211/.296/.340 con 12 jonrones en 425 turnos, para no hablar ya que los lanzadores también ha tenido problemas con una efectividad de 6,02.

Un matemático, diría que por la teoría de las probabilidades ya era hora de que llegara un triunfo de los Piratas, pero los números fríos no podían explicar el deseo de que la actuación de Garrett no pasara a la historia como una derrota.