Marisol Echegoyen. Revolución de talentos en medio de un desastre mundial
Ya hace más de 365 días que el mundo se dividió en dos tipos de personas. Los que pusieron en pausa su vida en espera de retomarla para ‘cuando la pandemia acabara’ y los que decidieron cerrar todo un capítulo y sentar las bases de lo que será un nuevo mundo que se parece al que muchos al que conocimos, pero no es igual. Marisol Echegoyen pertenece a los segundos.
Con 27 años de edad, esta egresada del Berklee College of Music (Boston, Massachusetts) decidió que no podía nadar en la incertidumbre y a la espera de que todo regresara a la ‘normalidad’ como miles de millones en el planeta siguen haciendo. Todo lo contrario, aprovechó su experiencia en la música para emprender el proyecto que definirá su carrera musical y mostrará a muchos el camino de cómo seguir adelante cuando los indicadores económicos y el entorno social son desalentadores. En otras palabras, cómo crear en medio del desastre.
Desde Los Angeles, California, su lugar de residencia, ha hecho malabares para concretar la grabación de un disco que además se inscribe en la apertura de un nuevo género que definen como Mexican Fusion, aunque en realidad estamos ante algo tan novedoso que aún no tiene un nombre oficial.
Así es como Balam (jaguar, en maya), el grupo que ha formado con Nirupam Pratapgiri (él es originario de la India, ella, de Ciudad de México), ha tomado elementos que antes no habían encontrado un punto de encuentro para interpretar música tradicional mexicana y latina, incluidos temas en lenguas originarias, como el náhuatl, con Marisol en la parte vocal.
“No voy a negar que extraño mucho lo que hacía antes de todo esto. Sobre todo dar conciertos en vivo, impartir clases presenciales de música e interpretación y las colaboraciones que llegábamos a hacer con otros músicos. Pero es como si el mundo se hubiera preparado a lo largo de los años para afrontar algo así y llegamos a un punto de la tecnología en que todo eso que mencioné no lo hemos perdido, sino que lo hemos adaptado a situaciones remotas que incluso nos han favorecido en alcance. Ahora nos ve gente que antes no nos había escuchado si no asistía a vernos en vivo”.
Graduada con especialidad en Film Scoring y Voice Performance, ha colaborado en proyectos con la Orquesta de Jazz del Lincoln Center de Nueva York y ha dado soporte vocal en videos musicales y producciones fílmicas. La idea de lanzar su propio proyecto artístico fue lo que motivó su mudanza a la ciudad californiana, donde se concentra el grueso de la industria musical tanto en talento como tecnológicamente.
“Lo que tratamos de hacer con este disco es que las generaciones de jóvenes, sobre todo los conocidos como centennials o Gen Z, conozcan esta otra cara de la música tradicional mexicana con tintes modernos. Si Rosalía lo hizo con el flamenco, nosotros queremos hacerlo con las lenguas originarias, sin importar incluso si hablas o no español ”.
De esta forma, con un proceso netamente serio basado en investigación, traducción, composición y arreglos, el disco se inscribe no solo como una fusión de estilos, sino como un proyecto de difusión y preservación de lenguas que de otra forma terminarían perdiéndose. Basta escuchar la versión en náhuatl que ha hecho de La Llorona para notar que con este proyecto vendrá un antes y un después.
El productor musical de este disco es Álex Leiva, quien ha trabajado con ganadores del GRAMMY como Wynton Marsalis, Javier Limon y Phil Wilson y se espera que sea lanzado en este 2021, quizás cuando todo el desastre haya pasado. O quizás no.
Eso no importa, porque Marisol Echegoyen y Balam pertenecen al grupo de personas que no se quedaron a esperar el regreso de su antigua vida, sino que iniciaron una nueva con lo que sabían, con lo que tenían e inventando nuevos métodos de colaboración que servirán de ejemplo al nuevo mundo que acaba de nacer tras pasar una pandemia. Y todo gracias a que los que decidieron crear en medio del desastre.