Maduro organiza elecciones presidenciales contra 11 rivales fáciles de vencer
El régimen venezolano cerró a la medianoche del lunes el registro de candidaturas para las elecciones presidenciales de julio sin permitir que la principal líder de la oposición, María Corina Machado, ni su sustituta, pudieran hacerlo, creando así las condiciones para que el gobernante Nicolás Maduro pueda ganar pese a que tiene una popularidad de un solo dígito.
Maduro, quien fue acusado por Estados Unidos y otros 50 países de robarse las elecciones presidenciales del 2018, competirá ahora contra 11 candidatos poco conocidos, y algunos de ellos que generan poca confianza, quienes pasarían a dividirse entre ellos el voto opositor.
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El régimen había anunciado previamente que no permitiría que Machado participe en las elecciones. La opositora, que según la mayoría de las encuestas derrotaría fácilmente a Maduro con hasta el 70% de los votos, había nombrado el viernes a una profesora universitaria poco conocida, Corina Yoris, para que se postulara como su sustituta, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el régimen, no le permitió registrarse.
Los 11 candidatos designados para competir contra Maduro el 28 de julio tienen indices de popularidad incluso inferiores a las de Maduro, quien obtendría un 9% de los votos según las últimas encuestas.
Entre los 11 candidatos, la figura más conocida es el gobernador del Zulia, Manuel Rosales, quien perdió las elecciones presidenciales en 2006 contra el presidente Hugo Chávez.
Rosales, que encabeza uno de los cuatro partidos de oposición más grandes de Venezuela, logró registrar su candidatura el lunes, aunque su partido había estado respaldando a Machado, quien recibió más del 92% de los votos en una elección primaria celebrada por la oposición en octubre.
En un encuentro con periodistas, Machado cuestionó el martes la legitimidad de una elección en la que Maduro es la persona que elige a sus propios rivales, pero dijo que las acciones del régimen subestiman la voluntad de un pueblo que anhela un cambio político.
“Creo que lo que sucedió anoche al final acelerará la transición. Estas acciones son demasiado oscuras y grotescas y el país las rechaza profundamente. Y lo que nos queda ahora es seguir organizando nuestro movimiento social”, dijo Machado.
La mayoría de los analistas habían pronosticado que Maduro no iba a permitir que Machado entrara en la carrera electoral, dado que él tenía pocas posibilidades de derrotarla en unos comicios, incluso teniendo un férreo control con el Consejo Nacional Electoral, organismo acostumbrado a realizar elecciones sin ningún tipo de supervisión independiente.
Existe una larga historia de fraudes en las elecciones celebradas por el régimen.
En el ejemplo más reciente, un referéndum realizado a finales del año pasado para definir si Venezuela debería invadir Guyana contó con una participación de apenas 900,000 personas, según fuentes militares, en lo que contrasta con los más de 10 millones de electores que anunciaron las autoridades de Maduro.
El gobernante se apresta a medirse en las urnas en medio de una creciente tensión social, que en los últimos meses ha seguido acumulándose a pesar de que cerca de 8 millones de venezolanos ya han abandonado el país.
El abogado y profesor de ciencias políticas venezolano Orlando Viera Blanco dijo que hay millones en el país petrolero esperanzados en ver un cambio político este año y advirtió que estos podrían terminar por también irse al exilio si eso no sucede.
“La situación en Venezuela sigue siendo muy precaria y miserable, con niveles de pobreza superiores al 80%, y de pobreza crítica de 52%. Eso está alimentando la decisión de salir porque volvemos a tener una situación donde el 30% de la población está pensando en abandonar el país si no nos deshacemos de Maduro en este momento”.
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