‘Es una lucha por nuestra supervivencia’: Conflicto por canal en República Dominicana une a los haitianos
La joven maestra de Coral Springs dirigía un estridente autobús escolar entre vítores.
Pero el autobús no estaba en el sur de la Florida. Viajaba por el interior de Haití en dirección a la frontera con la República Dominicana y la gente en el autobús la vitoreaba mientras ella gritaba: “¡Vamos hacia el canal!”.
El autobús lleno de gente respondía a Bertrhude Albert, de 33 años, de pie en el pasillo con una camiseta roja y blanca que decía en creole “Nuestros maestros son héroes”.
Albert, mirando directamente a una cámara de video, anunció que se habían recaudado $18,597 en 12 horas para construir el canal en el noreste de Haití.
Luego, adoptando el lema del escudo de Haití, L’Union fait la force —En la unión está la fuerza—, Albert reunió a su equipo en un derroche de orgullo haitiano antes de gritar: “Vamos a construir ese canal”.
Al llegar al lugar, en la ciudad de Ouanaminthe, cerca de la frontera con la República Dominicana, Albert, de 33 años, se ató una bandera haitiana al cuello y recorrió el canal, escoltada por los dos equipos de seguridad que vigilan la enorme estructura, ahora en el centro de una crisis internacional por el acceso al agua.
“La unidad es inspiradora”, dijo Albert mientras las banderas haitianas ondeaban al viento y multitud de trabajadores, algunos de ellos de pie sobre bloques de concreto, excavaban una zanja con las manos desnudas.
El gobierno de la República Dominicana ha cerrado la frontera de 220 millas con Haití, quejándose del canal que los haitianos están construyendo en el río Dajabón, diciendo que está mal diseñado y que desvía agua vital para ambos países para el riego agrícola.
A medida que las posiciones de ambos países se endurecen, el conflicto reaviva tensiones centenarias entre los dos vecinos y enciende a los haitianos, incluso los que viven en el extranjero.
En la última semana, miles de haitianos, que comparten la isla de La Española con la República Dominicana, se han acercado al río para ver de qué se trata el alboroto y prestar su apoyo a la excavación del canal. Algunos trabajan mientras otros proporcionan suministros, y los haitianos que viven en el extranjero están recaudando y enviando dinero para ayudar a gente como Albert a apoyar el trabajo.
“Cuando fui ayer estaban construyendo el canal sin financiación y a crédito”, dijo. “De hecho, fui al lugar y pagué los materiales que consiguieron a crédito porque dijeron: ‘No podemos detener este impulso’”.
Como la mayoría de los haitianos, Albert, que salió de Haití cuando tenía ocho años y tiene un doctorado en educación agrícola por la Universidad de la Florida, ha estado siguiendo el conflicto, que llevó al presidente dominicano, Luis Abinader, a cerrar toda la frontera aérea, terrestre y marítima el viernes por la construcción del canal.
Albert dirige una organización sin ánimo de lucro con sede en Fort Lauderdale, P4H Global, que fundó para formar a maestros de todo Haití. Sentada en la oficina de la organización en Cabo Haitiano, se dio cuenta de que tenía que ir a la frontera y aportar lo que pudiera.
“Aunque solo fueran $300, quería dar mi contribución personal y verlo con mis propios ojos”, dijo, “porque sé que cualquier batalla que se libra por el progreso de Haití me pertenece y forma parte de mi historia”.
Tras informar a sus 50 empleados, ellos también quisieron unirse.
“Estallaron cantando y bailando, y empezaron a ondear la bandera haitiana”, dijo.
El grupo llegó a Ouanaminthe aproximadamente una hora después de subir a dos autobuses el martes desde Cabo Haitiano y documentar el viaje en sus redes sociales.
Lo que presenció, dijo Albert, fue algo más que la construcción de un canal. Es un movimiento.
“Somos haitianos y esta es nuestra batalla”, declaró al Miami Herald el miércoles, al día siguiente de su visita a las obras. “Sabemos que si podemos construir un canal hoy, podemos construir nuestra infraestructura mañana, podemos construir a nuestra gente mañana. Podemos construir nuestra nación mañana”.
Albert, que tiene muchos seguidores en TikTok e Instagram, dijo que hasta el miércoles por la mañana las donaciones para la construcción del canal habían ascendido a $53,313.
El río Dajabón, ubicado unas ocho horas al noreste de Puerto Príncipe, ha sido durante mucho tiempo una fuente de conflicto entre Haití y la República Dominicana, que comparten una historia contenciosa y tienen divisiones sobre raza, migración y conflictos fronterizos.
La disputa más reciente se remonta a 2021, cuando el entonces presidente Jovenel Moïse inició la construcción. La disputa estalló la semana pasada cuando Abinader amenazó con cerrar la frontera si no se detenían las obras. Las obras, dijo, no estaban autorizadas por el gobierno haitiano y eran realizadas por un grupo de ex miembros del Parlamento y otros funcionarios del gobierno.
El presidente dominicano congeló los visados para los haitianos, sancionó a los responsables de la construcción y cumplió su amenaza desplegando fuerzas militares dominicanas en la frontera terrestre para asegurar que los haitianos no pudieran cruzar.
Durante una presentación en Nueva York esta semana, donde asiste a la reunión anual de la Asamblea General de la ONU junto con el primer ministro haitiano Ariel Henry, Abinader continuó defendiendo el cierre de la frontera, describiéndolo como un ejemplo de cómo el gobierno provisional de Henry, que asumió el poder tras el asesinato de Moïse en julio de 2021, no tiene control sobre su propio territorio.
La postura de Abinader, junto con el anuncio del gobierno haitiano de que colaborará en la finalización del canal, ha suscitado temores en Estados Unidos y en los círculos de la ONU de que la disputa agrave la xenofobia contra los haitianos en República Dominicana y empeore la actual crisis interna de Haití. La intensificación de la violencia de las pandillas y los secuestros en el país ha obligado a casi 200,000 haitianos a abandonar sus hogares, la mayoría en Puerto Príncipe, la capital, y ha dejado a casi la mitad de sus casi 12 millones de habitantes sin alimentos suficientes.
Haití es el tercer socio comercial de la República Dominicana, después de Estados Unidos y Suiza. Haití importa al menos 25% de sus alimentos de República Dominicana, incluidos los almuerzos escolares para los alumnos de las escuelas situadas a lo largo de la frontera. Los hospitales de Haití también envían pacientes a la República Dominicana para recibir atención médica especializada contra el cáncer y otras enfermedades graves debido a la falta de médicos y a la imposibilidad de los haitianos de usar las carreteras a la capital controladas por las pandillas.
Diplomáticos se reunieron con Abinader y Henry esta semana, intentando persuadir a ambos para que encuentren una solución a la crisis. La ONU y los países de la región también han pedido una excepción al cierre de la frontera para la ayuda humanitaria.
Entre los que han participado en las conversaciones: el ex senador estadounidense Chris Dodd, asesor presidencial especial de la administración del presidente Biden para el continente americano, y el ministro de Asuntos Exteriores de la República Dominicana, Roberto Álvarez.
El miércoles seguía sin estar claro si se había habido algún avance.
Mientras Albert ha ido ganando apoyo por su asistencia a los constructores del canal, varios haitianos desde la Florida hasta Canadá han creado páginas de GoFundMe para recaudar dinero para ayudar en la construcción. Al menos dos personas en la Florida, una en Tampa y otra en Poinciana, han abierto páginas, y esta última dice que se asoció con uno de los miembros haitianos que fue sancionado por el presidente dominicano.
Albert, quien habló con algunas de las personas involucradas en la construcción y planea visitar a los agricultores de la zona el jueves, dijo que no ve que la estructura del canal se detenga.
“Uno de los líderes de la construcción del canal dijo ayer que esto es una revolución agrícola, no se trata solo de construir un canal. Se trata de nuestra agricultura, y los alimentos son la vida de una nación”, dijo Albert.
Como maestra, Albert dijo que siempre ha promovido la paz y la armonía con República Dominicana, que una vez fue gobernada por Haití durante 22 años a principios del siglo XIX. Y aunque sigue creyendo en la armonía, el canal está adquiriendo un mayor simbolismo y significado para los haitianos, que están encontrando la unidad en el conflicto.
“Sabemos que la relación entre República Dominicana y Haití ha sido difícil y tensa, por no decir otra cosa, y si nos fijamos no es una coincidencia que esto ocurra en el río Dajabón”, dijo.
Mientras que para los dominicanos el río es el escenario de una sangrienta batalla entre colonizadores españoles y franceses, que le dio su nombre, para Haití es el lugar donde el dictador dominicano Rafael Trujillo masacró a miles de haitianos durante cinco días en 1937.
“Los retos que nuestro pueblo ha enfrentado a lo largo de los años, el racismo, las posturas contra los haitianos que han asolado a nuestro pueblo a lo largo de los años, ver que esto está ocurriendo en el río Dajabón está ahí”, dijo Albert. “Es una lucha por nuestra supervivencia”.