La lucha política contra Putin no puede ser clandestina, según política rusa

Moscú, 15 mar (EFE).- La rusa Yekaterina Duntsova, la única mujer que intentó desafiar a Vladímir Putin en las elecciones presidenciales, aseguró a EFE que la lucha política contra la vertical de poder del Kremlin no puede ser clandestina.

“Desde el otro lado nos preguntan: '¿Por qué ustedes no salen a la calle, por qué callan, por qué no celebran mítines, por qué no derrocan el poder?' (...) Yo respondo que desde la cárcel no podremos hacer nada”, comentó por videoconferencia esta periodista de formación.

Duntsova, a la que la Comisión Electoral Central no inscribió, lo que le impidió recolectar las firmas necesarias para concurrir en las presidenciales, fue uno de los pocos políticos que acudió a los funerales del líder opositor, Alexéi Navalni.

Cree que, como ella, la mayoría de rusos vivían en la oscuridad desde el inicio de la guerra en Ucrania, pero que tomaron "el primer trago de aire puro" con la actual campaña electoral, por lo que su misión ahora es mantener viva "esa comunidad".

"Las elecciones son como una gimnasia para la sociedad civil. Si no lo practicas, entonces no existirá la sociedad civil, ya que significará que nos hemos rendido. Hay que acudir a votar", subraya.

El cambio viene de abajo

Es consciente de que “no se puede detener la guerra desde arriba, ya que las decisiones las toman otros”.

“Debemos informar a la gente de que la política no es algo sucio, hay que participar en las elecciones, sea como candidato, observador, recolector de firmas o votante. Rusia sólo se puede cambiar implicando a la gente en lo que pasa en el país, no desde arriba, sino desde abajo”, asegura.

La palabra que más repite es “autoorganización”. Duntsova se metió en la política municipal hace quince años, fue elegida diputada y ahora intenta fundar un partido político, Amanecer, que defiende la paz, la libertad de expresión y la liberación de los presos políticos.

“No esperen a lo que diga el gobierno federal. Asuman su responsabilidad en sus regiones (....) El problema ahora es el nihilismo. La mayoría de rusos piensa que lo que ellos hacen no puede cambiar las cosas", dice.

Se opone a la vertical de poder impuesta por Putin, que comenzó con la eliminación de las elecciones directas de los gobernadores, “ya que no atiende las iniciativas de la gente y refuerza el pensamiento de que los ciudadanos no son nadie”.

"Estoy convencido de que la mayoría de los funcionarios rusos está absolutamente convencido de que todo va bien y que no se puede dejar que la gente haga preguntas o participe activamente, ya que son tontos. No entienden nada", asegura.

La lucha está en libertad

Duntsova cree que su papel es sacar a los rusos del “estado virtual” en el que viven, estructurar los chats e involucrarlos en la vida política, pero reconoce que no puede pedirle a sus partidarios que arriesguen sus vidas.

“Siempre les digo que tengan cuidado, que cuiden de sus familias. Que no den motivos para que los metan en la cárcel. El miedo siempre está presente. Es el instinto de conservación”, subraya.

Duntsova recuerda que “lo más importante es lograr la paz”, pero admite que en Rusia es "muy peligroso hablar" y simples declaraciones o acciones aparentemente sin importancia acarrean "largas penas de cárcel".

“Desde la cárcel seguro que no podremos construir una sociedad civil (...) Debemos luchar a favor de algo, no contra nada ni nadie”, afirma.

Y es que cree que el régimen de Putin "no durará mucho" y el anquilosamiento actual "conducirá tarde o temprano a una explosión social".

Miedo a una madre de familia

Está convencida de que la comisión electoral "se asustó" cuando vio que una mujer, con trabajo e hijos, se presentaba contra Putin, el defensor de la familia y la moral tradicional.

“Nadie me conocía (...) ¿De dónde viene? ¿Quién le apoya? No puede tratarse de una mujer joven con dos títulos universitarios, tres hijos y que cumple con todos los dogmas morales. No puede haber una oposición así”, comentó.

Como la televisión repite que “estamos rodeados de enemigos, la oposición también debe ser repulsiva”.

“No entendían que una persona normal quiera ejercer sus derechos. ¿Cómo es eso posible? Hay que ir a la administración presidencial. Prometer que te portarás bien, llegar a un acuerdo. Si no vas, es que seguramente llamarás a la gente a realizar acciones ilegales”, recalca.

Cree que en medio de la “tierra quemada” que es el panorama político ruso, la gente “quiere ver a alguien con el que identificarse, alguien nuevo, sin bagaje político negativo, que no tenga esqueletos en el armario”.

(c) Agencia EFE