La lucha denodada de los maestros peruanos para frenar la brecha educativa

Lima, 21 oct (EFE).- Comienza la jornada en la escuela Jorge Víctor Castilla de Lima. Aupada en los cerros y anclada en uno de los sectores más populares de la capital, sus alumnos juegan en un patio que ha estado desierto los últimos dos años, mientras sus profesores luchan por reducir la brecha desatada por la pandemia que los separa de los colegios de postín.

"Claro que sí, (la brecha) se ha incrementado. Por el contexto socioeconómico y donde se encuentra la institución, los padres priorizan la alimentación de sus hijos, las necesidades básicas, que adquirir otros recursos tecnológicos (para el estudio virtual) con los que sí cuentan estudiantes de otros distritos", explica a EFE la subdirectora de primaria de la escuela, Eliana Margot Díaz.

Díaz se guarda para el final la frase que define los dos años que han transcurrido en el Perú -el país con la mortalidad más alta del mundo por la covid-19- sin clases presenciales: Los alumnos de esos distritos "lo han tenido más fácil".

UN PROBLEMA HEREDADO

La brecha educativa no comenzó con la pandemia, pero, en un país marcado por la desigualdad, se disparó con la llegada de la covid-19, cuando los alumnos tuvieron que encerrarse en sus casas y recibir educación a través de unos instrumentos tecnológicos que, para muchos, era una quimera adquirir.

"La brecha es fuerte, sí, los niños no cuentan con recursos tecnológicos que pudieran apoyar, sumar a que su educación sea mucho mejor, pero los maestros en las aulas tenemos que hacer todo lo posible", explica Díaz.

Como ella, son muchos los que se remangan cada día y, armados de "voluntad, entrega, trabajo y compromiso", desarrollan sus estrategias para que los alumnos no sean conscientes de las carencias.

Y eso que el panorama puede ser desolador. La escuela a la que acuden cada día 565 estudiantes de primaria y 267 de educación inicial, tiene un ala entera cerrada porque amenaza con derrumbarse.

Para compensarlo, han tenido que adaptar espacios que inicialmente no estaban preparados para ello y han instalado barracones en los que los alumnos, guiados por profesores incansables, repasan las tablas de multiplicar, aprenden a dibujar o sobre las normas elementales de la gramática.

Para compensar la falta de presupuesto, su escuela, como la mayoría de las peruanas, cuenta con el apoyo de los padres de familia: "Ha partido de ellos al ver que sus niños no tienen otra institución educativa cercana".

LA NECESIDAD DE INVERTIR

Para comenzar a revertir esta situación y que estas escenas no se repitan por todo Perú, Zoila Guaylupo, que lleva casi tres décadas dedicada a la formación de docentes y que, desde 2020, ha trabajado con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), cree que la única receta es incrementar el presupuesto.

"Teníamos uno de los más bajos presupuestos hasta el año pasado. Si bien este Gobierno ha aumentado el presupuesto para el sector educación, no se da abasto. Tenemos mucha demanda", explica.

Por eso considera que es necesario invertir, "por lo menos el 5 % del PIB para poder decir que Perú está tratando de mejorar la calidad educativa".

"Con la pandemia se ha agudizado más nuestra situación. Si tuviéramos que participar este año o el siguiente en la prueba PISA serían nefastos nuestros resultados, sobre todo, en (educación) básica (...) Ha habido un retroceso y estamos en América Latina (probablemente) en el último lugar", comenta.

Por eso, reclama la "fuerza de unir todos los estamentos políticos, sociales y hasta religiosos" para que todos hablen "un mismo lenguaje" que promueva la instrucción y se apueste por la calidad educativa.

Eso sí, Guaylupo tiene claro que para eso tiene que invertirse el orden actual del compromiso que hay hoy en la educación que "va de abajo a arriba" y "no viene desde las políticas firmes", sino desde los docentes en el aula.

Entre tanto, y como muestra de la veracidad de esas palabras, Díaz y sus compañeros siguen trabajando día a día para que sus alumnos puedan seguir jugando y la grieta de desigualdad no se incremente.

Tal vez por eso, la subdirectora se despide con una frase que resume una jornada más en su oficina: "A la fecha, con apoyo y compromiso de todos los que conformamos la comunidad educativa, estamos sacando adelante la educación de nuestros niños".

Gonzalo Domínguez Loeda

(c) Agencia EFE