Los mexicanos en Europa: un año más entre garbanzos de a libra, decepciones y promesas

Mexicanos en Europa terminarán ciclo futbolístico sin grandes sobresaltos. (ANP via Getty Images)
Mexicanos en Europa terminarán ciclo futbolístico sin grandes sobresaltos. (ANP via Getty Images)

Llega el fin del año futbolístico y es pertinente evaluar el desempeño de los jugadores mexicanos en Europa. Cada vez hay menos y los resultados que se consiguen tampoco son para echar campanas al vuelto. En Inglaterra, a pesar de no llevarse ningún título, Edson Álvarez completó una temporada sólida con el West Ham United. Su año debut en Premier League se saldó con una idea general: bien podría jugar en un club de mayor nivel. Habrá que tener paciencia.

Guillermo Ochoa y César Montes sellaron su tercer y segundo descenso, respectivamente. Para el portero, no parece haber futuro en Europa: ya en los últimos meses tuvo que ver los partidos desde el banco de suplentes. Su edad, 39 años a cumplir el próximo julio, hacen difícil que otro equipo le contrate en Europa. Tampoco jugará la Copa América, una vitrina que siempre se toma en cuenta incluso para jugadores veteranos. Montes aún podría tener espacio, pero resulta preocupante que en dos años haya descendido dos veces, con Espanyol y Almería, ambos en España.

Santiago Giménez sigue siendo un garbanzo de a libra si se habla de delanteros. Los ojos de la prensa mexicana estarán sobre él en el siguiente mercado de pases para saber si se consolida alguna partida hacia un club de mayor relevancia. Lozano no brilló en el PSV como se hubiera esperado después de un aclamado regreso. Orbelín Pineda definirá el título de Grecia en la última fecha y Luis Chávez fue elegido mejor mediocampista de la Liga Rusa: hay valor en sus campañas, pero no dejan de ser dos ligas de segundo plano.

Jorge Sánchez obligó a que el Porto haga válida la opción de compra al Ajax (por minutos jugados), pero no mostró un nivel destacable. Johan Vásquez y Julián Araujo tienen opciones para el futuro: cumplieron en Genoa y Las Palmas. No son superestrellas, pero su camino está bien cimentado. Por otro lado, Raúl Jiménez vive el ocaso de su carrera entre la irregularidad y la experiencia: sigue demostrando por qué fue tan valioso en algún momento, pero le cuesta marcar diferencia en términos reales.

Lo más preocupante es que todo esto se ve reflejado en el nivel de los jugadores cuando disputan partidos con la Selección Mexicana. Hoy México no tiene grandes referentes en Europa. Y los que están viven condicionantes: todavía no explotan, ya tuvieron muchas oportunidades o de plano sus días allá están contados. Para tener una selección que figure entre las mejores del mundo, es necesario contar con una base de jugadores, que no todos, jugando al máximo nivel. Hoy México no la tiene y no se ve cómo vaya a cambiar eso ni siquiera a largo plazo (ya no si diga pensando en el Mundial de 2026).

El futbol del más alto prestigio no está en la Liga MX, sino en Europa y ahí la realidad no puede ser más dura para los jugadores mexicanos: no están en los mejores equipos y quienes tienen actividad tampoco brindan los argumentos suficientes para pensar que puedan ser figuras a corto plazo. Los mercados más atractivos siguen siendo otros (argentinos, brasileños y colombianos).

Contra eso no hay mucho que hacer por el momento y eso pasa porque no existe estrategia alguna para exportar más y mejores jugadores. Básicamente, los que lo hacen es porque lo pelean: tienen la voluntad de jugar allá y terminan lográndolo aunque sea después de muchos baches —como fue el caso de Luis Chávez, que debió comprar su propia carta para que Pachuca le dejara salir—. Pinta duro el porvenir.

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