¿Cómo llevamos el cumplimiento del ODS6: Agua Limpia y Saneamiento?
Uno de los parámetros que analiza la astrobiología para la búsqueda de vida extraterrestre es la presencia de agua en los exoplanetas. El agua desempeñó y desempeña un papel trascendental en el origen y desarrollo de la vida en nuestro planeta; pero desafortunadamente, es cada vez más un bien escaso.
Los cambios en el régimen de precipitaciones con períodos de sequía más prolongados y acelerados por el cambio climático, junto con un mayor consumo per cápita a nivel mundial, han supuesto un aumento en el número de países con dificultades para abastecer adecuadamente todas las actividades humanas.
La ONU definió en el 2015 la Agenda 2030, dedicando uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible al “Agua Limpia y Saneamiento” (ODS6). Además, incluyó una serie de indicadores a monitorizar para conseguir las metas del ODS6 y, por tanto, el éxito o no de las acciones que los diversos países y sociedades están llevando a cabo.
Acceso a agua potable (meta 6.1)
Se considera que una persona tiene acceso a agua potable si su fuente está a menos de 1 km y si, por lo menos, se pueden garantizar unos 20 l por persona y día.
Bajo esta premisa, unos 2 000 millones de personas en el mundo (el 27 % de la población mundial) no tienen acceso a agua potable sin riesgos, porcentaje que se ha incrementado en un 1 % con relación al año 2020. En el África subsahariana, esto supone un problema de supervivencia, ya que solo un 24 % de la población tiene acceso a agua potable.
Tratamiento de aguas residuales (meta 6.3)
No tratar el agua residual supone no solo un serio problema de salud pública debido a la propagación de enfermedades infecciosas como la fiebre tifoidea o el cólera, sino también una contaminación ambiental de las cuencas con vertidos de materia orgánica y nitrogenada.
Además, desde un punto de vista de la economía circular, la ausencia de tratamiento de aguas residuales supone la pérdida de recursos materiales y energéticos, comenzando por la reintroducción en el ecosistema de agua regenerada. Para el bienio 2020-2022, el porcentaje de aguas residuales tratadas a nivel mundial ha subido un 2 %, pasando del 56 al 58 %.
En España, un 79,90 % de las aguas domésticas son tratadas adecuadamente. Este dato es significativamente inferior a la media para América del Norte y Europa (86,48 %). Se encuentra también en el rango inferior con relación a los países del sur de Europa (Francia, 87,94 %; Grecia, 89,68 %; Italia, 70,22 %; Portugal, 87,51 %), y notablemente inferior a los porcentajes que alcanzan los países del norte de Europa (Alemania, 98,96 %; Dinamarca, 98,79 %; Países Bajos, 99,79 %; Suecia, 96;98 %).
Eficiencia de los recursos hídricos (meta 6.4)
Ser eficaces significa conseguir un determinado objetivo, pero ser eficientes implica alcanzarlo mediante una optimización mínima de los recursos. Así, podemos acabar con una mosca mediante un cañonazo o un matamoscas, y en ambos casos seremos eficaces si realmente no se nos escapa, pero solo eficientes en el segundo caso.
Así, el indicador que monitoriza esta meta es la relación entre el valor añadido y el volumen de agua utilizada (18,9 $/m³ en 2020, esto es, aproximadamente 16,6 €/m³). A este valor afectan, entre otros, el coste de potabilización y el de tratamiento de aguas residuales.
La norma ISO 14045:2012 (estándar internacional de certificación sobre la gestión de la ecoeficiencia) permite la representación esquemática de un sistema considerando el eje económico y ambiental de la sostenibilidad.
En la figura que sigue a este párrafo se representan la ecoeficiencia de diversas estaciones depuradores de aguas residuales (EDAR) españolas considerando el coste de agua tratada y la huella de carbono de cada una de ellas. Siendo sistemas análogos, existe un espectro amplio de funcionamiento y, por tanto, de mejora
A pesar de que la falta de agua es el segundo problema que más preocupa a los europeos tras el cambio climático, tenemos un largo camino por recorrer. Contamos con la voluntad y preocupación de la sociedad y los conocimientos de ciencia y tecnología necesarios. Solo queda acompasar las prioridades de la agenda política para de verdad conseguir los retos marcados para un planeta realmente azul.