El engaño que lleva a enfermos de covid-19 a no creer que el coronavirus existe aún en estado crítico

La tragedia de la pandemia de covid-19 tiene un desolador correlato: la tragedia provocada por la ingente desinformación y teorías conspirativas que se han propagado sobre esa enfermedad, con frecuencia desde la misma Casa Blanca, y que han provocado mayores riesgos de contagio y enorme sufrimiento entre quienes han contraído el coronavirus y sus familias.

Un ejemplo de la persistencia de esa desinformación y de sus perturbadores efectos lo ha ofrecido la enfermera Jodi Doering, quien atiende pacientes graves de covid-19 en Dakota del Sur.

La pandemia de covid-19 ha sido devastadora, con más de 11 millones de casos registrados y casi 250,000 muertes en Estados Unidos. (Getty Creative)
La pandemia de covid-19 ha sido devastadora, con más de 11 millones de casos registrados y casi 250,000 muertes en Estados Unidos. (Getty Creative)

En una serie de tuits, ella cuenta cómo en ocasiones atiende a enfermos de esa enfermedad que, pese a estar en peligro de muerte, aún así no creen que el coronavirus exista y repiten mentiras y distorsiones que se han propagado como una pandemia paralela.

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“Tengo una noche libre del hospital. Mientras estoy en mi sofá con mi perro, no puedo sino pensar en los pacientes de covid de los últimos días. Los que sobresalen son esos que aún no creen que el virus es real. Esos que te gritan [exigiendo] una medicina mágica y que Joe Biden va a arruinar a Estados Unidos. Todo ello mientras jadean para respirar…”, cuenta Doering en alusión, presumiblemente, de pacientes que han creído los equívocos y mentiras de Donald Trump y su entorno sobre la inexistencia del virus, el desdén a las medidas para prevención del contagio, supuestas panaceas contra el covid-19 (como fue el caso de la hidroxicloroquina) o las estigmatizaciones y distorsiones sobre sus rivales políticos.

La enfermera Jodi Doering atiende pacientes graves de covid-19 en Dakota del Sur. (Twitter / Jodi Doering)
La enfermera Jodi Doering atiende pacientes graves de covid-19 en Dakota del Sur. (Twitter / Jodi Doering)

“Ellos te dicen que debe haber otra razón de su enfermedad. Te insultan y te preguntan porque debes vestir todo esas ‘cosas’ [el equipo de protección personal] si ellos no tienen covid, porque este no existe. Sí, esto realmente sucede. Y no puedo dejar de pensar en ello”, continuó Doering en su cadena de tuits.

Para Doering, a juzgar por su desolador testimonio, muchas personas han sido intoxicadas de falacias y teorías conspirativas a un grado tan grave que no aceptan la realidad ni siquiera cuando la sufren en carne propia, y quizá solo caen en la cuenta de ello cuando ya es demasiado tarde.

“Estas personas realmente piensan que esto no les va a suceder a ellos. Y entonces dejan de gritarte cuando son intubados. Es como una maldita película de horror que nunca termina… Simplemente regresas y lo haces todo de nuevo. Eso es lo que haré por las próximas tres noches. Pero esta noche somos yo y Cliff [su perro] y helado de oreo. Y, qué irónico, tengo mi suéter de “casa”. La Dakota del Sur que yo amo me parece tan lejos en este momento”, concluye Doering con una mezcla de enojo, nostalgia y resignación.

Algunos en Twitter han dudado de lo que Doering comentó en sus mensajes y otros acusan a Trump y su entorno de haber propagado desinformación que ha calado tan hondo, en detrimento de la sociedad en general pero, también, de quienes como los pacientes citados por la enfermera serían fervientes seguidores del presidente.

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¿Cuántas personas se contagiaron de covid-19 porque creyeron en las falsedades sobre la inexistencia del coronavirus y evitaron protegerse debido a la politización de las medidas básicas para contener la pandemia que han fluido de Trump y su entorno? ¿Cuántas vidas se habrían salvado si tales mentiras y distorsiones no hubiesen tenido lugar y en su lugar se hubiese dado una mayor labor de concientización sobre la pandemia y cómo contenerla?

Mientras la pandemia arrecia, esa desinformación persiste y por ello resulta imperativo neutralizarla con información basada en el dato científico y con una actitud a la vez activa y compasiva para frenar el contagio, proteger a las personas y atender a los enfermos.