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La profecía apocalíptica sobre el agua en Nuevo León que ocultó lo más importante

MONTERREY, NUEVO LEÓN, 21JUNIO2022.- La escasez de agua continúa en la zona metropolitana de Monterrey. Ciudadanos optan por acudir a los ríos para obtener agua, así mismo pipas de la comisión de Agua y Drenaje reparten agua potable gratuita en las colonias más afectadas. FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL / CUARTOSCURO.COM
MONTERREY, NUEVO LEÓN, 21JUNIO2022.- La escasez de agua continúa en la zona metropolitana de Monterrey. Ciudadanos optan por acudir a los ríos para obtener agua, así mismo pipas de la comisión de Agua y Drenaje reparten agua potable gratuita en las colonias más afectadas. FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL / CUARTOSCURO.COM

Nuevo León padece una crisis por el agua que ya bordea los límites de la desesperación. Pero el problema, se sabe, no es nada nuevo y desde hace mucho tiempo hay voces de diferentes ámbitos que han alertado sobre los problemas que hoy muchos apenas comienzan a ver. Alfonso Martínez Domínguez, gobernador de ese estado de 1979 a 1985, dio su pronóstico acerca de una potencial escasez de agua.

En una entrevista con el periodista Gilberto Marcos, la cual data de 1984, el entonces mandatario estatal habló sobre la presa Cerro Prieto, que iba a inaugurar el presidente de México, Miguel de La Madrid, y cuyo fin sería recibir una mayor cantidad de agua para todos los neoleoneses. “De ahí en adelante vamos a tener agua”, aseguró Martínez Domínguez.

A pregunta expresa del entrevistador, el exgobernador se atrevió a lanzar un augurio sobre por cuánto tiempo existiría bonanza en términos acuíferos: “Hay agua, habrá agua en Monterrey. Ganamos la batalla del agua. Hasta el año 2010, 2020, si la usamos razonablemente”. En su evaluación, condicionó la prosperidad futura al crecimiento de la población: “Monterrey no debe crecer más allá de 3 o 4 millones de habitantes. De lo contrario, volverá a haber una crisis de agua y habría que traerla de lugares muy lejanos y precios muy altos”.

Martínez Domínguez, muy al estilo del PRI más rancio, no pudo evitar unos cuantos juicios moralistas que, a su parecer, eran el motivo de que el agua corriera el riesgo de ser explotada. “(Hay que tener) una planificación familiar consciente y responsable. Desde el punto de vista religioso, es más grande el pecado de echar hijos al mundo para que sean limosneros, carne de cañón o delincuentes. Somos ahora 75 millones de habitantes (en todo el país). Imagínese usted en 20 años, que seamos 110 millones de habitantes, ¿en dónde va a haber agua?”, valoró.

Sin embargo, más allá del carácter profético del exgobernador fallecido en 2002, hay un factor responsable de la actual crisis, y de todas las futuras, que esquivó con mucha habilidad: la explotación del subsuelo que hacen empresas refresqueras y cerveceras. Ya desde entonces las empresas gozaban de una complacencia institucional plenamente arraigada, y era normal, pues Cervecería Cuauhtémoc opera en Nuevo León desde 1890, y Topo Chico, gigante de la industria refresquera comprado en 2017 por Coca-Cola, lo hace desde 1895.

Todo parece repetirse cíclicamente. Jaime Rodríguez Calderón, ex gobernador del Estado de 2015 a 2021, impuso multas a las personas que malgastaran el agua, pero mantuvo distancia con los emporios que explotan este recurso natural. En agosto de 2018, el investigador y activista Antonio Hernández dio una entrevista a Milenio en la que hizo un fuerte reclamo a las empresas refresqueras y cerveceras que explotan al agua sin ninguna consecuencia: según una investigación suya sustentada con cifras de la Conagua, entre las empresas Cuauhtémoc, Coca-Cola y Topo Chico sumaban un total de 35 aprovechamientos subterráneos en Nuevo León.

Coca-Cola, una de las tres refresqueras con más presencia en Nuevo León. (Getty Images)
Coca-Cola, una de las tres refresqueras con más presencia en Nuevo León. (Getty Images)

Hernández hizo una comparación que le quita validez a la teoría de la planificación familiar y demuestra dónde radica el verdadero problema: una persona normal usa 137.97 metros cúbicos de agua al día, mientras las empresas explotan un total de 10,110,962 metros cúbicos anuales. Por lo tanto, la cantidad que esas empresas gastan sería suficiente para que 73 mil personas pudieran usar agua durante un año entero. El mismo diario, Milenio, había realizado una investigación en ese año en la que se demostraba que la Cuenca del Río Bravo tenía una sobreconcesión, pues las empresas embotelladoras contaban con hasta 80 mil títulos de explotación.

Samuel García ha estado en el ojo del huracán por la actual sequía de agua en el Estadio que gobierna. REUTERS/Daniel Becerril
Samuel García ha estado en el ojo del huracán por la actual sequía de agua en el Estadio que gobierna. REUTERS/Daniel Becerril

Samuel García puede fingir toda la amnesia que quiera, y prometer que tiene su visión puesta soluciones a largo plazo (el plan maestro de su gobierno tendrá efectos perdurables hasta el 2050, según ha dicho), pero en este momento ninguna promesa futurista bastará para calmar el enojo de una sociedad que ya ha visto el cinismo con el que García puede quitarse un problema de encima como quien se quita una basurita del saco. Vista la inmensa explotación que las embotelladoras hacen del agua, hasta la medida de retirarle 2 millones de litros a Heineken (que forma parte de Cervecería Cuauhtémoc) parece ridícula. Y más porque el mandato solo se dio debido a que “no usan” esa cantidad.

Entonces, si sí la usarán, seguirán siendo libres de explotar recursos naturales a su antojo. Quizá en treinta años toque recordar a Samuel García como aquel gobernador que juró que para esa época todo estaría bajo control. Y vaya que evidencias fílmicas y fotográficas habrá de sobra.

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