La bomba de tiempo que estallará en el próximo gobierno de la CDMX

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Algo extraordinario está pasando en la Ciudad de México. Es una bomba de tiempo. El actual Jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, reconoció que en la capital existe el narcomenudeo, el trafico de armas y la delincuencia organizada y mantiene vínculos con los cárteles que operan en los estados de Jalisco, Guerrero y
Morelos.

Es la primera ocasión que el titular del ejecutivo en la CDMX acepta este problema. Los anteriores jefes de gobierno en todas las ocasiones lo negaron de manera insistente, argumentando que la capital estaba “blindada” y que éste era un tema de competencia federal.

Al respecto, José Ramón Amieva comentó que “Ya sabía desde hace dos meses que existían estos grupos delincuenciales que se dedican al narcomenudeo. Tenemos conocimiento de que han sido vinculados o relacionados con otros grupos que ejercen el narcotráfico a nivel nacional, hemos hablado de estos grupos de Jalisco, de Guerrero y de Morelos que proporcionan droga, que
proporcionan armas”. (Impacto 20 de junio de 2018)

Desde hace algunos meses las autoridades de la CDMX reconocieron que se lleva a cabo una disputa entre narcomenudistas por el control de la zona sur de la ciudad y por la distribución en otras zonas, como el oriente y centro, donde operan los cárteles de Tláhuac y los grupos Unión Tepito y Fuerza Antiunión Tepito.

El pasado fin de semana fueron esparcidos los cuerpos desmembrados de unos hombres, en el Puente de Nonoalco en la avenida Insurgentes centro. Cerca colgaba una manta con el mensaje “la limpia ha empezado”.

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El mensaje admite más de una lectura. La obvia es la que se dirige a los adversarios de estos criminales, con los que disputan el territorio, pero también es un aviso para decir a los ciudadanos que están en la CDMX, que son parte de la realidad actual y que están activos en las calles, por último, es un recordatorio a las autoridades para que dejen de negar lo evidente y terminen con la negación de está realidad, que las rebasó desde que no admitieron su existencia.

La actividad de los narcomenudistas había dejado de enero a mayo 123 ejecuciones en la CDMX a las que habría que sumar los diez muertos del Centro e Iztapalapa de esta semana. La violencia es percibida en todas las zonas de la ciudad, sus habitantes son víctimas, con frecuencia creciente, de robos y extorsiones. Los espacios protegidos son insuficientes y los sitios para diversión y
esparcimiento, en particular los nocturnos, son de alto riesgo.

Recientemente se llevó a cabo un operativo en algunos restaurantes de la Colonia Condesa. En la carpeta de investigación se informa que “el personal de seguridad, meseros, garroteros, personas que cuidan los baños, personal de limpieza”, se dedicaban a vender droga.

El propietario de uno de los restaurantes demostró que a su personal no lo habían detenido en posesión de drogas. Según los agentes de policía “las dosis habían sido encontradas en la barra, los baños, la tarja y el guardarropa.” Los propietarios de los restaurantes comentan que los narcomenudistas “trabajan” a las puertas de sus negocios, coludidos con la policía. (El Universal, 21 de junio de 2018)

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La tendencia histórica de parte de las autoridades ha sido negar la existencia de la delincuencia organizada en la CDMX, ahora su actividad y la difusión que se da en los medios a los crímenes que cometen, obligó a los gobernantes a aceptar su presencia.

Es una realidad que la capital del país está asediada por la delincuencia, que también opera en otras entidades. En el futuro próximo la CDMX tendrá nuevo gobierno, quien alcance el poder deberá enfrentar con fuerza, pero sobre todo con inteligencia, a la delincuencia organizada si no quiere que la violencia continúe amenazando la vida de los ciudadanos.

Estos hechos anuncian que cuando llegue el próximo jefe de gobierno encontrará la ciudad en medio de la violencia, con una policía poco confiable y bajo sospecha de estar coludida con la delincuencia organizada, con bandas delincuenciales que se matan por el control del mercado de consumo de drogas.

Combatir la corrupción será insuficiente, se debe ir a fondo y desmantelar todas las vinculaciones de la delincuencia, lo que incluye a las que operan desde dentro del gobierno. La ciudad está en crisis, pero puede empeorar.

La esperanza no es mucha porque los más perfilados a alcanzar el poder vienen de la tradición de negar lo obvio y, esta actitud, permitió el crecimiento del mercado de consumo de drogas que se disputan los delincuentes.

“El 8 de mayo pasado, Claudia Sheinbaum llegó a un mitin a Tepito a bordo de una motoneta, portando un casco. La candidata compartió las imágenes en su cuenta de Twitter, y en una aparece un sujeto que 11 días después fue capturado por policías capitalinos y, posteriormente, vinculado a proceso acusado del delito de narcomenudeo en posesión simple.” (24 Horas, 20 de junio de 2018)

Mantener relación desde el poder, con la delincuencia organizada, podría ser el camino para regresar la paz a la capital, esa parece ser la tendencia. Ya veremos si más bien no se trata de una bomba de tiempo.