Juan Méndez, experto argentino de la ONU: “Hay una involución de los derechos humanos en el fenómeno migratorio”

Migrantes rescatados en el mar Mediterráneo, a su llegada a la isla italiana de Lampedusa, en 2023. (Zakaria ABDELKAFI / AFP)
Migrantes rescatados en el mar Mediterráneo, a su llegada a la isla italiana de Lampedusa, en 2023. (Zakaria ABDELKAFI / AFP) - Créditos: @ZAKARIA ABDELKAFI

ROMA.- Institucionalización de prácticas racistas, prejuicios, discriminación, abusos, maltratos, torturas, condiciones terribles en los centros de recepción de migrantes -virtuales cárceles, muchas veces sin agua, sin calefacción, donde sirven comida podrida-, sobrepoblación en las prisiones, donde aumentan los suicidios y donde se destaca una desproporcionada encarcelación de personas de origen africano.

Es el resultado de la primera misión que un equipo de expertos independientes de Naciones Unidas realizó en Italia con el objetivo de indagar sobre las violaciones de derechos humanos, especialmente en contra de personas de origen africano, por parte de las fuerzas del orden. Los expertos durante ocho días estuvieron en Roma, Milán, Catania y Nápoles, donde visitaron diversos centros de detención penal y administrativos, centros de permanencia y repatriación para migrantes, así como sedes policiales, donde hablaron con referentes de organizaciones civiles, jueces y fiscales.

La misión se dio en el marco del Mecanismo Internacional de Expertos Independientes para promover Justicia Racial e Igualdad en el Contexto de las Fuerzas del Orden, que fue creado en julio de 2021 por el Consejo para los Derechos Humanos de Naciones Unidas después del crimen de George Floyd. Hasta ahora, con la autorización correspondiente, los expertos realizaron cuatro misiones: Estados Unidos, Brasil, Suecia e Italia.

Juan Méndez, abogado argentino de 79 años experto en derechos humanos, que vive desde hace décadas en Estados Unidos -donde debió exiliarse tras ser torturado por la dictadura por defender presos políticos-, participó de esta misión en Italia. En una entrevista con LA NACION en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera, donde fueron presentados los resultados, Méndez, profesor de Derechos Humanos en el Washington College of Law de la American University, no ocultó su alarma por la involución en el respeto de los derechos humanos y de las leyes internacionales, sobre todo con respecto al fenómeno migratorio.

Juan Méndez
Juan Méndez - Créditos: @Elisabetta Piqué

-Parece que hay una tendencia mundial a percibir al extranjero como enemigo…

-Eso es cierto en los países del norte especialmente, en toda Europa y América del Norte, y es algo exacerbado por actitudes políticas que juegan demagógicamente con los sentimientos de la población. Pero desde nuestro punto de vista, esas razones, que pueden ser circunstanciales o de largo plazo, no justifican la violación de obligaciones internacionales del Estado. Obviamente, reconocimos en nuestro informe que Italia tiene un problema serio que no es de su creación, que es del flujo de gente que viene de todo el mundo, para entrar en Europa o quedarse en Italia y nosotros pensamos que es un problema importante, pero las soluciones tienen que estar enfocadas dentro de los parámetros que el derecho internacional y que los derechos humanos y de los refugiados escribe.

-Hablando del derecho internacional, 75 años después de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos parece que hubo un retroceso, una involución por lo que vemos que está sucediendo…

-En el tema migratorio ciertamente hay involución y no es solamente en Italia, obviamente, e incluso en las medidas de protección que el derecho internacional ofrece. En otras áreas el problema es que las violaciones de derechos humanos adquieren distinto cariz y distinta forma según cambian las circunstancias de la política internacional, siempre hay nuevas formas de violaciones, es una tarea que no termina nunca. Ahora, en cuanto al marco normativo del derecho internacional, afortunadamente no hubo todavía muchos retrocesos, pero hubo intentos de rebajar las protecciones contra la tortura en la lucha contra el terrorismo internacional... Pero por suerte los estándares internacionales no cambiaron. Lo que sí, se hace muy problemático encontrar formas de implementación. No cambian los estándares, pero sí desmejora la posibilidad de hacerlos cumplir.

-Usted planteaba como muy problemático este acuerdo migratorio que está haciendo Italia con Albania para que los migrantes que llegan a la península sean llevados a centros que se levantarán allí; el acuerdo entre el Reino Unido con Ruanda; y de Estados Unidos con México, que no es acuerdo sino imposición…

-Llamamos a los países a evitar esto de transferir migrantes a otras naciones porque es algo que pone en duda la responsabilidad que tiene el primer Estado que los recibe. No son automáticamente violaciones porque dependen de las condiciones y la duración del plazo, pero está claro que son medidas para desalentar la migración. Y eso es problemático porque todos los países tienen derecho a determinar quién entra y quién no entra, pero hay un marco normativo, que es la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 que prohíbe mandar de vuelta al migrante a un lugar donde pueda ser perseguido, eso para los que tienen derecho a pedir asilo. Por otro, aunque no tenga derecho al asilo, por la Convención contra la Tortura está prohibido absolutamente mandar a alguien a un lugar donde pueda ser torturado. Nosotros entonces tenemos la preocupación de que estos acuerdos si no están bien estructurados y bien protocolizados, pueden disminuir la responsabilidad del Estado receptor en sus obligaciones de respetar el principio de no retorno y el principio de dar a cada persona que pida asilo una oportunidad justa para reclamarlo y explicar por qué, y el principio de no discriminación por razones raciales, religiosas o de otro tipo. Creo que todas esas garantías se debilitan mucho cuando se crean estos convenios, como el de Italia con Albania, especialmente si estos significan que las personas que piden asilo van a estar meses y años esperando con privación de libertad.

-Estos centros se vuelven, de hecho, cárceles…

-Creo que la privación de libertad para una persona que no violó ninguna ley, que no cometió ningún delito, tiene que ser limitada a casos muy extremos. Pero no debe ser automática la pérdida de la libertad, porque eso termina siendo una forma de desalentar el pedido de asilo. Y con todos los conflictos que hay en el mundo tenemos muchas necesidades de proteger a las personas que huyen de la persecución.

-No sé si vio los videos de un chico italiano que fue arrestado en Miami, donde fue víctima de brutalidad policial…

-No vi las imágenes, lo escuché ahora, pero no me extraña. Nosotros tenemos un informe publicado ya por Naciones Unidas sobre nuestra visita a Estados Unidos y, claro, hay una gran diversidad de situaciones, creo que son 18.000 cuerpos de policía distintos que hay en Estados Unidos, pero que en algunos lugares de Estados Unidos estas cosas pasan, no me cabe la menor duda…

-Con su experiencia académica y visto que usted vive en Estados Unidos, ¿cómo juzga las protestas propalestinas en los campus universitarios de Estados Unidos y que también se difundieron por el mundo?

-Esto sale del mandato, pero como ciudadano argentino y norteamericano puedo contestar. Creo que lamentablemente el conflicto en Gaza está creando una situación en la que el derecho a la libertad de expresión puede estar conculcado. Creo que, por lo que he visto al menos, en su mayor parte las demostraciones en los campus universitarios han sido pacíficas. Y si hubo algunos problemas entre estudiantes de distintas facciones, propalestinos y proisraelíes, se pueden prevenir, sin violar el principio de la libertad de expresión. Creo que algunas universidades están dejándose presionar por sectores políticos de ultraderecha en Estados Unidos que, con la amenaza de pedir su renuncia, hacen que las autoridades terminen suspendiendo o expulsando a estudiantes que no han cometido ningún delito ni siquiera ninguna infracción a sus obligaciones como estudiantes. Eso me parece que es muy problemático y lo peor es que va a ir in crescendo porque como pasó en otros lados y como pasó en otros países, la protesta por lo que está ocurriendo en Gaza va a crecer.

-Usted que trabajó toda su vida en el tema de los derechos humanos, defensa de torturas, ¿cómo se siente en este mundo tan convulsionado?

-Me siento ciertamente frustrado de que, después de tantos años, siempre estoy empezando de nuevo y siempre encontrando nuevas razones para actuar. Pero también me siento reconfortado al ver que hay generaciones nuevas de gente que defiende sus propios derechos y los derechos de otros. Me parece que eso es una fuente de entusiasmo y de confianza en el futuro que no he perdido todavía.

-¿Ha vuelto a la Argentina últimamente?

-La última vez fui en mayo del año pasado, pero vuelvo todas las veces que puedo.

-¿Cómo ve la situación allí?

-Con mi sombrero de funcionario internacional prefiero no opinar de política, ni de mi país ni del país donde vivo, que es Estados Unidos. Pero sí me parece que es importante que de alguna u otra manera se protejan las conquistas que hubo en los últimos 40 y tantos años de democracia, empezando por mantener la vigencia de la política de memoria justicia y juicios por las violaciones cometidas por la dictadura militar. Y también que se proteja la expansión de derechos que se produjeron en las últimas décadas en cuestiones como la movilización popular, las manifestaciones públicas, pero también la igualdad de derechos de mujeres y hombres y las personas LGBT: todo eso es un acervo importante que la sociedad argentina obtuvo y espero que se mantenga.