Jimmy Butler tocó el cielo pero el quinteto cerrador del Heat igual estuvo a la altura

La actuación de Jimmy Butler el pasado lunes 24 de abril en el Juego 4 de la serie de primera ronda de los playoffs ante los Bucks, anotó 56 puntos, ha sido sin duda una de las más descollantes de la historia de la NBA.

No solo por superar la media centena de puntos, sino por el momento y sobre todo porque sucedió ante una de las mejores defensas de la liga.

Los 22 cartones en el primer cuarto para reducir a dos un déficit de 10 unidades y los 21 en el último parcial para ganar el juego fueron toda una proeza.

Por si fuera poco la defensa de Butler, marcó del 1 al 5, resultó igual de espectacular y se comió literalmente a los Bucks, pese a que finalmente pudieron contar con Giannis Antetokounmpo, quien jugó muy bien y terminó con un triple doble de 26 puntos, 10 rebotes y 13 asistencias, lo cual hace más loable la labor de Jimmy.

Y eso que desde el Juego 3 el sábado la estrella del Heat estaba cuestionable por un fuerte golpe en el glúteo. Butler no solo jugó sino que la rompió al encestar 19 de sus 28 disparos (3 triples en 8 intentos), más 15 de sus 18 tiros libres.

Pero si bien Butler tocó el cielo, esto fue posible porque el resto de los jugadores lo acompañaron, principalmente el quinteto cerrador que integró junto a Kyle Lowry, Duncan Robinson, Caleb Martin y Bam Adebayo.

Este grupo no solo remontó el marcador con un 13-0 tras pasar la mitad del último cuarto, sino que aseguró el triunfo cerrando con un 18-13, para de este modo ganar su segundo partido en casa en estos playoffs y poner la serie 3-1 favorable a Miami.

Robinson, quien tiene un gran IQ de basquetbol, luego de encestar tres triples en cuatro intentos consiguió estirar el piso para que entrase Butler.

Mientras, un Lowry más vivo que nadie dirigía el quinteto como un reloj con un diferencial de +18 que habla muy bien de su actuación, pese a que solo anotó tres canastas.

Martin fue la bujíay peleó todos los balones, defendió como un jabato y encestó a la hora buena, incluyendo dos triples. Rozó el doble-doble con 12 cartones y 9 rebotes.

Bam Adebayo, por su parte, tras batirse con el monstruo de dos cabezas que es Antetokounmpo, finalizó con 15 puntos y nueve rebotes.

Es bueno aclarar que Adebayo jugó este cuarto encuentro con una lesión en los isquiotibiales que sufrió en el Juego 3 y que le mantiene como cuestionable para este quinto desafío este miércoles en Milwaukee.

Aunque es muy probable que juegue, más esfuerzo no se le puede pedir.

Antetokounmpo también es probable que salga a la cancha en este Juego 5 contra el Heat, a pesar de lidiar todavía con una contusión en la espalda baja y pese a que terminó deshidratado en el encuentro del lunes en el Kaseya Center. Precisó de líquidos por vía intravenosa, razón por la que no pudo atender a los medios.

Al Heat le toca jugar ahora en el Fiserv Forum y no tendrá la energía de su arena. También sabe que no todas las noches Butler superará los 50 cartones y no siempre se gana con alineaciones pequeñas sobre todo porque ya no están ni Tyler Herro ni Victor Oladipo. Tendrán que ser otros lo que ayuden a completar la hoja de anotaciones.

Si Miami quiere ganar en Milwaukee este quinto juego tiene que salir a comerse a los Bucks, asfixiarlos en defensa y atacarlos con todo desde el principio del partido.

No será fácil, pero el quinteto de la Capital del Sol sabe que es peligroso dejarles vivos y luego esperar para ganar en casa el sexto desafío.

De imponerse el Heat sería la primera vez que un equipo que haya jugado el play-in avance a la segunda ronda, y la sexta ocasión en la historia de la liga que un equipo clasificado en 8vo lugar derrote al sembrado número uno.

La última vez que esto sucedió fue en el 2012 cuando los Sixers de Filadelfia vencieron 4-2 a los Bulls de Chicago.

Lo que si no hay duda es el club de Miami es otro cuando llega a los playoffs.

Pareciera que está en su hábitat natural, disfrutando los juegos y son otros los que se mantienen asustados con su presencia.

A los favoritos Bucks, acorralados, no les queda otra que salir a por todas por lo que se espera un vibrante choque.