El perverso inadvertido y una sociedad que se sorprende de sí misma: cómo tal monstruo estaba tan campante entre nosotros

Hallan muerto en su celda a millonario Jeffrey Epstein
Hallan muerto en su celda a millonario Jeffrey Epstein

Ni las influencias que queriendo o sin querer le sirvieron de cortina, ni su enorme fortuna, ni su desaparición física han logrado sacar del desasosiego a toda una élite que se pregunta cómo se coló entre sus filas por tanto tiempo un perverso sexual con tanta flagrancia.

Por casi 30 años, Jeffrey Epstein y sus colaboradores lograron que todo un sistema piramidal de tráfico sexual pudiera fluir sin contratiempos. Sus influencias, sus abogados, sus millones, sus contactos y su imagen, lograron que pareciera imposible el tamaño de su monstruosidad. Pero una vez que la justicia despertó -decenas de menores y jóvenes víctimas tuvieron que pagar ese sueño-, la historia no parece apagarse siquiera porque Epstein, al no lograr salir bajo fianza durante el juicio que le aguardaba, aparentemente se suicidó.

Tal es así que el Príncipe Andrés, Duque de York, no encuentra descanso ahora que la Justicia americana lo requiere, a pesar de su negativa y sus explicaciones ("ya yo colaboré en su oportunidad"), y hay una foto que lo persigue, en la cual aparece abrazando por la cintura a Virginia Giuffre, una de las víctimas más decididas a luchar por la reivindicación de lo sucedido.

Melania Trump, Prince Andrew, Gwendolyn Beck and Jeffrey Epstein at a party at the Mar-a-Lago club, Palm Beach, Florida, February 12, 2000. (Photo by Davidoff Studios/Getty Images)
Melania Trump, Príncipe Andres de Inglaterra, Gwendolyn Beck y Jeffrey Epstein en Mar-a-Lago club, Palm Beach, Florida, February 12, 2000. (Photo by Davidoff Studios/Getty Images)

Jeffrey Epstein pasó décadas usufructuando de la mezcla mortal que componían su talento abrumador para los números, su infinito carisma narcisista y su ausencia absoluta de principios. Un tsunami de incoherencias que se llevó por delante la integridad a decenas y decenas de menores de edad de las que abusó a través de un muy perverso sistema piramidal, arrastró con él a figuras de todo tipo y amasó una fortuna que aún muchos no logran explicarse.

Finalmente encausado y sin vida (aunque la causa oficial de su muerte es el suicidio, forenses consideran muy difícil que esa haya sido su forma de morir), su innumerable serie de crímenes sexuales sale a la luz gracias a la lucha de un grupo importante de víctimas y oficiales de la justicia que no se cansaron hasta vencer las influencias de Epstein, que llegaron a los poderes económicos y políticos más importantes del país.

¿Complicidad?

Indolencia y complicidad, gritan algunos, no sin razón, al conocer la historia, Aunque al saberse el tamaño de su oscuro prontuario, pronto todos se desmarcaron. ¿Cómo un criminal tan anómalo logra penetrar las más altas esferas del poder? Indolencia y pusilanimidad aparte, ¿qué nos dice este particular y anómalo segmento del acontecer reciente?

NEW YORK, NEW YORK - NOVEMBER 21: A photo of Jeffrey Epstein and Teala Davies circulates during a press conference at Lotte New York Palace on November 21, 2019 in New York City. (Photo by Steven Ferdman/Getty Images)
Una foto de Jeffrey Epstein y Teala Davies cuando no imaginaba que después sería sometida por el millonario. (Photo by Steven Ferdman/Getty Images)

La historia inevitablemente rememora la del Doctor Edmundo Chirinos, un psiquiatra, intelectual y académico venezolano, muy celebrado en las élites sociales, rector universitario y dirigente político, que luego de décadas de exaltación, tuvo que perder la vida una joven inocente para que la sociedad abriera los ojos y creyera las más de mil denuncias de abuso sexual que reposaban en su contra.

Chirinos, como Epstein, era una celebridad de influencias en todos los ámbitos, y su fenómeno está espectacularmente interpretado por Héctor Manrique en una obra de teatro que aún gira por la región, así como Epstein, esta historia que deja boquiabierto al más escéptico, tiene ya su serie documental en Netflix.

La necesidad de contar estas historias es también la necesidad de entender. Ahora sabemos que Epstein se relacionaba con políticos, filántropos y científicos, que daba una apariencia de intelectual, liberal y futurista, que servía de fachada a un océano perverso de pedofilia: decenas y decenas de niñas de bajos recursos o necesitadas de alguna manera, pasaron de ser masajistas a someterse a sus exigencias sexuales, chantajeadas o a la fuerza, a veces por un puñado de dólares, otras veces por una promesa mayor, como el costo de su educación formal.

From left, American real estate developer Donald Trump and his girlfriend (and future wife), former model Melania Knauss, financier (and future convicted sex offender) Jeffrey Epstein, and British socialite Ghislaine Maxwell pose together at the Mar-a-Lago club, Palm Beach, Florida, February 12, 2000. (Photo by Davidoff Studios/Getty Images)
Donald Trump, Melania Knauss, Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell en Mar-a-Lago club, Palm Beach, Florida, February 12, 2000. (Photo by Davidoff Studios/Getty Images)

Muchas de esas mujeres tuvieron graves problemas de integridad que les llevaron al oscuro territorio de las drogas duras, consecuencias incluidas.

Y aunque parezca difícil comprenderlo, de eso no se dieron cuenta Bill Clinton, ni Donald Trump, ni Bill Gates, sólo para decir nombres sonoros en cualquier ámbito.

De su propia comunidad residencial, Palm Beach, Florida, de donde salieron decenas y decenas de víctimas, hubo serias investigaciones que estuvieron a punto de florecer, pero Alexander Acosta, entonces oficial del estado de Florida (y hasta hace meses Secretario del Trabajo de Donald Trump), sí parece haber cedido antes las influencias y sus significados, generando un acuerdo en el que Epstein cumplía una pena simbólica y prácticamente su exculpación para siempre y en todo el territorio federal.

Hasta que la justicia llegó, más de una década después, de mano del FBI.

A los seres humanos nos cuestan los cambios. Y cuando una verdad incómoda parece asomarse, nuestro primer instinto es tender a creer que es solo una irregularidad, pero que todo sigue como iba.

'Jane Doe 15' who accuses the late financier Jeffrey Epstein of sexually abusing her when she was a child, holds a press conference at the office of her attorney Gloria Allred in Los Angeles, California, November 18, 2019. - Jane Doe 15, who did not want to reveal her real name, is speaking out publicly for the first time. (Photo by Robyn Beck / AFP) (Photo by ROBYN BECK/AFP via Getty Images)
'Jane Doe 15' acusó a Jeffrey Epstein de abuso sexual cuando era una adolescente. En la imagen con la abogada Gloria Allred in Los Angeles, California, November 18, 2019. - (Photo by Robyn Beck / AFP) (Photo by ROBYN BECK/AFP via Getty Images)

Nos es dado buscar sistemas de ideas coherentes que le den una arquitectura racional a nuestras percepciones. Por eso en la ficción los personajes son redondos, obedecen a sus virtudes y defectos, tienen un sistema que funciona articuladamente, Porque son el espejo de lo que buscamos.

En la vida real, nuestros mundos sublimes sucumben y conviven erráticamente con oscuridades a veces perversas que nadie podría admitir que pertenecen a la misma existencia.

Afortunadamente, mareas como las del movimiento Me too o Black Lives Matter, equivalentes a los movimientos por los derechos civiles de los 60 y muchos militantes de cambios importantes que la humanidad ha dado en favor de la protección de los iguales frente a los poderosos, nos han hecho avanzar en que los perjuicios por individuos como Epstein dejen de ser tolerados.

Sin embargo, parece casi utópico pensar que un día podremos protegernos completamente de nuestra propia naturaleza, cambiante y esquiva, muy sublime y noble en ocasiones, y tan primitiva y enferma en otras.

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