El jefe de la ONU cree que ‘puede rescatarse a Haití’. Esto es lo que debe ocurrir

El secretario general de la ONU, António Guterres, exhortó el sábado a la comunidad internacional a que siga proporcionando fondos y material a las asediadas fuerzas policiales de Haití.

Pero también se mostró convencido que solo una fuerza internacional “robusta” puede ayudar a la Policía a desmantelar las pandillas armadas que aterrorizan al país.

“Las pandillas han creado una situación de terror en Haití que no permite ninguna actividad económica significativa y socava el apoyo humanitario, un serio obstáculo para cualquier proceso político”, dijo Guterres en una entrevista con el Miami Herald después de aterrizar en Fort Lauderdale a bordo de un vuelo comercial procedente de Puerto Príncipe.

La visita de Guterres a un Haití asolado por la crisis ha sido la primera que hizo como secretario general y se produjo en medio de las negociaciones en curso en Nueva York sobre el destino de la oficina política de la ONU en Puerto Príncipe. El mandato de la oficina expira a finales de este mes y el Consejo de Seguridad de la ONU escuchará el jueves el debate en torno al deterioro de la situación en Haití.

Durante su visita de un día al país, Guterres se reunió con miembros de partidos políticos y de la sociedad civil, así como con el primer ministro Ariel Henry. Luego de las conversaciones, Guterres dijo que cree que “Haití puede ser rescatado de la situación actual”.

Sin embargo, para lograrlo, el país necesita que el Consejo de Seguridad apruebe una fuerza de seguridad “robusta” que acompañe a la Policía Nacional de Haití, mal equipada y con escasos efectivos, y que el proceso político en curso tenga credibilidad.

Haití actualmente está gobernado por un gobierno provisional, dirigido por Henry, que llegó al poder días después del asesinato del presidente Jovenel Moïse. Moïse murió tiroteado en el interior de su habitación este mes hace dos años.

Con el asesinato del presidente aún sin aclarar, los haitianos han estado enfrentados sobre cómo debe ser gobernado en ausencia de un presidente electo o del Parlamento, cuyos últimos 10 miembros terminaron su mandato en enero. La crisis constitucional ha llevado a Estados Unidos y a otros miembros de la comunidad internacional a pedir “un amplio” consenso político, sin definir exactamente en qué consiste, para enfrentar la crisis de seguridad y llevar al país a unas elecciones.

El mes pasado, luego de tres días de conversaciones en Jamaica dirigidas por tres ex primeros ministros caribeños, entre Henry y decenas de actores cívicos y políticos haitianos, los haitianos siguieron sin llegar a un acuerdo, pero acordaron seguir hablando, un paso que Guterres dijo es importante.

Todavía hay áreas de desacuerdo entre los haitianos, dijo, pero quedó claro durante sus conversaciones del sábado que es esencial que el diálogo siga “para que se establezca plenamente un proceso creíble e inclusivo y para crear las condiciones cuando la seguridad también lo permita” para las elecciones.

“Creo que el apoyo [de la Comunidad del Caribe] y el apoyo de la comunidad internacional en su conjunto será un aspecto importante en el que todavía hay una perspectiva diferente sobre el camino a seguir para conducir al mayor consenso posible”, dijo. “Hoy he sido testigo de que existe una clara voluntad de avanzar”.

La visita de Guterres sigue a la de otros altos funcionarios de las Naciones Unidas, como la directora del Programa Mundial de Alimentos Cindy McCain, la directora ejecutiva de UNICEF Catherine Russell y el experto independiente de la ONU en Derechos Humanos William O’Neill. Todos resaltaron la grave situación del país, con 5.2 millones de haitianos necesitados de ayuda humanitaria, entre ellos tres millones de niños, y las secuelas que la violencia de los grupos armados está dejando en una población abrumada.

Además de verse obligados a abandonar sus hogares, los haitianos también son víctimas de secuestros para pedir rescate y de una brutal violencia sexual que, de acuerdo con Guterres, “afecta a todos los aspectos de la vida pública y privada del país”.

“Puerto Príncipe está rodeado de pandillas armadas que bloquean las principales carreteras que llevan a los departamentos del norte y del sur, controlan el acceso al agua y a los alimentos, la atención a la salud”, dijo en una rueda de prensa antes de abandonar Puerto Príncipe, donde también expresó su solidaridad con la población. “Sigo profundamente preocupado por la extrema vulnerabilidad de la población ante estas pandillas depredadoras, incluido el impacto desproporcionado de esta violencia sobre las mujeres y las niñas”.

El domingo, Guterres planeaba viajar a Trinidad y Tobago para asistir a la reunión de líderes de la Comunidad del Caribe (CARICOM). El bloque regional de 15 miembros, del que forma parte Haití, celebra el 50 aniversario de su fundación. La crisis de Haití es uno de los temas que se debatirán; también está previsto que asista a la reunión el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

La visita de Blinken sigue a la de la vicepresidenta Kamala Harris, quien el mes pasado se reunió en Las Bahamas con los líderes de CARICOM y con el presidente de la República Dominicana. Además de elogiar el compromiso de la administración Biden con la región, Harris también imploró a los líderes caribeños que apoyaran la iniciativa de Estados Unidos, Guterres y otros para el despliegue de una fuerza en Haití, que el gobierno provisional del país solicitó inicialmente en octubre pasado.

Durante su visita a Haití, Guterres aprovechó la oportunidad para aclarar qué tipo de fuerza está defendiendo. Durante una reunión, un miembro del Montana Group, una coalición de organizaciones de la sociedad civil que abogan por otro tipo de transición, tuvo la impresión de que estaba defendiendo una fuerza militar que sería una especie de fuerza de ocupación, dijo.

“Eso es completamente diferente de lo que he estado defendiendo y de lo que estamos proponiéndole al Consejo de Seguridad. Lo que necesitamos es una fuerza de seguridad robusta que esté allí trabajando con la Policía con el fin de crear suficiente músculo para poder desmantelar las bandas”, dijo Guterres. “Pero esta fuerza no iría acompañada de una misión política como ocurre en las operaciones de mantenimiento de la paz; no sería esencialmente una fuerza militar”.

Aun así, nueve meses después de respaldar la petición del gobierno haitiano, Guterres reconoció que todavía no hay ningún país que se ofrezca a liderar un despliegue a pesar de que algunos, como Jamaica, han expresado su interés.

“Creo que ha llegado el momento de hacer un esfuerzo adicional para tener un país dispuesto a ser el núcleo de la fuerza”, dijo. “Necesitamos un país que tenga el tipo de aparato de seguridad robusto que permita que la fuerza sea realmente eficaz. Esa es, en mi opinión, la cuestión que debemos resolver. Una vez resuelta esta cuestión, soy optimista y creo que el Concejo de Seguridad no pondrá ningún obstáculo a una operación como la que he mencionado”.