Jaime Barrera: brutal punto de inflexión

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Escribo esto a título exclusivamente personal, como investigadora de las múltiples violencias que han azotado el territorio nacional. Escribo esto como estudiosa de lo que he llamado “gramáticas de las violencias”, sus lenguajes, sus “reglas”, sus tropos, sus estéticas. Pero, sobre todo, escribo esto como antigua aliada de las y los periodistas en este país, en otros países, con los que he caminado, pensado, dudado, sufrido, en la misma medida en que he aprendido de ellas y de ellos y he reído con ellas y con ellos.

Alguien me preguntó en X por qué escribí lo siguiente:

“La desaparición del querido y respetado periodista @jbarrera4 marca un punto de inflexión -brutal-, en estas violencias que nos habitan. Vuelve querido, te estamos esperando todos”.

Prometí elaborar mi respuesta, el por qué considero que esto es un punto de inflexión en el mapa de la violencia contra los periodistas. Me remonto a 2018, cuando con el que fue el primer equipo de Signa_Lab del ITESO (del que estoy separada de cara a los debates), nos reunimos una noche en mi casa con una enorme preocupación por lo que leíamos en redes -ellas y ellos- en la calle y en el entorno político -yo- sobre el incremento de los ataques a la prensa en general y a periodistas en particular. Nos convocaba un genuino interés por las y los periodistas más vulnerables del país, los que no alcanzaban visibilidad nacional, que trabajaban de maneras precarias, por ejemplo, manejando un taxi para pagar un portal de noticias; compartimos datos con creciente angustia en torno a las mujeres periodistas que cubrían temas políticos o vinculados al narcotráfico, las mujeres que cubrían notas sobre macro proyectos.

Esa noche asomó su rostro IRIS (Indicador de Riesgo Signa_Lab para Periodistas), un proyecto que no ha podido alcanzar su madurez y su traducción a lenguaje matemático, por la cantidad de trabajo y proyectos urgentes.

Planteo aquí de manera muy sencilla lo que esa noche acordamos como ruta: para elaborar un indicador o índice de riesgo diferenciado para periodistas, teníamos que considerar varios factores que sumaran o restaran riesgo.

La idea de “riesgo diferenciado”, empecé a trabajarla en 2014 para analizar “la mercancía” que jóvenes en situación de precariedad podrían intercambiar o “vender” al crimen organizado, esto es: riesgo (Ver Necromáquina 2021). “Vender riesgo”, esa noción que me abrió paso en los laberintos de las violencias que experimentan las y los jóvenes en el intento de sobrevivir, volvió de otra forma en 2018: riesgo diferenciado para periodistas.

En una cartulina blanca, dibujamos con plumones verdes y negros, rayamos, volvimos sobre hipótesis, peleamos, dudamos muchísimo y llegamos más o menos a esta primera formulación, que sigo considerando la columna vertebral de IRIS.

Tabla con los riesgos diferenciados que corren los periodistas en función de su género o del trabajo que desempeñan.
Tabla con los riesgos diferenciados que corren los periodistas en función de su género o del trabajo que desempeñan.

Este es apenas un borrador de lo que imaginamos aquella noche de invierno de 2018, que podría llegar a ser una herramienta con operadores booleanos, donde cada periodista del país podría ingresar sus propios datos y evaluar su índice de riesgo diferenciado.

Por ahora, lo que me interesa señalar es que el periodista Jaime Barrera tendría un índice de riesgo bastante bajo, según los criterios priorizados aquí y que, repito, son un borrador de un trabajo en marcha. Es hombre, vive en una de las capitales más grandes del país, trabaja para medios corporativos, es decir, con una red de protección amplia; sus temas no son especialmente delicados, aunque ha abordado recientemente el tema de las narcofosas y hasta donde se sabe, no ha recibido amenaza directa.

Por eso, justamente, Jaime Barrera representa un punto de inflexión. Si un periodista como él es privado de su libertad, un periodista que cada tarde, noche, cumple puntual, su cita con los hogares tapatíos. Como dice Salvador Camarena “Su fructífera carrera le ha llevado a ser la cara más reconocible de la televisión jalisciense. Por lo mismo, es esa persona que cada tarde y noche acompaña a miles de familias a sobrellevar su día”. Ese periodista, a plena luz del día, según los datos disponibles, es víctima de esas fuerzas crecientes que engullen todo a su paso. Él, el padre, el amigo, el maestro, el colega que iba y venía sin guardaespaldas, estuvo estos días desaparecido y esperando que esta sociedad -que no puede, no debe ya, seguir apostando al odio-, levante una voz colectiva, dolida, exigente para que regresara Jaime, para seguir haciendo tu chamba, ese periodismo que nos alerta y nos arropa, que nos sacude y nos conmueve.

* Rossana Reguillo (@rossanareguillo) es profesora investigadora del ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara. Doctora en Ciencias; activista, fundadora del proyecto Signa Lab; autora y coordinadora de diversos estudios sobre juventudes, antropología, miedo y construcción social. Su más reciente libro es “Necromáquina, cuando morir no es suficiente” (2021).