Israel e Irán están cocinando algo gordo en Oriente Medio y EEUU no lo va a parar
Desde que hace tres meses se produjera un recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y Hamás, ha existido el riesgo de una internacionalización del conflicto en Oriente Medio. Estamos hablando de una de las regiones más inestables del mundo, con un largo historial de guerras, especialmente desde la proclamación del Estado israelí, allá por 1948.
Pese a la dureza de la respuesta israelí sobre Gaza, con bombardeos indiscriminados sobre la población civil y con un tercio de las muertes siendo niños, hasta ahora se ha conseguido evitar de manera precaria una gran crisis internacional en la región, algo que Estados Unidos no quiere bajo ningún concepto. Pero la realidad es que los indicios apuntan a que esta situación no va a poder mantenerse demasiado tiempo bajo control.
En los últimos días, se han producido varios escenarios que invitan a pensar que el conflicto entre Irán e Israel es inevitable. Dos grandes potencias regionales que viven en un equilibrio que puede saltar por los aires. Y aunque suelen evitar el enfrentamiento directo, hay demasiadas señales que indican que esta vez puede ser diferente.
Lo primero, ese atentado que se ha producido en el país persa y que ha dejado más de 80 muertos y más de 200 heridos, el peor en la historia de Irán. El Estado Islámico ha reivindicado la autoría y echa más leña al fuego en la región en una época de máxima tensión geopolítica en Oriente Medio.
Ha llegado además solo un día después del asesinato del número dos de Hamás, Saleh al-Arouri, en un ataque con un dron en Beirut (Líbano). En este sentido, un funcionario de defensa estadounidense ha asegurado que la responsabilidad ha sido de Israel.
La respuesta de Hezbolá, el grupo chiíta respaldado por Irán y que apoya a Hamás, no se ha hecho esperar y han asegurado que este acto no quedará “sin respuesta ni castigo”.
Es decir, más allá de Gaza, tanto Líbano como Irán están de lleno en el conflicto después de los últimos acontecimientos y no sería descartable una respuesta del régimen iraní a lo ocurrido. Pero hay más escenarios de conflictividad en la región.
Concretamente, en el mar Rojo. Las hostilidades de los hutíes contra los cargueros también representan una amenaza para la internacionalización del conflicto. Este grupo insurgente, apoyado por Irán, controla el norte de Yemen y desde hace varias semanas ataca a todas las embarcaciones israelíes o de sus aliados. No es un hecho baladí porque esta ruta comercial conecta Asia con Europa y Estados Unidos, siendo una de las más importantes del mundo.
La mayoría de las navieras están apostando por caminos alternativos, como el del cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, haciendo más larga y costosa la travesía. De esta manera, el riesgo de que el precio del combustible suba y se encarezcan los productos es real.
¿Es inevitable?
Aunque Estados Unidos ya ha tenido algún enfrentamiento directo con los hutíes, de momento la estrategia está siendo de contención, buscando evitar un recrudecimiento de las hostilidades. Pero son tantísimos los escenarios de tensión que puede resultar misión imposible.
La realidad es que hoy en día es más probable que antes la posibilidad de que Irán directamente o Hezbolá ataquen a Israel. Yemen, Líbano, Gaza... Cualquiera de estos lugares puede ser el lugar en el que se desate el enfrentamiento directo, produciéndose la tan temida internacionalización. Un escenario que plantearía muchas incógnitas y, que desde luego, no invitaría a pensar en una rápida solución del conflicto. Las próximas semanas serán cruciales.
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