Una investigación periodística reveló que militares rusos están detrás del “Síndrome de La Habana”
WASHINGTON.- La unidad 29155, un grupo de élite de la inteligencia militar rusa (GRU), estaría detrás del llamado “Síndrome de La Habana”, el misterioso malestar que desde 2016 ha afectado a cientos de diplomáticos y oficiales militares o de inteligencia estadounidenses desplegados en varios países, trabajando Moscú.
Esta es la conclusión de una investigación de cinco años llevada a cabo por The Insider, una revista de investigación dirigida por exiliados rusos, en colaboración con el programa 60 Minutes de CBS y Der Spiegel.
La revista alemana también informa sobre otros posibles ataques ocurridos hasta 2014 en el consulado de Estados Unidos en Frankfurt.
Este resultado contrasta con las conclusiones del año pasado por parte de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, que consideraban “muy improbable” que detrás de este fenómeno estuviera una potencia extranjera.
Sin embargo, la investigación periodística sugiere que Washington estableció un estándar demasiado alto para las pruebas, quizás porque no quería enfrentar verdades desagradables, como el posible fracaso en proteger a su personal, explica Greg Edgreen, un teniente coronel del ejército retirado que lideró las investigaciones del Pentágono sobre el Síndrome de La Habana.
”Desafortunadamente, no puedo entrar en detalles debido a la clasificación del material, pero puedo decirles que desde el principio me enfoqué en Moscú”, agrega Edgreen, que destaca que las personas afectadas eran todas “altos oficiales”.
”Había constantemente una conexión con Rusia, había un punto en el que todos habían trabajado contra Rusia, o se habían enfocado en Rusia, y lo habían hecho extremadamente bien”, resalta.
Lo confirma Mark Zaid, un abogado que representa a más de veinte víctimas, entre ellas miembros de la CIA, del FBI y del Departamento de Estado, que experimentaron los síntomas del síndrome: migrañas, náuseas, mareos, lagunas de memoria, visión borrosa, zumbidos en los oídos, pérdida de audición, dificultades para hablar.
”El único denominador común entre la mayoría, si no todos, mis clientes, era que todos estaban haciendo algo relacionado con Rusia”, afirma.
Como respaldo a esta nueva teoría, además del denominador común entre las víctimas, está la presencia en la escena de agentes de la unidad 29155 y las promociones o premios que han recibido por el desarrollo de “armas acústicas no letales”.
La 29155 es una unidad ultrasecreta del servicio de inteligencia militar ruso que opera desde hace una década y está especializada en subversión, sabotaje y asesinatos, incluso en Europa.
La investigación periodística revela los nombres de algunos sospechosos. El primero es el fallecido Vitalii Kovalev, arrestado en Florida en 2020 por exceso de velocidad al volante de un automóvil en el que también se encontró un dispositivo capaz de borrar datos computarizados del vehículo, incluido el GPS.
El periodista de ‘Insider’ Christo Grozev, conocido por desenmascarar varios complots rusos, sugiere que era un espía de Moscú.
Kovalev estudió en una institución militar, donde aprendió radioelectrónica, y después de dos años de trabajo en una institución militar, se convirtió repentinamente en chef en Nueva York y Washington.
Fue interrogado durante 80 horas por una agente del FBI que fue víctima de la misteriosa arma sónica. Después de 30 meses en prisión regresó a Rusia en 2022 y murió al año siguiente en Ucrania: “Una teoría es que fue enviado al frente para ser eliminado”, dice Grozev.
El otro nombre es el de Albert Averyanov, hijo del comandante de la unidad 29155, que supuestamente estuvo presente en 2021 en Tbilisi, Georgia, coincidiendo con los síntomas experimentados por un diplomático y su familia.
Agencia ANSA