La intuición, nuestro sexto sentido | Opinión

Es sencillo reconocer la intuición, aunque difícil de detallar. Muchos de nosotros estamos en sintonía con nuestras intuiciones, y nos sorprendemos con las personas que confían en sus capacidades psíquicas para sobrepasar situaciones embarazosas.

Grandes intelectuales han estado a favor de la intuición, entre ellos Albert Einstein, que lo único que objetivamente valoraba era la intuición; Bill Gates que demanda dejarse llevar por la intuición; y el célebre psicólogo Carl Jung que añadió la intuición entre las cuatro funciones que necesitamos las personas para entender la realidad y conectarnos con el medio. (Las otras tres funciones son el sentimiento, el pensamiento y la sensación).

La intuición es la idea que llega de forma súbita, pero que proporciona información certera y apropiada, es la sensación que se tiene de la verdad, como si se estuviera vislumbrando, es la lucidez de la mente que emerge de un nivel profundo de conocimiento y que nos permite llegar a soluciones acertadas fundamentadas en datos limitados. Es la capacidad de valerse de la información acumulada en los dos lados del cerebro. La intuición se optimiza con las vivencias del día a día, por esa razón es más certera la reacción de un experimentado, que la de un novato.

Todos hemos escuchado hablar de circunstancias en las que la intuición determinó la diferencia, ese negociante que se guió por su olfato y consiguió especular con éxito; ese médico que, en medio de una cirugía, eligió la decisión en fracciones de segundos de seguir un método en lugar de otro y preservó la vida del paciente, y estos eventos indican que definitivamente existe una intuición competente confiable, pero que solo aparece cuando hay ciertas situaciones.

Es totalmente correcto creer en la intuición, siempre que no la mezclemos con la ilusión del conocimiento; la intuición es conocer, sin saber cómo lo conocemos. Es una forma de percepción que nos auxilia a tantear las posibilidades de cualquier situación, sin apelar a la lógica, distinguiendo lo oculto, o lo que no aparece a simple vista. Antes se pensaba que lo más apropiado era hacer una lista con los pros y los contras para llegar a una decisión, hoy en día, entendemos que las decisiones instintivas son efectivas, a veces mucho más que una elección lógica, y ya se ha confirmado científicamente que la “corazonada” es eficaz.

Muchos estudios han confirmado que cuando actuamos bajo presión y tenemos poco tiempo para decidir, lo mejor es seguir nuestro instinto. No importa la decisión, si uno tiene numerosas variables para considerar, emplear mucho tiempo en tratar de hallar una salida tiene poco significado porque ejercer nuestra intuición será igual de valiosa.

Para conocer si tienes intuición, hay referencias que puedes observar, y el indicio más frecuente es el sobresalto visceral que tenemos todos los humanos. ¿Alguna vez pensaste en hacer algo y luego decidiste no proceder, y más tarde descubriste que tendría un resultado trágico para ti? Eso es lo que se califica como una corazonada. Es cuando tú sabes intuitivamente algo, aunque no poseas conocimiento anterior de esa cosa.

Cuando eso sucede, es tu parte intuitiva la que se conecta contigo. Cuando tenemos una corazonada, o una sospecha que termina siendo cierta, estamos utilizando nuestra intuición. Esta habilidad que todos tenemos, en mayor o menor medida, contribuye a explosiones de conocimiento acertados sin necesidad de emplear la lógica.

Tenemos muchas formas de explotar nuestro potencial intuitivo entre ellas están conocernos mejor, estimular nuestros sentidos, utilizar la imaginación, darles valor a nuestros sueños, intentar recordarlos e interpretarlos, y no sentirnos incómodos ante la incertidumbre.

Desde mi punto de vista encontrar nuestro propósito en la vida también ayuda a aumentar los poderes intuitivos, ya que cuando vivimos nuestro camino genuino, tomamos decisiones correctas naturalmente, las dificultades o errores desaparecen y fluimos plenamente.

Para desarrollar la intuición es importante tener calma interna. Las emociones dañinas como las dudas, el odio, la ira, el estrés o la angustia estrechan el canal intuitivo. Tener un estilo de vida estable y sereno hará que se amplifique la nitidez de tu intuición. Para apaciguar las emociones son muy beneficiosas las afirmaciones positivas, busca alguna afirmación que te haga sentir bien o alguna frase que te entusiasme, y habitúate a decirla varias veces al día. Específicamente, cuando descubras que tus pensamientos tienen un enfoque negativo, repite tus afirmaciones positivas y empieza a pensar en cosas positivas.

Alina Rubi es una astróloga e instructora espiritual que ejerce en Miami. Contacto: 305-842-9117, astralrain29@gmail.com; Facebook: Rubi Astrologa; Instagram: alinarubiastrologia; www.esoterismomagia.com.