IndyCar: con un auto golpeado, Agustín Canapino sobrevivió y terminó 12° en Detroit

De la velocidad máxima en las legendarias 500 Millas de Indianápolis, al estrecho dibujo del exigente circuito de Detroit. El calendario de IndyCar no ofrece descanso ni se fija en la amplia diferencia entre los escenarios, y en el lapso de una semana, Agustín Canapino cambió la mentalidad para superar aquel error que derivó en una penalización y convirtió a una carrera que se enseñaba prolija en el óvalo en una desilusión, para desandar la séptima fecha de la temporada, la sexta que entregó puntos.

El arrecifeño cumplió el objetivo, aunque nuevamente el desarrollo le dejó un sabor agridulce: de cumplimentar un entrenamiento de ensueño a no lograr ratificar el rendimiento en la clasificación, aunque la duodécima posición final en una accidentada prueba anima el crecimiento y a convalidar los desempeños en su segunda temporada en el automovilismo estadounidense.

“Puesto 12, después de una final loca como era de esperar. La carrera fue un vaivén de emociones y de situaciones, con la lluvia que también complicó en un momento. La carrera empezó muy bien para mí, porque me ubiqué décimo después de la largada. Con la bandera amarilla ingresamos y ahí nos ubicamos terceros, pero el agua nos hizo entrar de nuevo para calzar los neumáticos de piso húmedo… A pesar de eso nos pudimos acomodar, nos colocamos décimos y hasta llegué a estar séptimo… Pero lamentablemente [Theo] Pourchier comete un gravísimo error, me choca fuerte y destroza el auto. Pude seguir, aguanté con el auto desalineado y rescatamos puntos”, analizó Canapino la actuación en Detroit, donde ganó Scott Dixon (Chip Ganassi Racing).

Lo mejor de la carrera en Detroit

En una carrera que resultó salvaje apenas se mostró la bandera verde, porque en el inicio quedaron enredados varios autos, la actuación de Canapino enseñó máxima concentración, estrategia y respeto frente a las maniobras desmedidas de rivales de jerarquía y con años de experiencia en IndyCar. Porque en el entrevero quedaron apretados Will Power, Colton Herta, Scott McLaughlin y hasta Josef Newgarden, el valiente y brillante ganador de las últimas 500 Millas de Indianápolis. El compañero del Titán, el suizo-francés Romain Grosjean, también fue víctima de un golpe causado por la imprudencia de Christian Lundgaaard.

Sin enredarse en los roces, algunos con mala intención, o estirar las frenadas para amedrentar al otro, Canapino manejó con frescura demostrando que el error en el óvalo era una situación del pasado y que tiene el temple para disputar una posición sin necesidad de apelar a los excesos. Sin embargo, no pudo escapar de la intemperancia de un joven talento como el francés Pourchier, campeón de la Fórmula 2 y subcampeón de la Fórmula 3, que en una arrojada maniobra frenó contra el auto N°78 de Canapino. La comunicación de radio entre el arrecifeño y Ricardo Juncos, propietario de Juncos Hollinger Racing, no solo reflejó los daños que sufrió el chasis Dallara con motor Chevrolet, sino también el enojo por el despropósito del galo que corre bajo el paraguas de Arrow-McLaren.

Con la dirección comprometida y con el auto desalineado, Canapino apuntó a finalizar la carrera y a seguir sumando puntos. Las roturas en el auto no impidieron que protagonizara situaciones incómodas, como un golpe contra el muro con el alerón trasero. Ver la bandera a cuadros era la misión. La cosecha fue de 12 unidades, por el duodécimo puesto que logró; así emparejó la mejor actuación en IndyCar, esa que se repitió en su estreno el año pasado en San Ptersburgo, Texas y Toronto. En 2024 finalizó décimo en la Carrera del Millón, en The Thermal Club, en California, aunque esa fecha no otorgó puntos.

La semana próxima, Canapino tendrá una nueva cita en el circuito de Road América. Una nueva aventura para intentar redondear una actuación que ofrece resultados parciales de relieve.