Una increíble historia que no debe dejar de ser contada. Recordando a José Fernández en su cumpleaños

En su afán de jugar en Grandes Ligas en cuatro ocasiones expuso su vida tratando de cruzar las 90 millas de mar entre La Habana y Cayo Hueso.

Tres veces falló. En una de ellas tuvo que lanzarse al mar para salvar a su madre Maritza Fernández.

Cuando lo logró teniendo 15 años de edad comenzó a desarrollar sus habilidades naturales, y a los 20 cumplió el sueño de ser un lanzador en la mejor pelota del mundo.

Su brillante carrera fue interrumpida al morir el 25 de septiembre del 2016 en un accidente marítimo en Miami Beach cuando sólo tenía 24 años y estaba ubicado entre los mejores serpentineros de ambos circuitos.

Esa estrella de la lomita fue José Delfín Fernández Gómez. Al cumplirse el aniversario 32 de su nacimiento (31 de julio), queremos recordar al joven que ha sido para muchos expertos de este deporte el lanzador con mayor talento en la historia de la franquicia de los Marlins.

Se inició siendo un muchachito en su tierra natal junto a Aledmys Díaz, un jugador que ha militado con varios equipos de Grandes Ligas.

Según se cuenta, el tío y el padre de Díaz convencieron a la madre de Fernández para que comenzara la práctica beisbolera.

La familia de José se radicó en el área de Tampa Bay y su padrastro Ramón Jiménez que había llegado a Estados Unidos en el 2005 logró que el novel prospecto comenzará sus entrenamientos con Orlando Chinea, un buen técnico que había pulido a varios lanzadores estelares en Cuba.

Fernández jugó con el equipo de la escuela secundaria donde estudiaba. Los Marlins lo eligieron en 2011 en la primera ronda del reclutamiento de Grandes Ligas.

Se inició en 2012 en la Liga Costa del Golfo (Clase A) finalizando con 14 triunfos, una derrota y efectividad de 1.75, con 158 ponches en 134 episodios.

Por su labor, fue elegido el Mejor Lanzador de Liga Menor de la franquicia miamense.

Durante su paso por Ligas Menores el antillano tuvo marca de 15 victorias, cuatro reveses, efectividad de 2.32 y 198 ponches en 163 entradas.

La publicación Baseball América ubicó a Fernández como el mejor prospecto de los Marlins y el sexto en todo el sistema del béisbol profesional de Estados Unidos.

Su debut en Grandes Ligas ocurrió el 7 de abril del 2013. Su excelencia monticular lo llevó a ser elegido para representar a Miami por la Liga Nacional en el Juego de Estrellas, actuando en la sexta entrada para dominar a los tres bateadores que enfrentó.

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Fernández ponchó a Dustin Pedroia, retiró al venezolano Miguel Cabrera en elevado a primera y repitió por los strikes con Chris Davis, siendo uno de tres lanzadores en estos clásicos en ponchar a dos rivales antes de cumplir los 21 años. Los otros dos fueron Dwight Gooden y Bob Feller.

La campaña del 2013 la terminó con 12 triunfos, seis derrotas, efectividad de 2.19 (#2 en la Nacional) con 187 ponches en 172.2 episodios.

Esta labor le permitió ganar el premio Novato del Año para ser el tercer cubano en lograrlo hasta ese momento (Tony Oliva en 1964 y José Canseco en 1986), terminando tercero por el galardón Cy Young.

En 2014 sufrió una lesión de esguince en su codo derecho que lo llevó a una cirugía Tommy John. Por dicha razón, solo obtuvo cuatro victorias.

Comenzó en 2015 en la lista de incapacitados por 60 días para darle seguimiento a su recuperación quirúrgica, regresando a la acción el 2 de julio estableciendo un récord de 17 triunfos consecutivos jugando en el terreno de los Marlins.

Terminó esa temporada con 6-1, 2.92 en carreras limpias y 79 ponches en 64.2 entradas.

En su último año (2016) ganó 16, perdió ocho y puso efectividad de 2.86.

Impuso una nueva marca para la franquicia de Miami al retirar a 253 bateadores por los strikes en 182.1 entradas, superando a los tres que habían sumado más de 200: Ryan Dempster (209 en 2000), Kevin Brown (205 en 1997) y A.J.Burnett (203 en 2002).

Su impresionante promedio de 12.49 ponches por nueve episodios ubicó a Fernández como líder entre todos los lanzadores de ambos circuitos.

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En su corta carrera sumó 38 victorias, sufrió sólo 17 reveses para un porcentaje de .691, tiró para .258 de efectividad, ponchó a 589 bateadores en 471.1 episodios y su WHIP fue de 1.054.

De sus cuatro temporadas, solo dos fueron completas.

Su último juego lo lanzó el 20 de septiembre cuando pintó de blanco en ocho entradas a los Nacionales de Washington (lideres del Este de la Nacional), propinándoles 12 ponches con tres incogibles permitidos y sin otorgar pasaportes para guiar una victoria 1-0.

Cinco días después de esta magnífica labor ocurrió su muerte en un accidente marítimo en Miami Beach, el 25 de septiembre del 2016.

La Guardia Costera de Estados Unidos encontró a las tres de la mañana el bote (Kaught Looking) volcado en un embarcadero cerca de South Point Park con los cuerpos de Fernández y otros dos hombres, Eduardo Rivero y Emilio Jesús Macías.

Se confirmó que Fernández había muerto por el impacto del choque. Luego se dio a conocer un informe de toxicología del médico forense del condado Miami-Dade.

La muerte repentina (24 años) de un símbolo del béisbol de esta ciudad tuvo un fuerte impacto para toda la comunidad que lo admiraba.

Miles de personas pasaron por la Iglesia St. Brendan para tributarle un último adiós al ídolo de la lomita y darle el aliento necesario a su familia; incluyendo su abuela Olga, su madre Maritza y una novia que tenía cuatro meses de embarazo, María Arias.

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En su honor, la franquicia de los Marlins retiró el número 16 que utilizaba en su uniforme.

El béisbol ha sido el pasatiempo nacional cubano desde su primer torneo profesional inaugurado el 29 de diciembre de 1878 en partido entre los Leones del Habana y los Alacranes del Almendares.

A la vez, este deporte también ha servido para que su pueblo escape de los problemas políticos, económicos y sociales que ha padecido a lo largo de su historia.

En estos 146 años de béisbol, la tierra donde nacieron leyendas como Martín Dihigo y Orestes Miñoso ha producido decenas de peloteros superestrellas, antes y después de 1961.

Y cuando los expertos realizan las comparaciones para seleccionar a los mejores lanzadores abridores de todos los tiempos se mencionan los nombres de Luis Tiant, Camilo Pascual, Pedro Luis Lazo, Braudilio Vinent, Rogelio García, José Antonio Huelga, Adolfo Luque, José Méndez (El Diamante Negro), Lázaro Valle y algunos otros que escribieron páginas de gloria dentro y fuera de la isla.

Pero cuando hablamos de un lanzador de extraordinario talento que de haber seguido su carrera hubiera escrito una historia similar y hasta superior a la de estos gigantes de la lomita, estamos obligados a decir que este fue el villaclareño José Fernández.

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Se disfrutaba ver a este joven lanzar sus mortíferos envíos que incluían rectas entre 94 y 97 millas (llegó hasta 100.2), curvas (entre 80 y 86), cambios de velocidad (87-88) y sinker (93-94), todos ellos ubicados con un excelente control y con un enorme coraje encima de la lomita.

Pero de igual forma, sus compañeros de equipo y todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo gozaban de la jovialidad que le caracterizaba.

Le apodaron “El Niño’’. Fue un héroe dentro y fuera del terreno de juego. Un ejemplo de lo que una persona puede lograr cuando el talento se une al trabajo y a la perseverancia. Aunque se haya marchado físicamente, la increíble historia del lanzador cubano José Fernández no debe dejar de ser contada. Es necesario recordarla.