“El lugar es impresionante”: así fue la fiesta más convocante y con más glamour de Punta del Este
PUNTA DEL ESTE (Enviada especial).– Las primeras expresiones de asombro surgen al llegar al bosque. A las tres de hoy miles de chicos de entre 24 y 30 años estacionan sus autos como pueden a los costados de la congestionada ruta marítima que une Manantiales y José Ignacio, y entran a pie a la fiesta por un camino entre árboles, decorados con guirnaldas de luces e inmensas esferas doradas colgantes. Los reciben tres acróbatas con antorchas, que improvisan una coreografía al ritmo de la música que sale desde una lejana carpa estilo beduina.
“Parece Tomorrowland”, dice en inglés Helen, una neoyorquina, de 29 años, para referir a una de las fiestas electrónicas más famosas del mundo, mientras observa el espectáculo de fuego. Ella es una de las tantas extranjeras que este año coparon la fiesta de Año Nuevo más convocante y con más glamour de la noche joven de Punta del Este, la Motorola Sensation.
La Sensation es un clásico. La ubicación y la puesta en escena cambian año a año, pero la fiesta, que ya va por su novena edición, mantiene una particular impronta, que sus organizadores definen como “del estilo del de un casamiento”. “El lugar es impresionante. Está en la mitad del bosque, y le pusimos bolas de espejos, pantallas, esferas, pista de baile. Es la única fiesta de Año Nuevo con entradas físicas: una tarjeta que viene con una llave. La llave juega con el concepto de ‘get a key’, o ‘agarrá tu llave’ para poder entrar a la fiesta”, cuenta Beltrán de Urquiza, cofundador, junto a su hermano Diógenes, de Brothers Producciones, la compañía de eventos con más presencia en la noche de Punta del Este.
Este año organizan más de 10 fiestas durante la temporada, de las cuales tres ocurren al mismo tiempo. Además de la Motorola Sensation, organizan también este 31 de diciembre, la Pixel, una de las fiestas más masivas de la ciudad, orientada a un público de entre 20 y 25 años, y El Templo, para los mayores de 30.
Quienes compraron una entrada básica para Motorola Sensation, pagaron entre US$100 y US$150, según cuándo lo hicieron. Pero, partiendo de esas cifras, los números se elevan según la experiencia contratada, cuya máxima expresión es la mesa del vip, que cuesta US$3500 por grupo.
“Somos 10 amigos. Pagamos US$350 por persona para esta mesa –dice Rodrigo, de 40 años, mientras señala una mesa baja de madera repleta de botellas de fernet y whisky, y baldes de hielo con champagne, cervezas y gaseosas. “Es mucha plata, pero lo vale. Te traen una cantidad de alcohol impresionante”, afirma. Él vacaciona en Punta del Este junto a sus amigos de la infancia, del country San Diego, ubicado en Morón. Es el segundo año que su grupo elige esta fiesta.
Son las 3.20 y la fiesta recién empieza. Fuera del vip, sobre la pista principal, bailan apretados cientos de chicos y chicas vestidos de blanco, mientras suena un tema de Ráfaga. Azul y sus amigas son en total 12, y vinieron todas juntas. “Teníamos miedo de no coincidir con muchos conocidos, porque este año hay tantas, tantas fiestas, que es complicado. Pero por suerte vinieron bastantes”, dice la ingeniera, de 26 años, quien prefirió reservar su apellido.
La variedad de fiestas de Año Nuevo rompió récords este año. En total se organizaron 11 para jóvenes, que según cálculos de la intendencia de Maldonado, tiene un total aproximado de 50.000 asistentes. De Urquiza, por su parte, considera que la oferta es demasiada para la cantidad de gente que hay, pero que pudieron posicionarse exitosamente en el mercado con sus tres fiestas multitudinarias.
Los amigos de Mariano Herrera, ingeniero porteño, de 26 años, también se dividieron entre las distintas fiestas. Él y un excompañero del colegio, con quien charla en uno de los bancos de afuera de la pista, pagaron US$170: US$100, por la entrada y US$70 por la carga anticipada de la tarjeta de ingreso a la fiesta, que funciona durante toda la noche como si fuera una de débito. Con este saldo, calculó, puede comprar hasta cinco vasos de fernet con Coca-Cola y, en caso de consumir menos, puede pedir el reembolso del dinero restante.
En las filas de los baños, en la pista y en la barra se escucha una amplia variedad de idiomas. Los organizadores destacan la presencia de turistas norteamericanos, italianos, suizos y españoles, entre otros. Algunos de los extranjeros dicen a LA NACIÓN que en sus países de origen el nombre Punta del Este empieza a escucharse con cada vez mayor frecuencia.
“Punta me hace acordar a Los Hamptons”, destaca Owen Lake, originario de Nueva York, que trabaja como profesor de inglés en Madrid. Vino a Punta del Este al casamiento de una amiga uruguaya, cuenta, pero desde que llegó y comenzó a subir historias a sus redes sociales, Punta del Este le generó mucho tema de conversación. “Todos mis amigos de Nueva York me están preguntando por este lugar. Allá se empezó a hablar mucho de Punta, porque lo vemos como un destino de playa exclusivo, con buenas fiestas y lindas playas”, suma, mientras se toma una cerveza y observa cómo, entre los pinos, aparece el primer amanecer de 2025.