“No lo podemos creer, todo es muy triste”: la angustia de los compañeros de trabajo del joven desaparecido en Punta del Este
PUNTA DEL ESTE, (Enviada especial).- Los empleados de la pizzería La Taberna empezaron la noche de Año Nuevo juntos. “Brindamos acá a las 12 y después nos fuimos a la rambla para festejar, estaba lleno de gente”, recuerda la mendocina Abril Rojo, que al igual que Franco Toro, el joven bahiense que se encuentra desaparecido desde hace casi dos días, tomó un trabajo de temporada como mesera en el local gastronómico de este destino.
La noticia de su desaparición en el mar la tomó por sorpresa al día siguiente, cerca del mediodía, cuando despertó y vio que un compañero del trabajo había enviado la noticia a un grupo de WhatsApp que comparten. “Realmente no lo podemos creer, es todo muy triste”, cuenta Rojo, que define a Toro como una persona “muy tierna y muy graciosa”. “Siempre estaba haciendo un chiste”, dice, mientras prepara, junto a sus amigos, las mesas del restaurante para abrir por primera vez tras el incidente, en medio de un clima de extrema angustia.
Ayer la pizzería permaneció cerrada. Y es que no solo Toro, sino también las dos personas que fueron rescatadas del mar por Prefectura, trabajan allí. Una de ellas es una joven venezolana llamada Janys, que en la mañana del 1° de enero ingresó al mar y, al no lograr salir, fue auxiliada por Toro y Ramiro, otro empleado de la pizzería. Este último y Janys fueron rescatados por personal de Prefectura que realizaba trabajos de seguridad en la zona. Sin embargo, no pudieron auxiliar a Toro.
“La mayoría ya nos habíamos vuelto a casa cuando sucedió todo. Los últimos que se quedaron festejando en la playa fueron Franco, Ramiro, Janys y una amiga de ella. La novia de Franco, que trabajaba en la cocina con nosotros, también se había vuelto”, destacó Rojo.
“Franco era un crac”, mencionó otro de los mozos, antes de que el encargado pidiera a los empleados que no hablaran más con este medio.
El deseo de Franco
Toro, de 30 años, trabaja junto a su novia, con quien está en pareja hace cinco años, en el restaurante desde diciembre. Él, como mozo y ella, en la cocina. Pero ambos le mencionaban a sus compañeros que el trabajo era temporario.
“Querían abrir una casa de tatuajes. Los dos tatúan y se habían traído todo el equipo para hacerlo acá. Pero mientras, para hacer plata, trabajaban acá”, cuenta a LA NACIÓN otro empleado del lugar, que prefirió resguardar su identidad. “Franco nos iban a tatuar a nosotros”, suma otro de sus compañeros.
Según pudo saber LA NACIÓN, la madre de Toro fue notificada el 1° de enero sobre la desaparición de su hijo e intentó llegar hoy a Punta del Este, pero debido a una tormenta en Bahía Blanca su viaje fue suspendido, y se espera que llegue mañana.
Su hijo aún está desaparecido. Desde ayer por la mañana un equipo de rescate coordinado por Prefectura continúa su búsqueda, siguiendo un protocolo que, afirman, se aplica con regularidad en este tipo de casos.
Destacan que, a medida que aumenta el tiempo sin encontrarlo, el radio de búsqueda se va extendiendo. La búsqueda, indican, va a seguir, al menos, durante los próximos cinco días.
“La última novedad es que un grupo de buzos está buscando el cuerpo en la zona que se conoce como Santa María de Luján. Es un barco hundido en la zona de la playa El Emir, donde podría estar atrapado el cuerpo”, agregan voceros de la Armada uruguaya.
El operativo
En el segundo día de rastrillaje, las tareas de Prefectura se complicaron. “Quisimos entrar con los buzos al agua a las 5.30 , en lo que sería [la zona de] la caldera de Santa María, el barco hundido que hay en la playa El Emir, que es un área sumamente peligrosa, pero realmente no pudimos. Por la situación del mar, era demasiado el riesgo. Probamos de vuelta a mitad de la tarde, pero tampoco se pudo. Se levantó un viento del sudeste a la tarde que cambió el mar, y eso imposibilitó también la parte náutica”, afirmó esta tarde, durante una conferencia de prensa, el subprefecto Sebastián Sorribas, a cargo del operativo de búsqueda.
A medida que pasan las horas, las esperanzas de hallar al joven con vida se desvanecen. De hecho, los integrantes del operativo utilizan la palabra “cuerpo” para referirse al objetivo de la búsqueda. Sobre la posibilidad de que el cadáver, por cuestiones naturales, salga a la superficie, mencionó: “El tiempo para que eso ocurra depende mucho de la temperatura del agua. La estadística dice que entre los tres y cinco días posteriores deberías estar teniendo alguna novedad. Si está atrancado a una piedra o se alejó, ahí la estadística cambia”.
La zona de búsqueda se amplía constantemente, y ya se empieza a contemplar para mañana el rastrillaje en mar abierto. “A partir de ahora vamos a mantener la zona cero, que es algo que nunca se deja. Hay que esperar que la naturaleza haga lo suyo, y tal vez mañana tengamos un poco más de suerte. Pero los medios náuticos no van a estar concentrados ahí, sino que van a estar yendo más hacia el este o más alejado de la costa”, afirma Sorribas.