La importancia de incorporar la acerola a la dieta

CIUDAD DE MÉXICO, mayo 31 (EL UNIVERSAL).- La acerola, también conocida como cereza de Barbados, es una fruta tropical con un altísimo contenido de vitamina C, entre mil y 2mil miligramos por cada 100 gramos, superando con creces a las naranjas. Esta fruta es originaria de climas cálidos y se cultiva principalmente en Brasil, aunque también se encuentra en regiones de Sudamérica, Centroamérica, y el Caribe.

Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, la acerola es especialmente beneficiosa para la producción de colágeno, una proteína esencial para la salud de la piel, los vasos sanguíneos, los tendones y los ligamentos. La vitamina C es un cofactor necesario para la síntesis de colágeno, ayudando a mantener la elasticidad y firmeza de la piel, y contribuyendo a la reparación de tejidos. Esta fruta también ofrece protección contra los rayos UV y disminuye el riesgo de envejecimiento prematuro y lesiones musculares.

Además de la vitamina C, la acerola contiene una variedad de otros nutrientes, incluidos carotenoides, flavonoides, vitaminas A y B, y minerales como calcio, hierro y potasio. Estos componentes antioxidantes protegen las células contra el daño de los radicales libres, fortalecen el sistema inmunitario y mejoran la absorción de hierro, lo que puede ser particularmente útil para prevenir la anemia.

Uno de los aspectos más interesantes de la acerola es su capacidad para aumentar la sensación de placer. La vitamina C está implicada en la síntesis de neurotransmisores como la dopamina, que es fundamental para la regulación del estado de ánimo y la sensación de placer. Al mejorar la producción de estos neurotransmisores, el consumo de esta fruta puede contribuir a una mejor salud mental y bienestar general.

El consumo de acerola también puede combatir la fatiga, mejorar la recuperación tras enfermedades o cirugías, aliviar espasmos gastrointestinales y aumentar las defensas del organismo. Sin embargo, es importante moderar su consumo. Se recomienda ingerir de 160 a 240 gramos diarios, distribuidos en dos o tres porciones. Un consumo excesivo puede causar efectos secundarios como calambres, diarrea y malestar general, por lo que es aconsejable consultar a un nutricionista antes de incorporarla regularmente en la dieta.

Personas con condiciones como gota o cálculos renales deben tener especial cuidado debido a las altas dosis de vitamina C que pueden agravar estos problemas. Aunque la vitamina C es hidrosoluble y el cuerpo elimina los excesos, siempre es prudente consultar con un médico antes de hacer cambios significativos en la dieta.