Igor Lichnovsky, el jugador que viajó a una boda 48 antes de la Final y se dio el lujo de ganarla

Igor Lichnovsky festejando el título ganado con el América ante Tigres. (CARL DE SOUZA / AFP)
Igor Lichnovsky festejando el título ganado con el América ante Tigres. (CARL DE SOUZA / AFP)

Tan solo había que esperar un poco: en algún momento, Igor Lichnovsky iba a demostrar que estaba equivocado. Que el podcast sí le afectaba, que estaba distraído y debía irse del América. Tenía que suceder: después de ir al evento de golf del Canelo Álvarez, Lichnovsky no podía estar más desenfocado. Por eso debía salir de Coapa sin importar el resultado de la final contra Cruz Azul. Le estaba faltando el respeto al club y a los aficionados... por el mero hecho de usar su tiempo libre.

Nada de lo que pretendían sus críticos sucedió. Finalmente, el defensor chileno ganó el título del Clausura 2024 con Las Águilas y, de paso, se convirtió en el primer jugador del futbol mexicano en obtener un tricampeonato: había sido campeón el torneo anterior, también con América, y el año pasado ganó la Liga MX vistiendo la camiseta de Tigres. Fue un hito que, sobre todo, sirvió para demostrar un punto: el uso de la vida personal no tiene por qué intervenir en el rendimiento deportivo.

Y más cuando se toma en cuenta que, todo este tiempo, Lichnovsky no hizo nada realmente condenable. A la gente le llegó a parecer pésimo que sentarse con dos amigos a platicar por una hora era motivo de gran distracción. Lichnovsky incluso fue más allá y, ahora se sabe, estuvo en la boda de Santiago Giménez a dos días de disputar el partido contra Cruz Azul por la Final de Vuelta. La noticia la dio a conocer él mismo con una serie de fotografías en Instagram.

Ahí se ve a Lichnovsky en la fiesta de su excompañero en Cruz Azul. El evento se realizó la noche del viernes 24 de mayo en Punta Mita, Nayarit, y la final fue el 26 de mayo. La jugada le salió a la perfección y, por eso, hoy puede mostrar las fotos sin problema alguno —y hasta como una forma muy evidente de demostrar que tenía razón—. Es cierto que si el América hubiera perdido la final, habría sido muy complicado que Lichnovsky hubiera hecho esto mismo. Y, en caso de saberse, la teoría de la distracción habría quedado validada al 100%.

Pero no pasó. Lo que fue un hecho estuvo a la vista de todos: el bicampeonato azulcrema que los sitúa, de manera indiscutida, como el mejor equipo en México durante el último año. Y, en particular, Lichnovsky se confirmó como uno de los mejores defensas del balompié nacional en los últimos tiempos. Nunca le fue mejor que ahora y, paradójicamente, tampoco nunca antes había sido objeto de tantos cuestionamientos. Él le echa leña al fuego las veces que quiere y todos caen en su juego. Como cuando dijo que en los programas deportivos todas las polémicas eran fabricadas —y los aludidos reaccionaron dándole la razón con sus exageradas y furibundas respuestas—.

Así quedará enmarcado Igor Lichnovsky cuando se hable de él dentro de muchos años: fue el jugador que viajó a la boda de su amigo Santiago Giménez 48 horas antes de la Final y, de todos modos, la ganó y la celebró por todo lo alto. Y ni así se acabaron las críticas. Ya le llaman irrespetuoso de nuevo. Pero lo que más cala en ese sector es que se haya dado el lujo de ganar el título con todo y su viaje exprés. No hay que buscar más explicaciones ni fingir más indignación. Es futbol. Y también se puede ganar aunque vayas a la boda de un amigo dos días antes del partido más importante del semestre.

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