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Los humanos no hibernamos pero el invierno influye y dormimos más

Los seres humanos no hibernamos pero cada vez hay más estudios que apuntan a que las estaciones influyen en nuestro sueño | Getty
Los seres humanos no hibernamos pero cada vez hay más estudios que apuntan a que las estaciones influyen en nuestro sueño | Getty

No importa si eres madrugador o noctámbulo, tu reloj interno depende del Sol y por tanto la duración del día o la exposición a la luz afecta a la duración y calidad de tu sueño. El ser humano no es una especie estacional, no hibernamos como hacen otros muchos mamíferos, sin embargo nuestro organismo sí cuenta con varios procesos fisiológicos que despliegan ciertos patrones estacionales, incluyendo una posible influencia en el sueño. Los estudios realizados en estos últimos años apuntan a un aumento en la duración del sueño durante el invierno, pero los expertos confiesan que necesitamos profundizar más para determinar cómo afectan exactamente las estaciones al sueño.

En este sentido, esta misma semana se ha publicado en Frontiers of Neuroscience un estudio que muestra que el ser humano experimenta un sueño REM más prolongado en invierno que en verano y un sueño menos profundo en otoño. El trabajo resulta especialmente interesante ya que los voluntarios que han participado en él son precisamente aquellos que tienen más problemas a la hora de dormir: pacientes de insomnio.

Encontrar señales de estacionalidad en pacientes insomnes no es tarea fácil y los estudios que se han realizado hasta ahora no muestran conclusiones claras. Por un lado un estudio realizado entre enero y agosto en Noruega (a una latitud de 69°N) encontró diferencias estacionales en el insomnio, mientras que por otro lado un estudio similar en Japón (a una latitud de 36°N) no encontró ninguna asociación entre insomnio y las diferentes estaciones. Por otro lado, estudios previos sugieren que la apnea obstructiva del sueño, aumenta en invierno y disminuye en verano. En definitiva, necesitamos estudiar y profundizar más en este aspecto y el nuevo estudio viene a ofrecer algunas respuestas a nuestras dudas.

El estudio midió diferentes parámetros en el sueño de casi 300 voluntarios durante diferentes estaciones | Seidler, Aileen, et al, Frontiers of Neuroscience
El estudio midió diferentes parámetros en el sueño de casi 300 voluntarios durante diferentes estaciones | Seidler, Aileen, et al, Frontiers of Neuroscience

El trabajo publicado tenía como objetivo determinar la duración y arquitectura objetiva del sueño durante un año en un amplio grupo de pacientes con trastornos de sueño que vivían en entornos urbanos (un ambiente que no facilita el sueño por el exceso de luz o ruido). En particular, el estudio contó con un total de 292 voluntarios, pacientes de la Clínica de Sueño y Cronomedicina del Hospital St. Hedwig de Berlín (en una latitud de 52°N, 13°E) a los que se sometió a un examen polisomnográfico durante tres noches repartidas entre el 22 de diciembre y el 21 de junio.

La polisomnografía es un método diagnóstico para encontrar problemas en el sueño y consiste en un exhaustivo seguimiento de diferentes funciones corporales mientras el paciente duerme. Se excluyeron del estudio a los pacientes que tomaban medicamentos que pudieran afectar al sueño, no se permitía el uso de despertadores y los participantes podían fijar la hora en la que apagar las luces por su cuenta.

Los datos recogidos (infografía superior) indican que el tiempo total de sueño se alargaba durante casi una hora más en invierno que en verano y el sueño REM fue 30 minutos más largo en invierno que en verano. Sabemos que el sueño REM está directamente relacionado con el reloj circadiano, que se ve afectado por los cambios de luz y por tanto por las estaciones.

“Uno de los logros más interesantes en la evolución humana es la poca influencia de las diferentes estaciones en nuestro comportamiento”, explica Dieter Kunz, autor principal del estudio. “Sin embargo, en nuestro estudio mostramos que la arquitectura del sueño humano varía sustancialmente según las estaciones en una población adulta que vive en un entorno urbano".

Como suele ser habitual los autores finalizan sus conclusiones con la invitación a realizar más estudios sobre el tema y ampliar esta metodología en análisis con un mayor número de participantes y con voluntarios que no tengan problemas en el sueño para comparar si los resultados son comparables.

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Referencias científicas y más información:

Seidler, Aileen, et al. «Seasonality of human sleep: Polysomnographic data of a neuropsychiatric sleep clinic». Frontiers in Neuroscience, vol. 17, 2023. DOI:10.3389/fnins.2023.1105233.

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