HRW: sin agua y con turnos de 24 horas, así explotan a las modelos online en Colombia

BOGOTÁ (AP) — Un cliente de una modelo online en Colombia quería que representara una violación en el pequeño cubículo en el que grababa actos sexuales. Ella no quería interpretarla, pero terminó cediendo porque necesitaba las “fichas” que luego se convierten en efectivo y fue acosada por los propietarios del estudio en el que producía sus videos.

Este fue uno de los 55 relatos de modelos en Colombia que documentó la organización internacional Human Rights Watch (HRW) en un informe divulgado el lunes.

La multimillonaria industria de las webcam para adultos atrajo a muchas mujeres en Colombia que prefieren ejercer labores sexuales sin contacto físico. Pero detrás de la pantalla también sufrieron abusos.

Las modelos que no tienen un espacio privado o equipos tecnológicos para trabajar desde sus casas suelen acudir a estudios. HRW documentó que algunos estudios en Colombia obligan a las modelos a trabajar hasta 24 horas, sin agua y comida, en estrechos de cubículos, sin salubridad, bajo vigilancia y con restricciones para ir al baño.

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“Me tocó un room (habitación) en que no podía abrir las manos”, relató Carolina Calle, una trabajadora sexual y activista durante la presentación virtual del informe. “Muchas veces tenía que compartirlos... después de que eso evolucionó empezaron los monitores y ellos empezaron a escribir por nosotros”, contó.

Los monitores a los que se refiere Calle consisten en personas que son contratadas por los estudios para vigilar a través de cámaras a varias modelos simultáneamente. Algunos monitores, explicó HRW, controlan a distancia la pantalla en la que transmiten las mujeres y responden en su nombre en los chats privados con los clientes.

Las modelos que entrevistó HRW en las ciudades colombianas de Bogotá, Cali, Medellín y Palmira dijeron que eligieron trabajar como modelos online sin coacción, sin embargo, luego se sorprendieron por las precarias condiciones laborales y algunas se sintieron engañadas.

“Cuando llegaba a trabajar encontraba condones usados, sucios, botellas con orina... esas horas extenuantes, las multas que nos ponen... piensan muchas veces que somos robots”, relató Sahory Balaguera, una transexual y modelo online.

Balaguera aseguró que en algunos estudios en los que ha trabajado la obligaron a seguir órdenes porque “todo el tiempo estaba la amenaza” de que la echarían del lugar. “Tuvimos que someternos a estudios, jefes, compañeros que dañaron nuestra vida, nuestra salud mental”, lamentó.

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HRW encontró que los estudios se quedan con hasta el 70% del dinero que la plataforma le abona a las modelos por su trabajo. Además, controlan a las trabajadoras cuando a menudo se niegan a ceder sus cuentas, lo que para ellas significaría reiniciar de cero si quieren abandonar el lugar.

Los estudios también reutilizarían las cuentas de quienes abandonaron su trabajo. Para HRW esas cuentas reutilizadas “son una táctica clave que los estudios pueden utilizar para contratar a niñas, niños y adolescentes y contribuir a la producción de material de abuso sexual infantil”.

Aunque todas las modelos que entrevistó HRW eran adultas, algunas dijeron que comenzaron a trabajar en estudios cuando tenían entre 13 y 17 años utilizando documentos falsos o sin que los estudios verificaran su edad en las plataformas y haciéndolas transmitir desde una cuenta “registrada a nombre de una modelo adulta que había abandonado el estudio recientemente”.