Se hará un ADN a los restos humanos hallados en el interior de un tiburón en Chubut: el relato de los pescadores que lo encontraron
El jefe de la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia, Cristian Ansaldo, anticipó que “se harán cotejos de ADN” sobre los restos humanos encontrados entre las vísceras de un cazón capturado por dos pescadores 70 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia. Ayer, la familia de Diego Barría, quien estaba desaparecido desde hacía ocho días y era intensamente buscado en la misma zona donde se pescó al animal, reconoció un tatuaje entre los restos que se rescataron del interior del tiburón.
Ansaldo también confirmó que se encontraron las zapatillas del joven de 32 años y padre de tres hijos, cuyo paradero se desconocía desde hacía más de una semana. Según se reconstruyó, Barría había viajado con su cuatriciclo hacia el norte de Comodoro, con dirección a las playas que son usuales para los pescadores de esta zona. Sin embargo, tras atravesar varias tranqueras, no se supo más de él.
Su cuatriciclo fue encontrado un día después de reportada la desaparición, sobre la línea de costa. Después, los rastrillajes terminaron con el hallazgo del asiento del rodado, el casco y los lentes.
Ayer, la desaparición dio otro giro cuando dos pescadores alertaron a la Prefectura Naval sobre los restos humanos encontrados en un cazón –un tiburón usual en estas costas, de 1,50 metros de largo y alrededor de 45 kilos– que habían pescado el día anterior.
Ansaldo confirmó que continúan los rastrillajes con el fin de dar con los restos de Barría y esclarecer “qué fue lo que sucedió”. Sostuvo que, mas allá del tatuaje que reconoció la familia de la víctima, se realizarán los estudios de ADN para confirmar su identidad oficialmente. “Nosotros y la fiscalía necesitamos realizarlo en forma científica”, explicó, más allá de que familiares ya reconocieron tatuajes en el antebrazo hallado.
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Los pescadores concurrieron hasta Prefectura de inmediato y se dio intervención a las autoridades policiales, según Ansaldo. Además detalló que ayer se rastrilló la zona nuevamente y “se encontró un par de calzados”. Se trata de las zapatillas que llevaba puestas Barría al salir a pasear en su cuatriciclo.
“En el lugar actuaron buzos de Prefectura y hoy se continuará con la búsqueda. Estamos además con perros de rastreos”, agregó.
El relato de los pescadores
Durante la jornada de ayer también se conocieron los audios en donde los pescadores relatan lo sucedido. “Tuve tanta mala suerte que lo encontré yo. Fui a pescar y se me da por abrir la panza del tiburón y encontré un antebrazo con un tatuaje”, comienza diciendo uno de ellos, en un mensaje enviado a un familiar.
“Alzamos las cosas, vinimos a Prefectura de Caleta y sí, era él”, cuenta tras el hallazgo. En un segundo audio, se escucha decir a otro de los pescadores: “Recién nos soltaron de Prefectura, llegó el fiscal y tuvimos que declarar”.
Sobre el hallazgo, explicó: “A ese [cazón] lo pescamos a las 8 y media, a las 9 alzamos todas las cosas y fuimos a Caleta. Le comentamos lo sucedido, le entregamos la bolsita con los restos humanos. Después me pasaron una foto con el antebrazo con una rosa que decía Josefina, se la mostré al de Prefectura y me dijo que sí, que era él”.
Las hipótesis
El comisario informó que se llevan adelante una serie de tareas periciales para establecer qué sucedió con Diego Barría. “Una de las hipótesis más firmes es que haya chocado con una roca y el cuerpo se lo haya llevado el mar, pero vamos a manejar todas las hipótesis con las evidencias encontradas en el lugar”, afirmó.
“Ese día hubo marejada, se concurrió con peritos al lugar, y se analizará el vehículo para establecer cómo fue el accidente, porque el vehículo fue encontrado más hacia la costa pero pudo haber sido movido por el oleaje”, concluyó, sobre los datos con los que se trabaja por estas horas.
Diego Barría fue visto por última vez el sábado pasado a las 23.30 horas. En el camino paró a saludar a unos amigos pescadores. Avisó a la familia que “venía demorado”. Llegó hasta la penúltima parada y habló con un conocido. De ahí en más desapareció sin dejar rastro.
Padre de tres hijos, Diego Barría tenía 32 años. Era familiero y amaba la pesca y las aventuras 4x4. De contextura fornida, morocho y con 1,85 metros de altura, trabajaba en la empresa Vientos del Sur, vinculada a los servicios petroleros.