Haley recibe críticas de DeSantis y Ramaswamy: 3 conclusiones del cuarto debate republicano

Nikki Haley aguantó los mordaces ataques de Ron DeSantis en el cuarto debate de las primarias presidenciales republicanas, mientras que el dúo rezagado ignoró en gran medida al favorito Donald Trump, quien volvió a eludir una pelea con sus rivales para preservar su amplia ventaja en la recta final antes de que comiencen las votaciones de 2024.

El último debate de primarias del año, celebrado en Tuscaloosa, Alabama, y televisado por NewsNation, fue también el más reducido, con solo cuatro candidatos, y se celebró a solo 40 días de los caucus de Iowa, la primera contienda, que tradicionalmente ayuda a reducir el número de candidatos.

Mientras Haley, ex embajadora ante la ONU, y DeSantis, gobernador de la Florida, intercambiaban golpes en sus mejores intentos de convertirse en el último candidato en pie para enfrentar a Trump, el emprendedor Vivek Ramaswamy y el ex gobernador Chris Christie desempeñaron papeles secundarios, a veces lanzándose insultos cáusticos y ofreciendo caminos ideológicos y estilísticos muy diferentes para el Partido Republicano.

Estas son tres conclusiones del cuarto debate republicano, que pudiera ser uno de los últimos del ciclo:

EL ARGUMENTO DE DESANTIS: HALEY CEDERÁ

Durante semanas, DeSantis ha estado preparando una afilada línea de ataque contra una Haley en ascenso: no se puede confiar en ella para defender los valores conservadores.

“Ella cederá ante los donantes. No los defenderá”, declaró DeSantis.

DeSantis citó la posición de Haley sobre la prohibición de cirugías transgénero juveniles, señalando que ella dijo previamente que “la ley debe mantenerse al margen”. Su superPAC publicó un video de acompañamiento antes del debate que mostraba a Haley diciendo que los niños que han contemplado el suicidio deberían recibir la terapia que necesitan.

Haley respondió que cree que no deberían permitirse las cirugías transgénero antes de los 18 años, pero el bombardeo coordinado pretendía socavar la reputación de Haley entre los electores evangélicos y culturalmente conservadores que dominan las asambleas electorales de Iowa.

DeSantis también fustigó a Haley por exigir que se verifique el nombre de los usuarios de las redes sociales, una propuesta que más tarde pareció ajustar ligeramente tras las protestas.

“Ella dijo: ‘Quiero tu nombre’, y esa iba a ser una de las primeras cosas que haría en el cargo”, dijo DeSantis. “Y entonces recibió un serio revés y es comprensible, porque sería una expansión masiva del gobierno. Tenemos una expresión anónima. Los Papeles Federalistas fueron redactados por escritores anónimos”.

Haley respondió acusando a DeSantis de impulsar una ley en la Florida que frenaría las fuentes anónimas, citando un reportaje del Miami Herald.

Más tarde, DeSantis rebanó a Haley en otro tema que resuena entre los conservadores: la inmigración.

“Nikki Haley dijo el otro día que no debería haber límites a la inmigración legal y que los directores ejecutivos de las empresas deberían establecer la política al respecto”, acusó DeSantis. “Tiene que haber límites a la inmigración”.

“Eso no es cierto”, respondió Haley, que ha propuesto un enfoque del asunto centrado en las empresas para identificar y atraer trabajadores cualificados a Estados Unidos.

Pero mientras que en debates anteriores Haley destacó por su asertividad retórica, esta presentación la colocó en una posición agazapada a la defensiva.

RAMASWAMY, IMPERTÉRRITO

Ramaswamy, cuya posición en las encuestas ha caído e índices desfavorables han subido durante la temporada de debates de otoño, continuó con sus amargos ataques personales contra Haley, en un momento dado sosteniendo un bloc de notas en el que se leía “Nikki = Corrupta”.

“Esta es una mujer que enviará a sus hijos a la muerte para poder comprarse una casa más grande”, dijo Ramaswamy entre abucheos y aplausos.

Aunque sus ataques verbales en los debates anteriores no le han ayudado a escalar posiciones en la lucha por la nominación, Ramaswamy continuó con su estrategia de arrasar en un esfuerzo por derribar a Haley.

Dijo que su trayectoria desde el servicio gubernamental hasta formar parte de la junta directiva de Boeing y pronunciar discursos de altos honorarios la convertían en una multimillonaria que simpatizaba con la política del establishment.

Y dijo que la propuesta de Haley sobre las redes sociales equivalía al fascismo.

“La única persona más fascista que el régimen de Biden ahora es Nikki Haley, que piensa que el gobierno debería identificar a cada uno de esos individuos con una identificación”, acusó Ramaswamy.

Durante los primeros minutos, Haley atribuyó los ataques de Ramaswamy y DeSantis a la envidia. Ella ha subido en las encuestas, mientras que DeSantis se ha estancado y Ramaswamy ha retrocedido.

“En cuanto a los donantes que me apoyan, están celosos. Desearían que los estuvieran apoyando a ellos”, dijo Haley. “Me encanta toda la atención, amigos”.

Al final del debate, un Haley visiblemente exasperada renunció a responder a Ramaswamy, de quien algunos sospechan que actúa como representante de Trump, a quien elogia constantemente.

Fue Christie, de pie junto a Haley, quien saltó en defensa de su compañera ex gobernadora, llamándola una “mujer inteligente y consumada”.

“Debería dejar de insultarla”, sermoneó Christie a Ramaswamy, quien, a su vez, le dijo a Christie que abandonara el escenario y “tuviera una buena comida”.

Ningún candidato se aventuró a estrechar la mano de Ramaswamy cuando concluyó el debate.

SIN GRANDES ASPAVIENTOS SOBRE TRUMP

Le tocó a Christie sacar a relucir al elefante que –una vez más– no estaba en la sala.

A los 17 minutos, todavía no se había mencionado a Trump, que prefirió asistir a un acto de recaudación de fondos en lugar de enfrentar a rivales que intentan desatascar su control sobre el Partido Republicano.

La moderadora Megyn Kelly habló finalmente de Trump, pero ningún candidato –salvo Christie– decidió lanzársele a la yugular.

DeSantis no quiso decir si Trump estaba en condiciones de ejercer, y más bien optó por relitigar su argumento de que el ex presidente no había logrado “drenar el pantano”, despedir al Dr. Anthony Fauci sobre su manejo de la pandemia y terminar el muro en la frontera sur para frenar la inmigración ilegal.

“¿Por qué no responde a la pregunta?”, le espetó Christie. “¿Es apto o no lo es? ... Hablas de que tiene 80 años. Ron, ¿está en forma o no?”.

Haley elogió la política comercial de Trump, pero le criticó por añadir $9 billones a la deuda en sus cuatro años. Haley prometió una presidencia sin caos ni drama, una referencia al alboroto que definió al mandato de Trump.

Christie dijo al público del debate que Trump probablemente sería un delincuente convicto el año que viene, con el grave riesgo de un segundo mandato de Joe Biden.

Pero a lo largo de dos horas, no hubo ningún argumento concertado por parte de DeSantis o Haley contra el abrumador favorito que lidera en Iowa y Nueva Hampshire por entre 20 y 30 puntos, según las encuestas.

“Todos están atacando a Nikki Haley. Trump está por delante de Nikki Haley y del resto como por 50 puntos. Nadie está atacando a Trump”, tuiteó Joe Walsh, ex congresista republicano por Illinois. “Esto es una broma”.