“Bendijo” a la familia de Messi. Quién es la sanadora católica que convoca multitudes en Rosario
ROSARIO.- Leda Bergonzi está parada al costado del escenario. Prefiere no mirar a la multitud que tiene enfrente. Ya tendrá tiempo para eso. Estará a las 3 de la madrugada dando la “bendición” a la multitud de fieles que la esperan dentro del predio de la ex-Rural de Rosario y afuera, donde durante la tarde hay una fila de más de 6000 personas y más de 30 colectivos estacionados que llegaron de distintas partes del país.
Esta mujer, de 44 años, que tiene el pelo negro y lacio, viste jean elastizados, botitas similares a las Nike Jordan y una camisa blanca, se transformó en un fenómeno religioso por los supuestos poderes sanadores que los fieles dicen que posee. Antes de que comience la ceremonia, Leda habla con un grupo de periodistas, advierte que no es “ninguna elegida”. “Esto es un camino. Soy una persona común y corriente, que vive como cualquiera”, apunta mientras la gente se acerca para que ella estire la mano y roce su cabeza.
Desde que su historia comenzó a ser retratada por los medios y en las redes sociales, empezaron a viralizarse videos sobre las “sanaciones” de Leda y fieles de todo el país e, incluso del exterior, comenzaron a viajar a Rosario.
Leda, fundadora de la comunidad Soplo de Vida, no tiene el aspecto ni el perfil que uno imagina de una sanadora religiosa. No hay nada extravagante. Se muestra afable y con buen ánimo. “Es así, igual que siempre, desde que la Iglesia Católica la consagró con el don del carisma de liberación y sanación”, cuentan sus allegados.
Parece más joven de los 44 años que tiene. Su familia está casi todo el tiempo con ella. Sus cinco hijos dan vueltas y los más chicos juegan en medio de la muchedumbre, que se conmueve cuando ve a esta mujer. Leda dice que no es sanadora ni la “elegida”, que no tiene poderes. “No soy nada de todo eso, soy mamá de cinco hijos y tengo una nieta hermosa”, advierte.
Bergonzi cuenta que cuando rezaba “hace ocho años recibió la revelación del Espíritu Santo”. “Fue muy fuerte y cambió mi vida, mi mirada. Es algo maravilloso, pero también difícil para los que te rodean que tienen que entender la situación”, relata. Desde ese momento comenzó a dar bendiciones. Al principio era poca la cantidad de fieles que congregaba, pero el poder de las “sanaciones” que sus fieles decían que tenía comenzó a expandirse de boca en boca.
Leda participaba de las misas en la Catedral de Rosario, que comenzó a cambiar su fisonomía. Las ceremonias empezaron a colmarse de fieles, luego de que las periodistas Sabrina Ferrarese y Araceli Colombo contaran por primera vez su historia en Rosario3. El fenómeno tomó un camino que nadie imaginó, ni siquiera la propia Iglesia.
El 26 de junio pasado Leda se despidió de la Catedral y pasó a dar las bendiciones en una parroquia más pequeña, la Inmaculada Concepción, en el barrio de Pichincha. Los fieles abarrotaron esa iglesia y las aglomeraciones de gente comenzaron a provocar trastornos en el barrio, por lo que el municipio decidió ofrecer el gigantesco predio de la ex-Rural, en el parque Independencia, donde hay mejores condiciones para que la gente que llega de todo el país pueda esperar ser tocada por las manos de Leda.
Este martes, la segunda semana que esta mujer encabezó la ceremonia religiosa allí, dos galpones estaban repletos de fieles y una fila de más de 10 cuadras esperaba ser bendecida. Todo estaba muy bien organizado, por “servidores” de Leda que vestían remeras azules y blancas con el logo en el centro de Soplo de Vida. Mucha gente se quiere sumar para ayudar, pero el entorno de la religiosa se muestra cauto. “Hay que vivir un proceso, un camino de compromiso”, explica una de las colaboradoras que está hace dos años con Leda.
Uno de ellos es el exjugador de Rosario Central Federico ‘Torpedo’ Arias, quien desde hace dos meses participa de la organización. “Es muy fuerte lo que irradia Leda y me propuse para ayudar. Es una emoción enorme ver cómo la gente se va de acá, con una paz enorme”, revela el exfutbolista que lleva un rosario enrollado en una de sus manos.
El exdelantero fue uno de los que estuvo presente el martes pasado cuando la familia de Lionel Messi llegó al predio para participar de la ceremonia. La madre del capitán de la selección nacional Celia María Cuccittini y su hermano Matías Messi fueron bendecidos por Leda. “Yo estuve con ellos como lo hago con toda la gente que espera hoy. No hay ninguna distinción”, aclara la “sanadora”, que cuenta que llegan invitaciones de todo el país.
La ceremonia comienza con una misa que oficia un sacerdote en uno de los galpones del predio, donde antiguamente se realizaba la feria ganadera. Ese lugar fue refaccionado hace unos años y está en perfecto estado. Se usó como vacunatorio durante la pandemia.
Luego de la misa, Leda canta con un grupo musical y después empieza a dar sus bendiciones, que es lo que espera todo el mundo. Mientras entona canciones de la liturgia católica también habla. Aporta frases y oraciones.
Leda impone sus manos a cada uno de los fieles que hacen fila. Les habla en lenguas indescifrables, les susurra a los oídos. Muchos caen al suelo. Otros tantos, aseguran que fueron curados de enfermedades corporales y malestares espirituales. “A veces hablo en arameo, pero nunca aprendí ese idioma. Son lenguas espirituales. No soy yo la que habla”, explica.
“Si ustedes tienen fe todo puede cambiar”
“Nosotros vamos recibiendo testimonios a lo largo de la semana de hermanos que reciben sanaciones de todo tipo y es un cambio de vida. Es la fe que tenemos que clamar más que a la sanidad. Si ustedes tienen fe todo puede cambiar”, dice mientras canta. Esa oración cantada, que tiene el acompañamiento de dos guitarristas, se extiende por casi una hora. Leda cierra los ojos, entona los salmos, cuyas letras se reproducen en una pantalla para que los fieles también los canten, y habla. Lanza frases sobre la fe, la necesidad de creer.
El fenómeno que encarna Leda Bergonzi hace recordar a muchos de los fieles con lo que ocurrió hace más de dos décadas con el padre Ignacio Peries, que convoca a miles de personas a la parroquia Natividad del Señor. A él también le adjudican poderes sanadores, aunque como Leda, Ignacio, dice no tenerlos. “Mucha gente usa el calificativo de cura sanador. Es un término muy complicado. Nadie sana, nadie tiene el poder de curar; quien lo tiene es el Señor”, dijo hace unos años el padre Ignacio, que por año recibe a un millón de personas en su parroquia del barrio Rucci.
En la puerta de la ex-Rural hay una fila de más de 30 colectivos estacionados que esperan a que termine la ceremonia. Llegaron el martes a la mañana y recién podrán retornar el miércoles a la madrugada. La espera es larga. “Le explicamos a la gente que hay que tener paciencia. Traemos pasajeros de Capital Federal, Gran Buenos Aires, del oeste, Merlo, zona sur bonaerense, Burzaco y Virrey del Pino, entre otras zonas”, detalla uno de los choferes. Hay ómnibus que arribaron desde Córdoba, Tucumán y Chaco.
“Yo vengo de Resistencia. He venido varias veces a las misas del padre Ignacio y ahora estoy aquí para tener la bendición de Leda”, cuenta Celia, una mujer de 62 años, que está acompañada por su hija. La organización le da prioridad a las personas que están enfermas o que sufren alguna discapacidad. También a las familias que traen chicos pequeños para que sean bendecidos por la mujer que consigue que los fieles se emocionen de una manera profunda y busquen sanar, muchos de ellos, sus enfermedades y pesares.