La guerra de Ucrania va para largo porque ni Putin ni Zelenski asumen su realidad

Ya son más de dos años de lucha por el territorio, batallas encarnizadas y pequeños triunfos parciales que quedan muy lejos de una resolución definitiva para el conflicto. La guerra de Ucrania sigue escribiendo capítulos, aunque su final no parece mucho más cercano que ese 24 de febrero de 2022 en el que Rusia dio comienzo a su invasión.

Entonces, Putin buscaba una conquista rápida de todo el país y por eso dirigió su ofensiva también sobre la capital, Kiev. Por su parte, los ucranianos querían perder el mínimo territorio posible y si lo hacían, recuperarlo a la mayor brevedad, con el objetivo de expulsar pronto y de forma definitiva al invasor.

Despedida a los soldados caídos en la guerra de Ucrania. (Photo by Roman Petushkov/Global Images Ukraine via Getty Images)
Despedida a los soldados caídos en la guerra de Ucrania. (Photo by Roman Petushkov/Global Images Ukraine via Getty Images)

Objetivos ambiciosos, no cabe duda, que ambos contendientes tuvieron que moderar poco tiempo después. Conscientes de la imposibilidad de lograr una guerra relámpago, los rusos centraron su ofensiva en las regiones de Donetsk y Lugansk, conocidas en su conjunto como el Donbás. Y es que si su Ejército no estaba siendo capaz de obtener victorias parciales, resultaba difícil imaginar el control absoluto del país.

Por su parte, Zelenski pronto supo que iba a ser muy complicado lograr la retirada rusa del conflicto. Pese al apoyo occidental, tanto con armamento como con dinero, lo cierto es que las capacidades militares de su vecino son muy superiores. Sin una internacionalización del conflicto, parece difícil pensar en que se produzca una victoria ucraniana.

Actualmente, el frente de la guerra se encuentra estable. Rusia controla aproximadamente el 18% del territorio, pero prácticamente en todo 2023 apenas se han producido avances por ninguna de las dos partes. Debido al agotamiento de las fuerzas y la necesidad de reponer equipos y municiones por parte de los contendientes, es casi imposible que haya cambios importantes a corto plazo.

Nos encontramos en una guerra de desgaste en la que Kiev ahora prioriza no perder posiciones, mientras que Rusia busca avanzar y no puede. Una situación de bloqueo que ha hecho que algunos expertos lo definan como un conflicto congelado.

Zelenski no está abierto a la negociación. (AP Photo/Francisco Seco)
Zelenski no está abierto a la negociación. (AP Photo/Francisco Seco)

A lo largo de estos dos años, se ha hablado muchas veces de la posibilidad de una negociación que sea capaz de resolver esta situación. Sin embargo, tanto Rusia como Ucrania siempre lo han descartado. El último actor internacional en poner esta posibilidad sobre la mesa ha sido el papa Francisco.

El pontífice instó a Volodímir Zelenski a tener "valentía" para alzar la "bandera blanca" y negociar el fin de la guerra con Rusia. Unas palabras que recibieron la respuesta del presidente ucraniano, que le reprochó que intente mediar "entre quien quiere vivir y quien quiere destruirnos".

Una vez más, Ucrania deja claro que la negociación no es una opción y sigue apelando a su objetivo general: la retirada completa de Rusia. ¿Es lícito lo que exige? Por supuesto. ¿Es factible? No tanto.

No hay salida

Teniendo en cuenta que las tropas ucranianas no están consiguiendo recuperar territorio, que su estrategia ahora es de contención y que tiene menos poder militar que su rival, es una quimera pensar en vencer la guerra. Y mucho menos con Estados Unidos planteándose reducir su ayuda.

Por parte de Rusia, el escenario es similar. Conquistar todo Ucrania no va a ser posible e incluso lograr todo el control del Donbás parece muy lejano ahora mismo. Su situación es más cómoda que la ucraniana ahora mismo, porque cualquier negociación le permitiría exigir cosas que no tenía antes de la invasión.

Con el conflicto estabilizado y atascado, solo hay dos posibilidades en el horizonte. Una negociación o que la guerra se alargue durante meses y años, sumando muertos y sin opciones reales de ninguno de los dos bandos de conseguir su objetivo último.

Puede que la presión internacional en un momento dado ayude a desatascar el problema, pero lo único claro hoy en día es que queda guerra para mucho tiempo.

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