"Green boots", el cadáver que ‘señaló’ el camino al Everest durante 20 años

'Green boots', el cadáver del monte Everest que no fue enterrado hasta 20 años después. Foto: Twitter @fasc1nate
'Green boots', el cadáver del monte Everest que no fue enterrado hasta 20 años después. Foto: Twitter @fasc1nate

Parece una historia de terror, pero hubo un tiempo en el que nadie que quisiera hacer cima en el monte Everest podía evitar toparse con un cadáver al que alguien tuvo la ingeniosa idea (y entendamos en este punto el tono irónico) de apodar ‘Green boots’ (botas verdes). El nombre no es casual. Acurrucado como estaba sobre la nieve, a duras penas hecho un ovillo sobre sí mismo, lo primero que captaba la atención de sus restos eran las vistosas botas de color verde pistacho que llevaba puestas cuando murió congelado, de la marca Koflahc.

‘Green boots’ se convirtió en uno de los puntos de referencia de la principal ruta para coronar el 'ochomil' más celebre del mundo. “Faltan tres horas para llegar a Botas verdes”, se convirtió en la frase habitual de los sherpas una vez las expediciones rebasaban el campo 4. El cadáver se convirtió en un recordatorio del funesto historial del Everest, en cuyas laderas han perdido la vida 291 personas desde la primera ascensión registrada en 1953. Se dice que en sus cumbres heladas yacen todavía 200 cadáveres ya momificados y, en parte, olvidados que dan buena cuenta a los osados que se embarcan en la difícil tarea de alcanzar el pico más alto del mundo que la muerte les pisa los talones.

Un grupo de excursionistas se dirige al campo base del Everest en Nepal (Foto: Getty).
Un grupo de excursionistas se dirige al campo base del Everest en Nepal (Foto: Getty).

Antes de deshumanizarle y convertirlo en una reliquia más del paisaje, ‘Green boots’ tuvo un nombre. Se llamaba Tsewang Paljor y era un alpinista indio de 38 años, miembro de una expedición de la policía fronteriza indo-tibetana. Murió de hipotermia junto a otras siete personas durante una tormenta de nieve ocurrida en 1996, el tercer desastre más mortal en la historia reciente del monte Everest. La cueva donde falleció, a 8.500 metros de altura, fue rebautizada como la ‘Cueva de Green Boots’.

Paljor pereció poco después de rebasar la denominada 'zona de la muerte', el punto de altitud por encima de los 7.500 metros sobre el nivel del mar en el cual la vida humana es prácticamente imposible. Esto por la baja presión atmosférica que caracteriza estos parajes remotos solo apto para expertos montañeros. Ahí arriba, la cantidad de oxígeno disponible para respirar es un tercio de lo habitual. Las botellas de oxígeno se convierten en el bien más preciado, necesarias no solo para alcanzar la cima, también para asegurarse la bajada. Al parecer, el indio no perdió la vida durante el ascenso, sino que la tormenta le pilló al tratar de regresar a “suelo firme”. Logró coronar la cima, sí, pero no salir viva de ella.

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En 2017 y tras más de 20 años desde su fallecimiento, un equipo encabezado por el escalador ruso Alexander Abramov decidió, finalmente, darle una merecida sepultura y enterrarle para que dejara de estar a la vista de todos, como si de un monumento turístico se tratara. Antes de aquello 'Green boots', protagonizó, de forma totalmente involuntaria, uno de los pasajes más siniestros de la historia del monte Everest. En el año 2006, el mundo se hizo eco de la controvertida y polémica muerte de David Sharp, otro montañero experimentado cuyo cuerpo fue encontrado al lado del de Botas verdes. Falleció de forma agónica y completamente solo tras quedarse sin oxígeno suplementario durante una expedición en solitario y después de que unos 40 escaladores le rebasaran sin socorrerle ni prestarle ayuda.

David Sharp fue avistado por última vez, aún con vida y delirando, dentro de la cueva maldita de Paljor, sentado junto a su cadáver momificado. “Mi nombre es David Sharp y estoy con Asian Trekking. Tengo mucho sueño", es lo último que dijo antes de ser abandonado a su suerte. El inglés murió de hipotermia. Tenía 34 años. Era la tercera vez que se embarcaba en la gesta titánica de conquistar el monte Everest. Nunca logró alcanzar la cumbre.

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