Una sentencia condenatoria y una sociedad volcada reparan a Gisèle Pelicot, icono mundial

Edgar Sapiña Manchado

Aviñón (Francia), 19 dic (EFE).- Gisèle Pelicot ya ganó, como ella misma dice. La justicia condenó este jueves a los 51 hombres que la violaron durante diez años y la sociedad se volcó con la víctima, con un apoyo masivo durante el proceso, por el que se ha convertido en un icono feminista.

La pena máxima de 20 años por violación agravada recayó sobre el cerebro del plan, Dominique Pelicot, el exmarido que la drogaba a escondidas para que otros hombres la violaran estando inconsciente.

La menor, de tres años, fue para Joseph Cocco, de 69, al ser condenado solo por tentativa de violación.

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Jean-Pierre Maréchal, el violador que replicó los mismos métodos que Dominique Pelicot con su propia mujer (y quien también fue agredida sexualmente por el principal condenado), fue castigado a 12 años de prisión, a pesar de que la Fiscalía había pedido para él 17 años de reclusión.

El resto de cómplices recibieron penas de cárcel inferiores a las pedidas por la acusación. Por ello, hasta seis de ellos podrán salir directamente en libertad, al haber pasado ya una parte suficiente de su condena en prisión preventiva o incluso estar exentos de su cumplimiento efectivo.

En total, fueron algo más de 400 años de cárcel para los 51 condenados, bastantes menos de los 652 solicitados por la Fiscalía.

Al escuchar las condenas, varios de ellos se taparon la cara entre las manos y otros lloraron, entre algunos gritos de desesperación de sus familiares, varios de los cuales salieron rápidamente de la sala de audiencias.

"Una prueba muy difícil"

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Al terminar la sesión, Gisèle Pelicot abandonó la sala a la que acudió prácticamente cada día desde que empezó el juicio, el 2 de septiembre, y después ofreció una breve declaración a la prensa, en la que dijo que respetaba el trabajo del tribunal y la sentencia.

"Hablo con profunda emoción", fue lo primero que dijo. "Este juicio ha sido una prueba muy difícil (...), pienso en las víctimas no reconocidas cuyas historias a menudo permanecen en la sombra. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha", prosiguió.

También agradeció el apoyo de la sociedad, así como el de sus abogados, Antoine Camus y Stéphane Babonneau. Igualmente, reconoció el acompañamiento de la asociación de apoyo a las víctimas que estuvo con ella en la sala durante el proceso.

Además, hizo un llamamiento a luchar contra los delitos sexuales: "Confío en nuestra capacidad colectiva para construir un futuro en el que todos, mujeres y hombres, podamos vivir en armonía, con respeto y comprensión".

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Después, se marchó para no volver al tribunal, donde durante el proceso reconoció haberse sentido "humillada" por los intentos de algunos abogados defensores que trataron de cuestionarla durante el juicio.

Sentencias decepcionantes para el público

Pese a las declaraciones de Gisèle Pelicot, las penas impuestas fueron recibidas con incredulidad por muchas de las personas congregadas a las puertas del Palacio de Justicia de Aviñón para apoyar a la víctima, en buena parte mujeres, ya que esperaban una sentencia "ejemplar".

Algunas de ellas aseguraron estar "muy decepcionadas", como dijo a EFE Laura Stromboni-Couzy, quien juzgó las penas como "insuficientes". "Es repugnante", afirmó por su parte Lola Gadea, quien reconoció que "desafortunadamente" se esperaba una sentencia así.

Se corearon también gritos de "Vergüenza de Justicia" y se cantó a coro el 'Himno de las mujeres', muy popular en Francia.

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Un día para la historia

La jornada de hoy quedará para la historia y el ambiente que se vivió desde antes de las 7.00 de la mañana (6.00 GMT) a las puertas del tribunal lo demostró.

La policía reforzó su presencia en la localidad del sur de Francia y se cortó la calle que da acceso al edificio de los tribunales.

Solo pudieron acceder a él la víctima y sus familiares, los acusados y los periodistas, ya que por primera vez no se permitió el acceso a la sala al público, que se congregó en el exterior.

Todo un operativo extraordinario para evitar cualquier incidente en un momento de especial tensión, como cuando uno de los condenados que salía libre se marchó enmascarado y encapuchado entre los abucheos de la gente y bajo protección policial.

En cambio, Gisèle Pelicot, que ya había sido recibida a su llegada con ovaciones y pancartas de apoyo (como 'Gracias Gisèle'), salió del Palacio de Justicia hacia el coche como una heroína, en medio de un gran círculo policial.

Por el camino, centenares de personas la ovacionaban, lloraban y sonreían, mientras se despedían de ella. Todo "para que la vergüenza cambie de bando", como Gisèle Pelicot siempre había pedido.

(c) Agencia EFE