El gran agujero azul submarino descubierto en México es espectacular

Los datos indican que es el segundo agujero azul más profundo del mundo

Imagen a vista de dron del gran agujero azul Taam ja’ descubierto en México | Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)
Imagen a vista de dron del gran agujero azul Taam ja’ descubierto en México | Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)

En el verano de 2021, un pescador local y guía comunitario llamado Jesús Artemio Poot Villa se encontraba navegando Bahía de Chetumal, en la costa sureste de la Península de Yucatán, México. En aquel bello entorno marino, santuario natural para los manatíes, Jesús divisó lo que parecía una gran mancha de color azul oscuro con una forma tan perfectamente redonda que no pudo evitar acercarse a ella. Conforme se aproximaba el círculo se hacía más visible dejando claro que, bajo su barca, había un enorme agujero circular que se extendía hasta las profundidades.

Chucho, así llaman cariñosamente a Jesús, se puso rápidamente en contacto con los investigadores del Colegio de La Frontera Sur (Ecosur) informando de su misterioso hallazgo. La primera expedición científica no tardó en llegar, liderada por Juan C. Alcérreca que ya había realizado diferentes estudios en la bahía de Chetumal. Efectivamente era un gran agujero azul, un enorme “pozo” submarino que, desde la distancia, se mostraba como una mancha azul verdoso sobre las tranquilas aguas del mar.

El nombre de “agujero azul” hace referencia a una de las formaciones kársticas más apasionantes que existen. Son profundas cuevas marinas casi verticales, que descienden vertiginosamente hacia las profundidades y que tienen su origen en la escorrentía glacial durante la Edad de Hielo. Son una especie de sumidero que el deshielo fue formando hace miles de años.

La primera medición de Chucho y Alcérreca fue bastante rudimentaria y se realizó, siguiendo una práctica utilizada durante siglos: una larga cuerda de unos 30 metros con un peso amarrado. Soltaron la cuerda y la gran piedra atada la empujó rauda hacia abajo. Diez metros, veinte metros… la soga se acabó y el peso aún no tocaba fondo. Añadieron otros 50 metros de cuerda, la volvieron a lanzar y tampoco llegaron al final. Buscaron por todas partes y encontraron otros 100 metros de cuerda adicionales. Regresaron a aquella misteriosa cueva y volvieron a lanzar la cuerda… nada. Ni con todas las cuerdas juntas lograron que la piedra tocara el fondo. Aquello que tenían bajo sus pies, sin duda era un “agujero azul” y la investigación que entonces comenzaba prometía traer sorpresas que, en aquel momento, nadie imaginaba...

Ubicación del TJBH (Taam ja’ Blue hole) en el Caribe occidental dentro de la Bahía de Chetumal | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)
Ubicación del TJBH (Taam ja’ Blue hole) en el Caribe occidental dentro de la Bahía de Chetumal | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)

Desde aquel descubrimiento fortuito, han pasado casi dos años de estudio, recogida de datos y análisis científico y por fin los investigadores han hecho públicos sus resultados en la revista especializada Frontiers in Marine Science.

Su primera sorpresa llegó con la profundidad. Mediante el uso de dispositivos CDT, capaces de medir con gran precisión la salinidad, la temperatura y la profundidad, estimaron que el fondo se encontraba a, nada más y nada menos, 274,4 metros bajo el nivel del mar: se encontraban sobre el segundo agujero azul más profundo conocido en el mundo. De hecho, esta profundidad rivaliza muy de cerca con el primer clasificado, el agujero azul de Sansha Yongle, en China, que se extiende hasta los 301 metros de profundidad.

Se podrían utilizar muchos ejemplos que ayuden a visualizar y comprender mejor la verdadera profundidad de este enorme agujero azul en la Bahía de Chetumal, pero el más ilustrativo sería imaginar que sumergimos toda la Torre Eiffel dentro de él… y apenas sobresaldrían los últimos metros de su cúspide. No es extraño que sus descubridores hayan acertado al bautizarlo con el nombre de agujero azul de Taam ja’ o TJBH (Taam ja’ Blue hole), que en maya significaría algo así como “agua profunda”.

Mapa morfológico 3D del TJBH (UTM 16Q) comenzando en el fondo marino de la Bahía de Chetumal (~5.0 mbsl) y descendiendo hasta una profundidad de 274.4 m | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)
Mapa morfológico 3D del TJBH (UTM 16Q) comenzando en el fondo marino de la Bahía de Chetumal (~5.0 mbsl) y descendiendo hasta una profundidad de 274.4 m | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)

Su siguiente paso fue utilizar una ecosonda para entender mejor el interior de aquella gran cueva vertical. Aplicaron además técnicas de 3D para conseguir un mapa morfológico y descubrieron que las paredes del agujero son muy empinadas, con pendientes superiores a los 80° que forman “una gran estructura cónica cubierta por biopelículas, sedimentos, piedra caliza y repisas de yeso”.

Fotografías del interior del TJBH (Taam ja’ Blue hole) | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)
Fotografías del interior del TJBH (Taam ja’ Blue hole) | Imagen Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. Frontiers in Marine Science (2023)

Uno de los grandes interrogantes que plantea el estudio publicado se refiere a las grandes diferencias de salinidad y temperatura que existen dentro del agujero. Se han medido cambios radicales de hasta 5 °C y diferencias en la salinidad que sugieren que el agua no circula. “Esto nos empieza a indicar que el sistema de alguna forma podría estar aislado”, explica Juan C. Alcérreca en Wired. “Tal posibilidad de desconexión es algo que queda por confirmar y que podría significar que el agua del interior es vieja, con origen en la formación de la estructura, la cual se supone para antes de las glaciaciones”.

En su interior los investigadores han descubierto que, tras pasar los 110 metros de profundidad, comienzan a aparecer zonas de poco oxígeno (zonas anóxicas) lo que indica que hay poco recambio de agua. “Si esto se prueba, supondría que se trata de agua reliquia que podría ser una ventana al pasado y una evidencia sobre la historia geológica de la península de Yucatán”.

Por supuesto no podía faltar una exploración submarina, mediante buzos especializados con cámaras submarinas. Las imágenes muestran que el agujero azul ofrece abundante vida marina y un ecosistema apasionante por descubrir. Los autores del análisis del Taam ja’ reconocen que, por ahora, su publicación es muy limitada y que en los próximos años seguirán con el estudio de esta nueva maravilla geológica. Seguro que la naturaleza nos vuelve a sorprender.

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Referencias científicas y más información:

Alcérreca-Huerta, Juan C., et al. «First insights into an exceptionally deep blue hole in the Western Caribbean: The Taam ja’ Blue Hole». Frontiers in Marine Science (2023) DOI:10.3389/fmars.2023.1141160.