Gentrificación extingue al tradicional Real de Catorce

SAN LUIS POTOSÍ, SLP., junio 2 (EL UNIVERSAL).- En la zona del altiplano de San Luis Potosí se esconde el pueblo mágico de Real de Catorce, municipio que hace honor a su nombramiento, pues al cruzar el túnel del Ogarrio con más de 123 años de historia, pareciera que se puede regresar en el tiempo, llegando hasta un pueblo fantasma con calles empedradas llenas de tradición e historia.

En la última década el pueblo de Real de Catorce ha alcanzado una gran popularidad entre turistas locales, nacionales y también extranjeros, quienes quedan maravillados por su quietud, su cultura, la sierra desértica y lo pintoresco del pueblo que a las ocho de la noche se queda vacío. Estos mismos atributos han convertido a Real de Catorce en uno de los sitios favoritos para que cada vez más extranjeros decidan asentarse en el pueblo, cuya cabecera principal se ha convertido en una zona hotelera y de servicios turísticos, los habitantes poco a poco han dejado de habitar en esta zona y se han desplegado a las comunidades de los alrededores.

"La China", una mujer de la tercera edad, vende artesanías en una de las antiguas casonas a unos pasos del jardín principal, ella relata cómo el pueblo se ha ido transformando y está lleno de contrastes, por una parte, la del municipio con grandes deficiencias en servicios de salud e, incluso, refiere que en la zona hay sólo un cajero automático y muy seguido se queda sin dinero; por otro lado, los sitios se han hecho cada vez más "de lujo" para recibir a "los gringos" y, subraya, "no hay negocio que no acepte dólares, porque ellos [extranjeros] son los que mejor pagan".

Juana María Calderón, prestadora de servicios turísticos y trabajadora de la Casa de Moneda de Real de Catorce, en entrevista con EL UNIVERSAL compartió que la participación de la estudiantina catorceña en eventos en Texas fue lo que abrió la puerta a la visita del turismo internacional, y en la década de los 70, cuando los estadounidenses comenzaron a realizar viajes al municipio, se le comenzó a llamar como "pueblo fantasma", en ese entonces la mina era la principal actividad y no existía el turismo como el que se vive actualmente. Posteriormente, el estigma del pueblo fantasma atrajo a producciones cinematográficas, lo que se convirtió poco a poco en el boom para Real de Catorce.

"Poco a poco se empezó a correr la voz del pueblo fantasma, pero ya para el 98, cuando la mina dejó de trabajar, ahí fue cuando empezaron a llegar más extranjeros y también se activó el turismo, las casas se convirtieron en casas de huéspedes y empezaron a crecer los hotelitos".

La mina, al dejar de operar, motivó a que catorceños comenzaran a vender terrenos y casas, los cuales eran muy baratos para los extranjeros y fue así como poco a poco comenzaron a asentarse en el municipio.

"Eran muy baratos, y luego ya ellos duraban en las casas de huéspedes y ellos mismos les conseguían una casa o terrenos y eso era mucha ayuda para la gente de aquí, hasta que se quedaran aquí por meses".

La transformación de Real de Catorce

La popularidad de San Francisco de Asís es uno de los más grandes motores del turismo religioso; sin embargo, también el lugar se ha transformado y de ser un pueblo solitario, ahora en temporadas altas se encuentra con "mares de gente". Al convertirse en un sitio turístico actualmente ofrece atractivos como la tirolesa, las manos gigantes del fraile, resbaladilla de cristal y la puerta al cielo, todos estos elementos se conjugan y hacen del municipio uno de los destinos más visitados en el estado, en 2021 rompió récord con casi 600 mil visitantes, desde entonces cada fin de semana recibe al menos 10 mil visitantes.

Juana María Calderón relata que incluso los establecimientos se han ido adaptando a lo que los turistas y la población extranjera piden, pues ahora la mayoría de los negocios aceptan dólares, también de sólo vender gorditas y antojitos mexicanos, se ofrecen ahora pizzas, pastas y bebidas diversas que hace años era impensable encontrar en el pueblo que está en medio del altiplano.

Los rituales de huicholes y wirikuta que se realizaban una vez al año, ahora se pueden encontrar cualquier día de la semana, "antes era una sola vez al año, ahora ya es lo que los huicholes venden, se buscan directamente todas las ceremonias".

El mismo turismo y las viviendas también se han modificado, aunque aún existen las viejas casonas, los hoteles cada vez buscan elevar su estatus, una habitación en los hoteles más exclusivos puede alcanzar hasta poco más de 5 mil pesos.

Las viviendas que han dejado de ser ocupadas por los catorceños también pueden ser identificadas a simple vista, "ellos ponen otro tipo de lujos, aunque tratan de hacerlas igual de pintorescas, se exagera en lo rústico y conjugan otros elementos que no son vistos aquí"; las jóvenes de comunidades cercanas encuentran trabajo sirviendo a parejas, familias y grupos de amigos estadounidenses y europeos que ya son parte de la población de Catorce.

En octubre, cuando son las fiestas en honor a Panchito, como le llaman a San Francisco de Asís, las calles se llenan y es algo natural para los oriundos del pueblo, también las decoraciones con flores, palmas y moños. En esos días, las casas que se quedan cerradas y sin señal de fiesta son precisamente las de los residentes de otro país.

"Los catorceños tratamos de llevar la misma vida, pero no se puede, es evidente el cambio que hemos vivido, lo notamos quienes tenemos aquí toda la vida, los extranjeros tratan de adaptarse a nuestras costumbres, pero no logran vivirlo y sentirlo porque no son de aquí.

Ellos no se quieren rosar con toda la gente que viene a la aventura, antes, incluso, toda la gente se quedaba a dormir hasta en la calle, traían sólo sus cobijas, pero ahora ya hay más hoteles y sitios donde quedarse, los extranjeros se encierran y no salen cuando es así, aún con todo esto nosotros seguimos siendo un pueblo que se resiste a desaparecer y dejar morir sus costumbres", concluyó María Calderón.

La magia de Real de Catorce, en riesgo

Una característica particular de este lugar es que existe un solo acceso a este pueblo, es el túnel con 2.3 kilómetros de largo, en las temporadas altas el mismo túnel se cierra y sólo se puede cruzar a través de transporte del lugar como carretones o camionetas colectivas.

En cada temporada alta Real de Catorce se ve rebasado, incluso en 2022 y 2023 el túnel ha tenido que permanecer cerrado por varias horas, tiempo en el que nadie puede ingresar al sitio, ya que no cabe un vehículo más y las habitaciones están saturadas.

Ante esto, el gobierno municipal encabezado por Guadalupe Carrillo ha propuesto construir una entrada alterna al municipio; también el gobierno del estado anunció el año pasado un nuevo acceso que tendrá siete kilómetros de longitud y una entrada monumental con una inversión total de 15 a 20 millones de pesos. Ambas propuestas han sido criticadas por los habitantes, ya que, según han expuesto, al habilitar una nueva entrada al pueblo, este "va a perder la magia, es mágico por lo que representa cruzar el túnel y encontrar un pueblo fantasma", comentó don Jesús, dedicado a realizar recorridos en caballo por el desierto y la parte alta de Catorce.