Ni Una Menos: con una fuerte crítica a la política económica de Milei, las manifestantes reclamaron en el Congreso
A nueve años de la primera movilización de Ni Una Menos, poco antes de las 16, se concentraron sobre dos carriles de la Avenida de Mayo las diversas organizaciones que esperaban para avanzar las pocas cuadras que las separaban del Congreso para reclamar una vez más por el reconocimiento de sus derechos y contra la violencia de género. Se manifestaron también por lo que consideran como “las políticas de hambre y de odio” de la presidencia de Javier Milei y rechazaron la Ley Bases y el DNU.
Estaban integrantes de organizaciones como el Polo Obrero, Libres del Sur, la Campaña Nacional al Aborto Legal, Seguro y Gratuito de la ciudad de Buenos Aires entre otras otras. No faltaron tampoco las banderas de Palestina. Hubo una menor afluencia que en encuentros pasados.
“Mataron a tres lesbianas con dos bombas molotov mientras dormían. Se metieron en nuestras camas para matarnos por lesbianas y eso no lo vamos a permitir”, se escuchó minutos antes de que empezaran a leer el documento desde el escenario ubicado frente el Congreso. Ese fue uno de los principales reclamos de este año. Mercedes Roxana Figueroa, Pamela Fabiana Cobos –ambas de 52 años– y Andrea Amarante –de 42– murieron luego de que su vecino Fernando Barrientos las rociara con combustible y provocara un incendio en la habitación de la pensión en la que vivían. “Andrea, Pamela y Roxana presente ¡Que el miedo cambie de lado!”, se leía en una bandera colgada delante de una de las rejas del Congreso. Las organizaciones feministas y LGBT lo definen como un “lesbicidio”. “Los discursos y actos de odio promovidos desde el Gobierno y sus seguidores son responsables de que los ataques hacia la comunidad LGBTIQ+ se hayan incrementado alcanzando su peor expresión”, plantearon desde el escenario.
El primer aplauso se lo llevó la memoria de Nora Cortiñas, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, que falleció la semana pasada. “Esta plaza lesbotransfeminista despide a la madre que nos enseñó a luchar”, dijeron.
Entre varias demandas, apuntaron contra la política de Milei y varios de sus ministros. “La Ley Bases es una nueva propuesta de ajuste de nuestras vidas al servicio del FMI y destinada al enriquecimiento de los grandes intereses económicos y financieros internacionales y nacionales. Repudiamos a los endeudadores seriales de Sturzenegger y Caputo que impunemente vuelven a ocupar cargos públicos por una justicia cómplice que no investiga a los delincuentes económicos”, consideraron.
También reclamaron por la entrega de alimentos por parte del Ministerio de Capital Humano. Y pidieron celeridad en la investigación por abuso sexual que involucra al intendente de la Matanza Fernando Espinoza.
“La violencia no para”
“Vimos poca convocatoria entre las pibas. No hay muchas adolescentes. Sí me sorprende que hay más hombres. Vengo porque hay que cuidarnos entre nosotras y hoy es redifícil tener alguien que te cuide”, dijo Mayra Garcia Leiva, de 16 años, presidenta del Centro de Estudiantes del Colegio Justo José de Urquiza. Vino acompañada de otras dos compañeras de colegio que marchaban por primera vez, Chiara Albrecht y Valentina Cossio.
“Vine desde la primera marcha [en 2015]. Me parece que hay menos gente. Están los que están siempre en la línea de fuego. Me llama la atención porque el lesbicidio fue muy impactante”, apuntó Mercedes, docente universitaria. Estaba acompañada por Bárbara, que sumó: “Quizás falta la convergencia de una sola consigna como lo fue el aborto en su momento. Hay muchas convocatorias”.
“Yo empecé a militar con Ni Una Menos desde 2015. Vengo todos los años porque la violencia no para y en este contexto particular con las no políticas de Milei y las expresiones de odio que tienen hacia el feminismo siento que estamos muy desprotegidas”, consideró Ailén Schulez, de 25 años, estudiante de Ciencias Políticas que milita en el Frente Patria Grande.
Es la novena marcha que se realiza desde el 3 de junio de 2015, cuando el asesinato de Chiara Páez impulsó la primera convocatoria. “¿No vamos a levantar la voz? Nos están matando”, tuiteó la periodista Marcela Ojeda el mediodía del 11 de mayo de 2015 tras el hallazgo del cuerpo de la adolescente de 14 años que estaba embarazada cuando su novio, Manuel Mansilla, de 16 años, la asesinó a golpes y la enterró en el patio de su casa.
“Creemos que es una concentración que está menos instalada que el 8M, pero es muy importante que se hayan hecho nueve Ni Una Menos. Valoramos que vinieron de todos los sectores políticos”; dijo a LA NACIÓN Lucía Cavallero, militante de Ni Una Menos.
Cifras alarmantes
Es la primera en la presidencia de Milei que llegó con un discurso que apunta contra la agenda que denomina “progresista” y el feminismo. Se tradujo en acciones en la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en la administración pública y la transformación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en una subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género –que a fin de mes pasó a depender del Ministerio de Justicia.
“La violencia económica es violencia. Las políticas destinadas al cuidado fueron desfinanciadas. Solo siete de las 43 principales políticas de cuidados se mantienen vigentes. Desapareció de la Dirección de Géneros y Diversidad del Ministerio de Salud de la Nación borrando el área de Gestión de Insumos para Travestis, Trans y Transgéneros. El plan ENIA que redujo los embarazos en la adolescencia a la mitad fue suspendido. Decimos: “Niñas, no madres”. El Plan Mil Días para personas gestantes y niñes hasta tres años se redujo un 74%. Se desmanteló la Ley Micaela, la construcción de escuelas, espacios para la primera niñez y para adultos mayores fue suspendida”, plantearon en el discurso.
“Particularmente esta vez la siento como triste a esta convocatoria. Estamos saliendo a decir que nos queremos vivas, es muy fuerte”, consideró Lucila Garay, actriz. Junto con Inda Lavalle, con quien vino a la movilización participan de una obra que cuenta la historia de un femicidio y al final relatan las estadísticas. “Nos sorprende ver cómo semana a semana suben los casos y el dato que las sorprende que la mitad son las parejas. Algo hay que hacer”, dijo Garay.
“Hay miedo también. Y se desconcentra 18.30 para que no pase nada”, dijo Lavalle. Para ese horario efectivamente los manifestantes se retiraron de la Plaza del Congreso, que estaba rodeada de efectivos para que se cumpliera el protocolo antipiquetes.
Rocío y Sofia Speratti Aquino tenían una remera en la que se leía: “Justicia por María”. “Nuestra hermana fue víctima de femicidio. El exmarido la mató a balazos frente a sus hijos en la vereda de su casa. Volver a este lugar para mí siempre es triste porque yo antes venía con mi hermana y ahora vengo con su foto”, dijo Rocío a LA NACIÓN.
A María ya la habían intentado matar, según contaron. “Ella denunció, pero la fiscalía y el juzgado lo caratularon como lesiones leves. No le creyeron. Hubo una perimetral, pero después se la sacaron. Durante un año y ocho meses ella iba a la fiscalía cada semana, al juzgado de Garantías. Se presentaba en cada lugar que podía para reclamar que cambie la carátula para que se haga justicia. De hecho el día anterior a su muerte había estado en la fiscalía. Y él la sorprendió al otro día cuando estaba por llevar a sus hijos al colegio”, relató.
En 2015, cuando comenzaron estas marchas, una mujer moría cada 30 horas en el país, víctima de violencia masculina. A nueve años del primer Ni Una Menos, las estadísticas no descienden: en lo que va del año hubo un femicidio cada 28 horas. En los primeros cinco meses de 2024 hubo 127 víctimas. 124 hijos que se quedaron sin madre: un 63% de ellos son menores de edad. 17 víctimas habían denunciado y cinco femicidas tenían dictada una medida cautelar de prevención. El lugar más inseguro para una mujer sigue siendo su casa, el 58% fueron asesinadas en sus hogares y el 56% por parejas o exparejas, según datos del último informe del Observatorio de Femicidios en la Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro.