A la mierda los creadores de frases buenrollistas. El daño que hacéis.

Muchos creadores de frases motivadoras están tan desconectados de la realidad que creen que estampando en una taza ocurrencias absurdas y buenrollistas pueden cambiar el mundo. O a las personas. O, ya puestos, las leyes básicas e inmutables de la física. A veces me los imagino en sus tormentas de ideas, con el ego dando vueltas dentro de su cabecita de pitiminí, tan pesada que se la tienen que sujetar con las dos manos para que no les caiga y salga rebotando calle abajo. La cabeza, digo.

Su moral de purpurina ha hecho un daño irreparable en un montón de personas que creen que tienen la culpa lo malo que les pasa en su vida porque no han sonreído con la energía necesaria o se han permitido el lujo de sentirse tristes por un momento. ¡Así no, idiota, así no!, les gritan las tazas y las agendas y los bolígrafos que cobran vida en cocinas, escritorios y mochilas. ¡Levántate con energía! ¡Da tu mejor versión! ¡Lucha todavía más! Con una sonrisa cada día es festivo. La alegría arrasa. Si lo sueñas ve a por todas.

Pero, ¿qué mierda es esta?

La realidad es terca. Resulta que no todo saldrá bien hoy. Que claro que hay cosas imposibles. Que por mucho que des tu mejor versión tu sueldo sigue siendo una mierda y por la noche te desmayas en la cama de todo el cansancio que acumulas. Y que no, que puede que no lo consigas por mucho que esfuerces en sonreír hasta que te duela la mandíbula de intentarlo.

Ves todos esos mensajes y te preguntas, ¿por qué yo no? ¿qué estaré haciendo mal? Y acabas pensando que tienes tú la culpa de lo que no te gusta en tu vida.

Pues tengo una noticia: las frases de esas tazas son más falsas que un filtro de Instagram. La vida no está hecha para nuestra comodidad, al menos, para la comodidad de la gran mayoría. Dónde nacemos y cómo nos criamos son mochilas de las que es casi imposible desprenderse. El ascensor social está encallado en tu planta. Tendrás parejas que te dejarán y te romperán el corazón. Y no, no podemos gustarle a todo el mundo.

Así que, mejor, piensa en lo orgulloso que estás de ti mismo porque has acabado la semana y no le has clavado a nadie un tenedor en los ojos.

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