FOTOS | El fervor masivo a la Virgen de Guadalupe que no veremos en este año de pandemia

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De la mano de la virgen
En México, las celebraciones a la Virgen de Guadalupe en su día son la muestra más ferviente de fé entre todas las fiestas religiosas de este país mayoritariamente católico. Una joven mujer sale del santuario guadalupano de Mérida, Yucatán, luego de asistir a la misa y recibir la bendición. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Lo más fieles
Multitudes de fieles se congregan cada año el 12 de Diciembre en la Iglesia de San Cristóbal en Mérida, Yucatán, para conmemorar la aparición de la Virgen a Juan Diego Cuauhtlatoatzi en 1531. Algunos llevan en su espalda pesadas imágenes religiosas. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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No importa la espera
Las personas esperan de manera ordenada en el atrio de la iglesia de San Cristóbal, santuario diocesano de la Virgen de Guadalupe construído en Mérida en 1797, por el turno para entrar a una de las misas que se celebran cada hora desde la víspera del 12 de diciembre en honor a la Virgen. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Los favores recibidos
Algunos padres devotos ofrecen llevar a este templo de peregrinación a sus niños vestidos como la Virgen de Guadalupe o San Juan Diego, en promesa o agradecimiento por favores recibidos. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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No hay obstáculos para venerarla
Un joven antorchista llega hasta la iglesia de San Cristóbal en el Centro Histórico de la ciudad de Mérida, Yucatán, completando un exigente recorrido en bicicleta de más de 320 kilómetros desde la ciudad de Escárcega en el vecino estado de Campeche. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Unión y fuerza
Santa Gertrudis es una de las poblaciones más al sur del estado de Campeche, cercana a la frontera con Guatemala. Desde allí, tras un recorrido de 511 kilómetros llevando a cuestas imágenes que alcanzan a medir dos metros, arriba este grupo de jóvenes ciclistas al templo guadalupano de Mérida, en Yucatán. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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1300 Km de amor
Ciclistas de todo Yucatán y de otros estados del sureste de México como Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, llegan hasta la iglesia de San Cristóbal en Mérida para las celebraciones a la Virgen. Algunos continúan camino desde aquí hasta la Ciudad de México, a más de 1300 kilómetros de distancia. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Cumpliendo promesas
Las personas se organizan en grupo para apoyarse mutuamente y realizar juntos los intensos recorridos desde sus poblaciones de origen hasta el templo guadalupano de la capital yucateca, a fin de cumplir sus promesas. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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No cabe tanta gente
Los albergues destinados a los peregrinos que llegan a Mérida en estas fechas no son suficientes para toda la demanda, se estima que en 2019 miles de personas acudieron a esta cita religiosa. Muchos pernoctan al aire libre en zonas aledañas a la iglesia antes de emprender viaje de retorno. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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La misa lo espera
Después de una larga espera fuera del templo, un hombre finalmente avanza para entrar a la misa y recibir bendiciones en la Iglesia de San Cristóbal en Mérida, Yucatán. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Entre campanas, fuegos artificiales y bandas locales
El paisaje sonoro durante las celebraciones a la Virgen incluye campanas, fuegos artificiales y música de bandas guadalupanas (similares a las bandas de guerra escolares) que escoltan a las peregrinaciones desde la parroquia de La Mejorada hasta la de San Cristóbal. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Peregrinos inundan la iglesia
El histórico barrio de San Cristóbal en Mérida, sede de los festejos a la Virgen de la Guadalupe, es el más grande y populoso del centro histórico de la ciudad. Por sus calles durante los días de la celebración es común ver el tránsito de los peregrinos en camino a la iglesia. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Antorchistas agradecidos
En mototaxi, tricitaxi, bicicleta o corriendo desde innumerables puntos del sureste mexicano, los llamados antorchistas guadalupanos buscan cumplir sus promesas de llegar ante la Virgen a tiempo para cantarle las tradicionales “Mañanitas” el 12 de diciembre. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Devoción total
En las afueras de la iglesia de San Cristóbal los párrocos reciben a los numerosos grupos de personas que acuden al templo y ofrecen sus bendiciones. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Agua bendita para todos
Un niño recibe el agua bendita con la que el sacerdote los bendice a él y toda su familia el día de la celebración a la Virgen de Guadalupe en Mérida, Yucatán. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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El recibimiento del párroco
Un grupo de jóvenes devotos de la Virgen de Guadalupe responden a las preguntas del párroco sobre su lugar de origen y los motivos que los han llevado hasta el templo ese día. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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No solo promesas
Miles de personas acuden al santuario guadalupano cada año para dar muestras de devoción y fervor a la Virgen de Guadalupe, pedir por alguna gracia o cumplir alguna promesa. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Desde que nacen
Un niño pequeño vestido como San Juan Diego, después de haber sido presentado en el templo por promesa de sus padres a la Virgen de Guadalupe, pasa un rato en el carrusel del parque de “La Reforma” frente a la fachada principal de la iglesia de San Cristóbal. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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Altares rodantes
Un mototaxi que sirve normalmente para trasladar personas en el municipio yucateco de Temax, a 80 kilómetros al este de Mérida, es convertido en altar rodante en honor a la Virgen de Guadalupe para la peregrinación hasta el templo de San Cristóbal. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)
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El júbilo del retorno
Una vez cumplida su promesa, un devoto de la Virgen de Guadalupe envuelve nuevamente su imagen para protegerla de los elementos durante el viaje de retorno a su lugar de origen. (IVAN GABALDON / KINETROPICO)

Ninguna celebración religiosa despierta tanta devoción entre millones de católicos mexicanos como la veneración a la Virgen de Guadalupe, pero esa arraigada tradición se verá drásticamente afectada y en buena medida interrumpida por primera vez en el 2020 por la pandemia de COVID-19.

La iglesia católica afirma que el 12 de diciembre de 1531 el indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzi, nativo del cerro de Tepeyac, fue testigo de la aparición de la Virgen.

En el año 2002 el papa Juan Pablo II habría de canonizar a Juan Diego, enfatizando así la importancia para la Iglesia Católica de una tradición que tiene hoy millones de fieles también fuera de México.

En la Ciudad de Mérida, Yucatán, el Santuario Diocesano de la Virgen de Guadalupe en el barrio de San Cristóbal recibe desde hace más de un siglo a millares de fieles que se trasladan cada diciembre a lo largo y ancho del sureste mexicano para rendir culto a la Virgen.

Este año, ante la necesidad de respetar las medidas de distanciamiento social, autoridades locales han hecho llamados a los feligreses para realizar la celebración en sus propios hogares o acudir a un número reducido de misas en iglesias que no podrán sobrepasar un 30% de su capacidad.

El fervor con el que se vive esta tradición en Yucatán fue documentado en 2019 por el fotógrafo Iván Gabaldón, con imágenes que dan cuenta de lo imposible que resultaría mantener distancia entre las miles de personas que acuden cada año para venerar a la Virgen de Guadalupe.