Filas de hasta 10 horas para gestionar los permisos de residencia en Portugal

Lisboa, 5 jun (EFE).- Los inmigrantes hacen filas de hasta 10 horas para gestionar sus permisos de residencia en Portugal frente a la colapsada Agencia de Integración, Migración y Asilo (AIMA), un problema al que el Gobierno de centroderecha de Luís Montenegro quiere hacer frente con el endurecimiento de las normas de entrada.

Las nuevas medidas anunciadas el lunes por el Ejecutivo ponen fin al régimen que ha permitido llegar a Portugal primero y solicitar la residencia ya dentro, por lo que a partir de ahora los extranjeros necesitarán tramitar visados de trabajo en su país de origen.

Una decena de migrantes espera a primera hora de la mañana delante de las puertas de AIMA, cerca de la céntrica plaza lisboeta de Marquês de Pombal, para tramitar sus solicitudes. Muchos de ellos son mujeres embarazadas que acuden solas. La mayoría de los consultados por EFE asegura desconocer el cambio en las normas migratorias.

Aun así, Fernanda, cuyo nombre real prefiere ocultar, considera que "es una buena decisión porque mucha gente viene aquí a obtener el visado sin trabajar y es muy perjudicial para la economía".

De origen angoleño, realizó el pago de su solicitud de residencia hace dos años, pero todavía no ha recibido noticias, y explica que, siempre que viene, normalmente espera alrededor de cuatro horas en los accesos a la agencia para que le atiendan.

AIMA acumula más de 400.000 procesos pendientes con largas colas en sus oficinas por el crecimiento exponencial de inmigrantes en los últimos años.

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) luso, el número de inmigrantes permanentes en Portugal, es decir, aquellos que llegaron con la intención de permanecer uno o más años, pasó de poco más de 29.700 en 2008 a más de 117.800 en 2022.

"Es la segunda vez que solicito un permiso de residencia. He tenido uno durante 23 años y ahora estoy en las mismas condiciones que hace 20 años, o un poco peor", expone Fernanda, sobre los retrasos en las tramitaciones por parte de la entidad.

Gurbachan Singh, de la India, lleva cinco años viviendo en Lisboa, y alrededor de tres esperando su permiso de residencia. Ha tenido que contratar a la abogada Nadia Zamboni para finalizar el proceso.

Juntos han acudido a la sede de AIMA para ver cómo va el expediente de Singh, aunque es Zamboni quien entra en el edificio para salir al rato.

La abogada especializada en inmigración advierte, en declaraciones a EFE, de las consecuencias de este cambio en la legislación si no se refuerzan las embajadas de Portugal, ante el volumen de casos que este cambio les puede suponer.

"Es inhumano quedarse cinco años esperando sin respuesta -lamenta indignada Zamboni-. Hay que ampliar los servicios consulares, porque el consulado de Nueva Delhi es para la India, Bangladesh y Pakistán, tres países que tienen una población inmensa".

De modo preventivo, el Ejecutivo de Montenegro ha anticipado que el nuevo plan contempla un refuerzo de la capacidad de los puestos consulares lusos en el extranjero "considerados como prioritarios".

Más allá de la situación en las embajadas, dentro de Portugal casos como el de Singh no se verán afectado por la modificación de la normativa migratoria porque el Ejecutivo de Montenegro ha anticipado que habrá un periodo transitorio para quienes hayan presentado su solicitud de residencia antes del cambio legislativo.

Por lo pronto, la normalidad reina en el barrio de la Mouraria, en las inmediaciones de la plaza de Martim Moniz, plagado de negocios de migrantes procedentes de Asia, como Nepal y Bangladesh.

Allí, cuando la periodista pregunta sobre el endurecimiento de las reglas migratorias todo son evasivas y la respuesta más común es un "prefiero no opinar", al no conocer bien el cambio.

Una modificación que el Gobierno ha sacado adelante, cuando Portugal votará el próximo 9 de junio a sus candidatos a las elecciones europeas, donde la migración está siendo uno de los grandes temas que están copando el debate político en el país.

Rocío Muñoz Jiménez

(c) Agencia EFE