Fernando VII, el peor ejemplo para defender a Felipe VI y su gesto frente a la espada de Bolívar

Imagen del lienzo que representa el desembarco del rey Fernando VII (1784-1833), en el municipio del Puerto de Santa María,(Cádiz), en el Museo del Romanticismo de Madrid. (Photo by: Prisma/Universal Images Group via Getty Images)
Imagen del lienzo que representa el desembarco del rey Fernando VII (1784-1833), en el municipio del Puerto de Santa María,(Cádiz), en el Museo del Romanticismo de Madrid. (Photo by: Prisma/Universal Images Group via Getty Images)

El mes de agosto hace que un mero roce entre dos coches en el aparcamiento de un supermercado se convierta en noticia. O que el hecho de que Felipe VI, de viaje en Colombia para asistir a la toma de posesión del presidente electo, Gustavo Petro, decida no levantarse al paso de la espada de Bolívar sea la antesala de una tercera guerra mundial. Eso está pasando este verano, y ha pasado siempre. Lo que sí es sorprendente es que en la conversación de sordos que twitter auspicia entre defensores y detractores de la monarquía derive en que el hashtag de Fernando VII roce ser el trending topic del día.

Todo porque Simón Bolívar combatió activamente —ya con la espada, ya con la pluma— al régimen colonial encarnado durante ese tiempo en la persona del rey Fernando VII. El caso es que uno puede defender con ahínco una posición, o la contraria sobre un gesto concreto del Rey. Pero de ahí a defender al peor monarca español en siglos, hay un mundo.

Si uno relee las definiciones que decenas de historiadores han hecho de Fernando VII (1784-1833) observará que los adjetivos que más se repiten son los de "desastroso", "nefasto", "chaquetero", "traidor", "ruinoso"... Y eso que empezó con el pie derecho, porque venía a sustituir a su padre, Carlos IV, quien estuvo más interesado en ampliar sus trofeos de caza que en dirigir a España hacia la prosperidad. De ahí que Fernando VII fuera rebautizado como 'el deseado'. Aunque ese apodo le duró muy poco. Y acabó siendo conocido como 'el felón'.

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Haciendo un resumen de sus desventuras, tenemos a un monarca que accedió al trono tras conspirar contra su padre mediante una operación que debilitó como nunca antes a la monarquía española justo cuando un tal Napoleón hacía lo contraria agrandando su figura y poder.

Y llegó el 20 de abril de 1808, día en que el entonces rey de España viajó a Bayona para entrevistarse con, precisamente, Napoleón Bonaparte, para decidir y fijar el futuro de la Península. ¿Y qué hizo 'fernandito'? Pues nada más y nada menos que vender a los franceses al mismo pueblo español que le había hecho rey. Todo por una importante pensión y una vida llena de lujos y excesos en el país vecino.

En defensa de Fernando VII hay que decidir que no solo vendió a España y a su pueblo. Sino que, pasados los años, también se vendió a sí mismo y a los suyos para implorar a Bonaparte que le reconociera como "hijo adoptivo" tal y como consta en una carta dirigida el 4 de abril de 1810 a Berthèmy, gobernador de Valençay.

Entre medias permitió el expolio de más de un centenar de valiosísimas obras de arte españolas porque él solo estaba interesado en la buena vida, anuló la Constitución de Cádiz y reinstauró el absolutismo.

Pues ese es el ejemplo que algunos han decidido emplear para defender a la monarquía. Y muchos lo aplauden para no recular en su posicionamiento demostrando un enroque sin parangón.

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