Yahoo Noticias Explosiones e incendios son un alto riesgo para fábricas de aceite de marihuana en EEUU
La venta y consumo de marihuana de modo legal crece con fuerza en Estados Unidos, tanto en su modalidad medicinal, mucho más extendida, como en la recreativa. Actualmente, en 10 estados y el Distrito Columbia se ha despenalizado por completo la marihuana y en otros 23 se ha autorizado el uso medicinal de productos de esa planta. Al respecto, se estima que la industria de la marihuana legal logró en 2018 ventas de 10,400 millones de dólares y creó 259,000 empleos en Estados Unidos.
Y aunque a escala federal el comercio y el consumo de la marihuana sigue siendo ilegal, la aceptación de su uso y la noción de reducir o eliminar las penalizaciones legales al respecto están al alza. Con todo, este fenómeno tiene complicaciones y retos y uno muy específico ha mostrado ser, literalmente, explosivo. De acuerdo a Politico, en los últimos cinco años se han registrado 10 explosiones en fábricas productoras de aceite de marihuana, con un saldo severo de personas lesionadas en ello.
Esto se debe, de acuerdo al citado portal, a que la industria de la marihuana se encuentra aún en una etapa inicial en sus procesos industriales, que están en continua evolución, y que las normas y regulaciones de seguridad en la materia, que han de ser establecidas y aplicadas por las autoridades, aún no se encuentran a la par de esa dinámica.
Es decir, se desprende, que ciertos procesos resultan de alto riesgo pero continúan siendo realizados por no haber norma que los frene, incluso aunque el resultado acabe siendo desastroso.
E incluso en estados donde se han establecido regulaciones –California, Colorado, Michigan, Oregon y Washington– se han registrado quejas de oficiales de bomberos que consideran que no las normas aún son adecuadas, según indicó Politico. Incluso algunos sindicatos han alertado que los estados están otorgando licencias a productores de un modo tan rápido que no dan tiempo a los inspectores de realizar su trabajo en las fábricas respectivas, lo que incrementa los riesgos de accidentes. Algo que es especialmente importante dado que la extracción de aceite de la marihuana, señala Politico, requiere el manejo de sustancias solventes y altamente inflamables de modo intensivo. Eso ha provocado ya incidentes graves.
Ese aceite es usado para añadir las sustancias base de la marihuana en medicamentos y productos comestibles.
Un ejemplo de esa amenaza son los casos de explosiones en laboratorios ilegales que se han registrado, por obvias razones, a lo largo de los años, incluso con muertos. Cerca de 10% de los laboratorios ilegales en 2017 sufrieron incendios o explosiones, según cifras de la DEA.
Así, se desprende del artículo de Politico, la operación de laboratorios legales no les concede de por sí mejores niveles de seguridad en diversos aspectos, y por ello se han registrado esas 10 explosiones y los riesgos continúan siendo altos ante la insuficiencia de las regulaciones en la materia.
Pero solo unos pocos estados prohíben, por ejemplo, el uso de butano en la extracción de aceite de marihuana y en muchos se permite el uso de ese gas –vinculado a incendios y explosiones– bajo ciertas condiciones.
En Colorado, incluso, se exige que las actividades de extracción de aceite de marihuana se realicen en entornos no combustibles y en lugares donde no haya presencia de menores y se exige entrenamiento y equipamiento específicos para lidiar con fugas de gas y conflagraciones relacionadas.
El factor de la seguridad es, además, un tema clave a considerar en los estados donde se discute ampliar las legalizaciones de la marihuana, pues dado que a escala federal esta planta sigue siendo ilegal no hay una regulación de esa industria en específico, aunque las normas federales de seguridad y salud en áreas laborales sí son de aplicación en las plantas de procesamiento de marihuana.
Con todo, la proliferación de plantas de proceso de productos de marihuana en un contexto de una regulación de seguridad insuficiente en la materia mantiene a esa singular industria en una condición de alto riesgo, incluso cuando se han aplicado fuertes multas y penas a los propietarios de sitios en los que se han registrado explosiones.
Por ejemplo, una compañía de marihuana legal en Santa Cruz, California, fue multada en diciembre pasado con 50,000 dólares luego de que uno de sus empleados resultó herido en una explosión, indicó Los Angeles Times.
Y, por añadidura, algunos consideran que restricciones más severas dificultarán las operaciones de esas plantas, o harán más costosa su operación o más difícil conseguir el personal con las cualificaciones requeridas. Imponerles ese tipo de frenos podrían hacer menos rentable a esa industria y presumiblemente afectar los impuestos que los estados recaudan de sus actividades, sumas millonarias que están en el corazón de la creciente aceptación que la legalización de la marihuana tiene para autoridades municipales y estatales.
Con todo, es evidente que toda industria ha de cumplir con normas de seguridad rigurosas para prevenir y en su caso encarar incidentes. La vida de los trabajadores de esas fábricas y la seguridad del entorno en donde se sitúan, además de las inversiones de sus dueños, han de ser protegidas al máximo posible. El humo de fábricas devastadas no es el aroma que se desean en los estados donde la marihuana ha sido legalizada por el voto popular y la sanción legislativa.
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