¿Puede ser el negocio de la marihuana el nuevo 'American dream' para muchos hispanos en EEUU?

Diversos brotes de marihuana medicinal en frascos son fotografiados en el dispensario Los Angeles Patients & Caregivers Group en West Hollywood, Los Angeles. Oct 2016 (Foto de Mario Anzuoni / Reuters)
Diversos brotes de marihuana medicinal en frascos son fotografiados en el dispensario Los Angeles Patients & Caregivers Group en West Hollywood, Los Angeles. Oct 2016 (Foto de Mario Anzuoni / Reuters)

Para nadie es un secreto que la industria legal de la marihuana es un negocio pujante. Un producto que en los últimos años ha comenzado a salir de la clandestinidad para entrar decididamente en la dinámica del mercado y convertirse en el negocio de mayor crecimiento en los Estados Unidos. La venta lícita de cannabis y sus productos asociados tuvo en 2016 un valor comercial de casi 7.000 millones de dólares y para 2021 se calcula que los ingresos rondarán los 21.000 millones.

Otro dato interesante según un informe del grupo ArcView, una compañía de inversión e investigación de la industria del cannabis con sede en Oakland, California, estima que en un par de años los ingresos por venta legal de marihuana para uso recreativo superarán los de la venta medicinal.

Los nuevos soportes jurídicos como por ejemplo el Acta de Acceso a Bancos para Negocios de Marihuana aprobada por el Senado en 2015, que permite a las instituciones financieras invertir en negocios legítimos de la producción de marihuana, han favorecido ampliamente el entorno comercial y lo han ido convirtiendo en un negocio muy competitivo y cada vez más diversificado. En términos laborales, la firma de investigación New Frontier Data calcula que el mercado del cannabis creará cerca de 284.000 nuevos empleos en los Estados Unidos para el año 2020.

De acuerdo con los resultados de una exclusiva encuesta de Yahoo News y Marist un 52% de los estadounidenses apoyaría que su banco invirtiera en negocios relacionados con el cannabis y un 28% de los encuestados afirma que si la marihuana fuera legal en todo el país, seguramente invertiría en la industria.

En los estados donde es legal el consumo, no solo existen los dispensarios que ofrecen la hierba como tal, también han surgido una enorme cantidad de compañías que ofrecen nuevos productos y servicios asociados: desde inhaladores y vaporizadores a toda clase de productos comestibles, infusiones, cosméticos, hasta clubes exclusivos para aquellos interesados en consumir marihuana de altísima calidad en un entorno social o paseos turísticos para visitar dispensarios y cultivos.

El consumo de marihuana en Estados Unidos se ha duplicado durante la última década y se estima que aumente de forma exponencial en los próximos años, sobretodo considerando que casi el 60% de la población estadounidense vive en los estados donde el uso del cannabis se ha legalizado de alguna manera. Al día de hoy, 29 estados y Washington DC ya tienen leyes para controlar el uso terapéutico, y de estos, 8 más aceptan el consumo recreativo.

Tras el nuevo ‘American dream’

Dentro de este panorama económico tan prometedor, muchos ciudadanos de origen hispano han comenzado a visualizar una nueva oportunidad de negocio que podría permitirles alcanzar el tan añorado ‘sueño americano’ en un espacio de tiempo más corto y con un factor de riesgo menor. “Prácticamente es un éxito garantizado” asegura el socio de una nueva firma de producción y distribución de cannabis cuyo negocio apenas comienza.

A pesar de los prejuicios y de las reservas en torno al tema de la legalización, pareciera haber, en términos generales, mucha más tolerancia de los hispanos mayores hacia los jóvenes cuando se trata de evaluar su participación en el negocio de la marihuana. Nadie desconoce que esta puede ser una gran inversión a mediano plazo y mientras “esté dentro de un marco legal, no tenemos por qué oponernos”, comenta el padre de un potencial inversionista hispano que prefiere mantenerse en el anonimato.

Hace algunas décadas, aceptar que tu hijo o un familiar cercano pudiera vender, producir o distribuir cannabis, habría sido impensable, no solo porque era un negocio totalmente al margen de la ley, sino porque dentro de la cultura latina existía (y en gran medida existe aún) un estigma social que asocia a la persona que consume o distribuye marihuana con la marginalidad, la violencia o el delito.

En dos de los estados con mayor población hispana como California y Florida, el voto hispano a favor de la legalización del consumo recreativo en el primero y medicinal en el segundo, fue crucial para su aprobación en las pasadas elecciones generales de noviembre de 2016.

Estas perspectivas obviamente han seducido a muchos hispanos, tanto los que han nacido en Estados Unidos como los que han llegado después, y comienzan a visualizar que este cambio de mentalidad podría favorecerles en este nuevo emprendimiento.

De acuerdo con una encuesta del Centro de Investigación Pew en 2010, un 35% de los hispanos se pronunciaban a favor de la legalización de la marihuana mientras que un 61% se oponía. La misma encuesta en 2016 registró que un 46% se mostraba a favor y un 49% en contra. En apenas 5 años, el cambio de opinión ha sido drástico y se observa en la comunidad latina una tendencia marcada hacia el apoyo de la legalización.

Sin embargo, los índices de aprobación sobre la legalización del cannabis continúan siendo menores entre los hispanos que entre el resto de los ciudadanos de EEUU. Los inmigrantes latinos conocen de primera mano los daños que los cárteles de la droga le han hecho a sus países de origen y es inevitable que la marihuana se asocie con un concepto negativo.

Existen también muchas reservas por parte de una gran cantidad de personas que atribuyen el auge de la industria del cannabis al mero interés capitalista de las corporaciones, los gobiernos estatales y los ‘lobbyst’ o cabilderos. Argumentan que los índices de aceptación tan elevados son producto de la agresiva propaganda a favor del cannabis que directa o de forma subliminal se ha venido diseminando en los últimos años a lo ancho del territorio estadounidense de cara a convertirla en un negocio multimillonario.

No todo lo que brilla es ‘verde’

Como en toda industria incipiente y próspera, hay una batalla por tratar de entrar de primero y conseguir el control. Muchos visionarios ya tienen tiempo conversando con los gobiernos estatales, desarrollando su plan de negocios y ubicándose en lugares privilegiados de esta industria millonaria. Y en esta carrera, los emprendedores latinos y afroamericanos están en clara desventaja.

En la mayoría de los estados donde la venta del cannabis ya es un hecho, si una persona ha tenido algún antecedente legal relacionado con las drogas, es muy probable que tenga problemas para participar en el negocio, ya sea como emprendedor o como empleado. De acuerdo con un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos, más de la mitad de los prisioneros por delitos relacionados con la marihuana en 2012 eran de origen hispano o latino. Dicho esto, no sería descabellado pensar que muchos hispanos pudieran quedar marginados y excluidos del mercado.

En este contexto, algunos se preguntan si las barreras raciales vuelven a ser un obstáculo para las minorías que quieran beneficiarse de este nuevo auge económico y temen que solo un grupo exclusivo de ciudadanos blancos, al ser los pioneros, tendrá la posibilidad de prosperar, mantener el control y quitarle espacio a los demás.

Aunque no existen cifras oficiales que indiquen de qué raza son los nuevos emprendedores del negocio, algunos medios que se han dedicado a entrevistar a propietarios de clínicas y tiendas de marihuana legal, aseguran que menos del 1% de los 3.600 dispensarios que existen actualmente a nivel nacional son propiedad de ciudadanos de raza negra o hispana.

Dispensario de marihuana medicinal en Reno, Nevada. (Foto: Scott Sonner / AP)
Dispensario de marihuana medicinal en Reno, Nevada. (Foto: Scott Sonner / AP)

Es solo cuestión de tiempo

Alejandro Tani se considera un emprendedor que ha sabido identificar oportunidades de negocio vanguardistas y en 2014, después de haber invertido por largo tiempo en la industria financiera y tecnológica, decidió darle vuelta al timón y apuntar hacia el negocio del cannabis.

Después de mucho investigar y trazar su modelo de negocio, acaba de fundar Innovative Genetics, una compañía dedicada a la producción, distribución, investigación y tecnología de los productos derivados de la marihuana tanto para uso recreativo como terapéutico. “Los consultores externos han valorado actualmente la compañía en 8 millones de dólares y estiman que en menos de un año estaremos en alrededor de los 40 millones”.

Tani comenta orgulloso que en lugar de ellos acudir a los posibles inversores, son los financistas los que se han acercado a ellos para ofrecerles dinero. “Por ser una industria nueva, hemos querido mantenerlo bajo la más estricta confidencialidad, no queremos abrir nuestra propiedad intelectual al público para evitar que otros jugadores puedan copiarlo”. Aún así, ya prevén abrir sus primeras operaciones en Los Angeles, Portland, San Juan y Miami con la idea de extenderse eventualmente hacia el resto de los estados donde ya el consumo es legal.

Como emprendedor de origen hispano, Tani asegura que la respuesta de sus familiares y allegados ha sido positiva. A pesar de que continúa siendo un tema espinoso en su entorno familiar, sus parientes se han mantenido en una posición neutral. “Es solo cuestión de tiempo para que sea totalmente aceptado. A medida que van teniendo más información, son más abiertos al tema”.

Tani está convencido de que su negocio se convertirá en una importante fuente de ingresos y ganancias y de que su familia estará orgullosa de este logro. “Mi ‘sueño americano’ va muy bien encaminado por esta vía”.

Un asunto de justicia social

Norton Arbelaez, llegó a los 5 años a Estados Unidos procedente de Colombia y se estableció con sus padres en California. Después de graduarse de abogado, comenzó a trabajar directamente con médicos, grupos políticos y asesores legales para desarrollar un marco regulatorio del uso del cannabis.

En 2009 se mudó a Denver, Colorado, y fundó una clínica ayudado por profesionales de la medicina para ofrecer terapia con medicamentos a base de cannabis y desde entonces se ha mantenido en la industria. En marzo de 2010 comenzó un nuevo emprendimiento y abrió RiverRock Cannabis, una planta de cultivo y fabricación de productos derivados de alta calidad en diferentes presentaciones como cremas, vaporizadores, bebidas, barras de chocolate, entre otros.

Arbelaez se considera un pionero en la explotación y venta de la marihuana legal. Sus aspiraciones en la industria son sumamente ambiciosas e incluso traspasan las fronteras para viajar hasta la selva colombiana donde ha trabajado directamente con los grupos indígenas, en particular la comunidad Nasa, ayudándolos a convertir el cultivo de marihuana en un motor de desarrollo económico regulado.

Cuando se le pregunta qué es lo que le inspira para continuar en el negocio, Norton asegura que su motivación no es económica, sino social. “Hay maneras mucho más fáciles de hacer dinero. Mi motivación principal es conseguir que el consumo del cannabis deje de ser un tema político, un tema racial para perjudicar a las minorías y que en lugar de ser un obstáculo sea un motor de ayuda para las comunidades en desventaja.”

De acuerdo con Norton, las minorías, y en particular los hispanos y los afroamericanos, son quienes han sufrido las consecuencias de la prohibición de la marihuana. Si bien es cierto que todos los grupos raciales en EEUU usan el cannabis en proporciones similares, los que siempre han ‘pagado los platos rotos’ son las minorías. “La prohibición de la marihuana no es más que un acto de racismo que nació en 1937 cuando fue regulada como una droga en todos los estados y que se reafirmó con Nixon en los años setenta y su Guerra contra las Drogas.”

En cuanto al tema de los prejuicios culturales, Norton prefiere pensar que los tabúes pertenecen a dos generaciones anteriores y que hoy en día gran parte de ese estigma está superado. “Mi familia sabe que yo entré en este negocio con mucha cautela y mucha seriedad. No es una industria en la que puedes arrancar fácilmente, necesitas una formación profesional y mucho conocimiento del asunto.”

Se convierta o no en el nuevo sueño americano de muchos hispanos, hay dos cosas que son incuestionables: que es un negocio vigoroso y no tiene vuelta atrás, y que cualquier emprendimiento en el área requerirá no solo lidiar con aspectos legales y económicos, sino también sociales y culturales. Sea como sea, el consumo y producción legal de marihuana es una realidad y la sociedad tendrá que buscar la forma de adaptarse a ella.

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