Exigen la dimisión del primer ministro tras un derrumbe mortal y sospechas de corrupción en Serbia

Miles de manifestantes antigubernamentales se manifestaron el lunes en la capital serbia exigiendo la dimisión de altos cargos tras el mortal derrumbe del tejado de hormigón de una estación de ferrocarril en el que murieron 14 personas a principios de mes.

Los manifestantes de Belgrado culparon del derrumbe del tejado a la corrupción y a las pobres obras de renovación del edificio de la estación, en la ciudad septentrional serbia de Novi Sad. Los varios miles de manifestantes exigieron la dimisión del primer ministro serbio, Milos Vucevic, y de su Gobierno, así como la detención de los responsables del derrumbe.

Las autoridades han abierto una investigación y el ministro serbio de Construcción dimitió la semana pasada, pero aún no se ha acusado a nadie del incidente, ocurrido el 1 de noviembre. La concentración del lunes fue pacífica, a diferencia de la de la semana pasada en Novi Sad, donde personas enmascaradas lanzaron piedras, botellas y pinturas rojas contra el Ayuntamiento, y la Policía utilizó gases lacrimógenos contra los alborotadores.

Funcionarios del Gobierno serbio han prometido la plena rendición de cuentas, pero existe un escepticismo generalizado, ya que los populistas controlan tanto la Policía como el poder judicial.

Múltiples renovaciones por empresas chinas

Construida originalmente en 1964, la estación de tren que se derrumbó fue renovada dos veces en los últimos años en el marco de un acuerdo más amplio con empresas estatales chinas que participan en varios proyectos de infraestructuras en el país balcánico.

Fue inaugurada hace más de dos años por el presidente de Serbia, Aleksander Vucic, y su aliado populista, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, como escala principal de una línea de tren rápido prevista entre Belgrado y Budapest.