El evento con acento argentino del papa Francisco en Indonesia: jóvenes, reflexiones y un árbol de manglar

El Papa Francisco saluda a la gente mientras José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes, observa en el Centro Juvenil Grha Pemuda en Yakarta el 4 de septiembre
El Papa Francisco saluda a la gente mientras José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes, observa en el Centro Juvenil Grha Pemuda en Yakarta el 4 de septiembre - Créditos: @TATAN SYUFLANA

YAKARTA.- El papa Francisco culminó este martes su primera jornada completa en Indonesia -bastante agotadora e intensa- con un evento con sabor argentino. Participó, en efecto, del cierre del primer programa que organizó aquí Scholas Occurrentes, el movimiento educativo que trabaja para una cultura del encuentro a través de una red de más de medio millón de escuelas en todo el mundo.

Acompañado por sus fundadores, José María del Corral y Enrique Palmeyro -con quienes en 2001, cuando era arzobispo de Buenos Aires, sembró las semillas de la actual iniciativa internacional-, el Papa charló con chicos que participaron del programa sobre ciudadanía. Este se llevó a cabo en la Universidad de Arte de Yakarta, donde más de 200 jóvenes de diversas instituciones educativas, provenientes de varias islas de este inmenso archipiélago, se reunieron durante cinco días para identificar los males ocultos en sus sistemas educativos: soledad, aislamiento, discriminación, falta de escucha, crisis de identidad y bullying.

El encuentro tuvo lugar en el cuarto piso de un edificio para la Juventud que tiene el episcopado indonesio al lado de la Catedral. Y fue dirigido por Ana, una docente musulmana indonesia que desde 2021 es voluntaria del movimiento, que se emocionó hasta las lágrimas al contarle al Papa la transformación que había tenido su vida tras conocer y participar en este proyecto “made in Argentina”, que comenzó en Buenos Aires con las escuelas vecinales. “Eres muy valiente, hablas con el corazón”, la elogió el Papa.

Durante el evento, Francisco recordó los cuatro principios que, cuando era arzobispo de Buenos Aires, identificó como esenciales para que pueda darse una cultura del diálogo y el encuentro: “la unidad es superior al conflicto; la realidad es superior a la idea; el todo es superior a la parte; el tiempo es superior al espacio”.

En esta fotografía tomada el 4 de septiembre de 2024 y publicada por Vatican Media, el Papa Francisco (C) se sienta entre personas que posan en el Centro Juvenil Grha Pemuda en Yakarta
En esta fotografía tomada el 4 de septiembre de 2024 y publicada por Vatican Media, el Papa Francisco (C) se sienta entre personas que posan en el Centro Juvenil Grha Pemuda en Yakarta - Créditos: @SIMONE RISOLUTI

“Hay tres cosas: la idea, lo que pensamos; el lenguaje, lo que decimos; y después, la realidad, lo que vivimos. Lo que pensamos, lo que decimos y lo que vivimos tienen que tener armonía, son cosas que tienen que ir juntas, si no, vas a ser un esquizofrénico”, advirtió el Papa ante una platea de jóvenes que lo escuchaba en silencio, sentada en el piso. “El esquizofrénico es uno que piensa una cosa, dice otra y hace otra. En cambio, la madurez es pensar, sentir, vivir, soñar, en armonía”, explicó.

En un mundo convulsionado por conflictos, el Papa recordó, además, que “la guerra siempre es una derrota”. “En cambio, discutir con amigos es algo lindo, nos hace crecer”.

En un evento al que participaron autoridades educativas y empresarios de Indonesia, a quienes recibió privado, Francisco también le puso la última pieza a la “Hati Polyedra”, una obra de arte colectiva con forma de poliedro, que representa el corazón de Indonesia y la riqueza de su diversidad cultural. La obra fue creada por más de 1000 jóvenes de varias comunidades, islas y religiones de Indonesia, incluso personas privadas de libertad, en los últimos meses.

Además, empezando una nueva tradición, en lugar de plantar un olivo, el Papa plantó simbólicamente un árbol de manglar (mangroove), típico de estos rincones del mundo, como señal de paz y de compromiso con el cuidado de la casa común. Y, consciente de que había personas de diversas confesiones, al final bendijo a todos en silencio.

Al salir, cuando ya había oscurecido en Yakarta y el reloj marcaba casi las 20 locales, lo esperaban, detrás de vallados, centenares de personas con pancartas y gritos de “¡Papa! ¡Papa!”, que desataron en la zona de la catedral una inédita “Papa Francisco manía”. Pese al calor, la humedad y el cansancio acumulado, Francisco respondió sonriente saludando a todos, inagotable y evidentemente contento.