Evangélicos y otros líderes religiosos siguen apoyando a Trump tras el asalto mortal al Capitolio

Rick Jervis, Marc Ramírez y Romina Ruiz-Goiriena

Al igual que otros tantos millones de estadounidenses, Franklin Graham vio las inquietantes imágenes de los disturbios ocurridos la semana pasada en el Capitolio de Estados Unidos con gran preocupación e indignación.

El presidente Donald Trump sostiene una Biblia en la entrada de la iglesia de San Juan, situada en el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca (Washington), en una visita hecha el 1 de junio de 2020.
El presidente Donald Trump sostiene una Biblia en la entrada de la iglesia de San Juan, situada en el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca (Washington), en una visita hecha el 1 de junio de 2020.

Graham, hijo del difunto evangelista Billy Graham y director de la Asociación Evangelista Billy Graham, comentó que le dio asco ver a la “gente atacando y tirando abajo las puertas de mi Capitolio” y que quedó consternado al ver cómo el presidente Donald Trump azuzaba a los manifestantes.

“No creo que fuera el mejor momento del presidente”, dijo.

Sin embargo, Graham señaló que no espera que el tumulto en el Capitolio disuada a los cristianos evangélicos en su apoyo a Trump.

“No creo que en ese momento comprendiera lo que iba a suceder”, dijo. “Ninguno de nosotros lo comprendíamos”.

Graham agrega: “Él se arrepiente”.

Desde su victoria en 2016 en unas primarias republicanas muy disputadas, Trump ha dependido de los cristianos evangélicos y de otros influyentes grupos religiosos en tanto poderosos bloques de votantes para apuntalar su influencia. Ha nombrado más de 200 jueces federales y tres jueces conservadores en la Corte Suprema de Estados Unidos que apoyan imponer límites a la ley del aborto y al matrimonio igualitario, así como otras políticas que cuentan con el beneplácito de los líderes religiosos conservadores. En las elecciones presidenciales de noviembre, según sondeos a boca de urna realizados por Edison Research, el 76 % de los evangélicos blancos votaron por Trump y el 24 % votó por Joe Biden.

Miles de manifestantes irrumpieron en el Capitolio mientras el Congreso intentaba concluir el recuento del Colegio Electoral para reconocer a Biden como el ganador de las elecciones. El ataque dejó un saldo de cuatro muertos y casi un centenar de detenciones, e hizo que los demócratas de la Cámara de Representantes iniciaran un proceso de juicio político contra Trump por haber incitado presuntamente a las multitudes. Durante un discurso pronunciado antes del estallido de violencia, Trump le dijo a sus seguidores: “Vamos a tener que luchar con más fuerza”.

“Si no lucháis encarnizadamente, no vais tener un país nunca más”, dijo horas antes de que los manifestantes tomaran por asalto el Capitolio de Estados Unidos, amenazando al vicepresidente Mike Pence, a la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y a otros legisladores.

El martes, antes de salir de viaje hacia el sur de Texas, Trump dijo que las peticiones de juicio político generan división y que los comentarios que hizo a sus seguidores antes de la insurrección del Capitolio eran “totalmente adecuados”.

Según los expertos y líderes religiosos, esta tormenta política no ha erosionado su apoyo entre los evangélicos.

Durante los últimos cuatro años, los líderes evangélicos han creado una “cámara de eco” con la que le echan la culpa al Partido Demócrata o a los medios de comunicación convencionales de las divagaciones y los traspiés de Trump, según explica Sarah Posner, periodista de investigación y autora del libro titulado Unholy: Why White Evangelicals Worship at the Altar of Donald Trump (Profano: ¿por qué los evangélicos blancos veneran a Donald Trump?, en español).

Tras los disturbios mortales del Capitolio, señaló Posner, los líderes evangélicos desviaron la culpabilidad lejos de Trump, mientras que aquellos que han sido críticos con el presidente denunciaron los altercados y lo responsabilizaron por haber jugado un papel en los mismos.

Los evangélicos “están tan condicionados para no creer en los medios, que va a ser difícil convencerlos de lo que ocurrió verdaderamente el miércoles”, indicó Posner.

Un manifestante pro-Trump carga una bandera confederada cerca de la Rotonda del Capitolio el 6 de enero.
Un manifestante pro-Trump carga una bandera confederada cerca de la Rotonda del Capitolio el 6 de enero.

A raíz de los disturbios del Capitolio, continuó, muchos líderes evangélicos han seguido alimentando las acusaciones infundadas de Trump según las cuales hubo un fraude electoral generalizado en las elecciones del año pasado.

“Dado que de nuevo son los líderes quienes promueven el mismo revoltijo de teorías conspirativas, no veo que vaya a haber muchos progresos en el intento de cambiar el pensamiento de nadie”, dijo Posner.

El martes, Robert Jeffress, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas ‒que cuenta con 14 000 feligreses‒, dijo: “No me arrepiento en absoluto [de mí] apoyo entusiasta” a Trump en los últimos cuatro años.

“Es sin duda el presidente más contrario al aborto y más favorable a la religión de la historia”, dijo Jeffress en un correo electrónico. “El presidente tiene todo el derecho de sostener que las elecciones fueron fraudulentas y de invitar a quienes compartan esa convicción a protestar de forma pacífica. No convocó ni toleró las despreciables acciones de quienes invadieron nuestro Capitolio y agredieron a la policía”.

En un editorial publicado durante el fin de semana en Fox News, Jeffress calificó el asalto al Capitolio “no solo como un delito” sino como “un pecado frente a Dios”.

“La protesta pacífica es parte fundamental de nuestra tradición política y nos ha servido de mucho durante largo tiempo”, dijo. “Lo que pasó el miércoles cuando una turba se infiltró en el edificio del Capitolio no fue una protesta. Fue una ilegalidad (…) Celebrar el mal es malvado. Corroe el alma”.

Jeffress dijo que en su sermón del domingo hablaría de cómo deben reaccionar ante Biden los cristianos abatidos por el resultado de las elecciones.

“Si alguna vez queremos sanar a nuestro país”, dijo, “debemos aprender a dejar de lado la ira y la amargura que está destrozando nuestro país sin exigir que la gente abandone convicciones personales profundamente arraigadas”.

Partidarios israelíes de un segundo mandato del presidente Donald Trump organizan un acto en Jerusalén el 27 de octubre de 2020.
Partidarios israelíes de un segundo mandato del presidente Donald Trump organizan un acto en Jerusalén el 27 de octubre de 2020.

Trump también ha conseguido el apoyo de los líderes judíos ortodoxos, quienes aplaudieron su decisión de trasladar la Embajada de Estados Unidos a Jerusalén hace dos años. Jared Kushner, el yerno de Trump, negoció la firma de los acuerdos de paz con varios países de Oriente Medio.

Según una encuesta realizada por el Comité Judío Estadounidense publicada en octubre, Trump era el preferido del 74 % de judíos ortodoxos. Biden tenía el apoyo del 83 % de judíos laicos.

Entre la muchedumbre reunida en el Capitolio de Estados Unidos, había judíos ortodoxos que apoyan al presidente, y eso a pesar de que se pudieron ver imágenes antisemitas entre los asistentes, como por ejemplo, la de un hombre con una camiseta con el texto Camp Auschwitz estampado. Uno de los alborotadores detenido el viernes es hijo de un destacado juez perteneciente a la comunidad judía ortodoxa de Nueva York.

El rabino Mendy Mirocznik, vicepresidente ejecutivo de la Alianza Rabínica de Estados Unidos, una organización nacional que representa a más de 900 rabinos ortodoxos, calificó los acontecimientos del Capitolio como muy dolorosos. La Alianza Rabínica de Estados Unidos no apoya a ningún candidato político para un cargo.

“Esto es más que la gota que colma el vaso”, dijo Mirocznik, cuyos padres sobrevivieron al Holocausto en Polonia. “Estados Unidos necesita empezar a sanar”.

Una encuesta realizada por la Liga Antidifamación, una organización judía que monitorea el extremismo en todo el país, ha revelado que aproximadamente dos de cada tres estadounidenses dicen que Trump y los integrantes de grupos con ideas supremacistas blancas fueron los responsables de la violencia.

“Ahora la mayoría de estadounidenses perciben la conexión directa entre la peligrosa retórica del presidente y otros grupos extremistas y de extrema derecha”, dijo Jonathan Greenblatt, director ejecutivo de la Liga Antidifamación.

El rabino Yisroel Goldstein, superviviente del tiroteo en la sinagoga de Poway, California, interviene durante un acto del Día de la Oración organizado por el presidente Donald Trump en la Rosaleda de la Casa Blanca en mayo de 2019.
El rabino Yisroel Goldstein, superviviente del tiroteo en la sinagoga de Poway, California, interviene durante un acto del Día de la Oración organizado por el presidente Donald Trump en la Rosaleda de la Casa Blanca en mayo de 2019.

Durante los servicios religiosos oficiados el pasado fin de semana, los rabinos judíos subieron al púlpito para hablar en contra de la supremacía blanca, el antisemitismo y el ataque a la democracia.

Cuando la rabina Rachel Timoner comenzó a recitar la bendición, “Baruj atá Ado-nai”, para dar la bienvenida al sabbat en la Congregación Beth Elohim del distrito de Brooklyn en Nueva York, intentó consolar a los congregados.

“Vamos a encender la luz porque el mundo necesita luz”, dijo mientras prendía dos cirios.

Joseph Daniels, pastor negro de la Hermandad Emory, una iglesia metodista unida de Washington, citó el asalto al Capitolio durante su sermón dominical e instó a los feligreses a denunciar los actos inmorales cuando los vean.

“Para que nuestra nación sane, para que Estados Unidos sane, tenemos que señalar el hecho de que los comportamientos, hábitos y actitudes de este pasado miércoles no fueron propios de Dios, sino de un supremacismo blanco y un privilegio que no son saludables para nadie”, dijo Daniels. “No podemos tener miedo. Tenemos que ser valientes (…) Tenemos que plantarle cara a los demonios”.

Algunos líderes religiosos conservadores pidieron que la nación se ponga del lado de Biden.

En un artículo publicado en el portal de internet The Gospel Coalition, Russell Moore, presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur, condenó el asalto al Capitolio e hizo un llamamiento a los cristianos para que rechacen las falsedades en torno a las elecciones y que abracen la verdad.

“Ya basta. De hecho, ya basta desde hace mucho tiempo”, escribió Moore. “Nos llevará décadas reconstruir este país desde las ruinas, pero, como cristianos, podemos empezar ahora, sin tener miedo de decir lo que objetivamente es verdad. Joe Biden ha sido elegido presidente”.

Dijo: “Si los cristianos son gente que ama la verdad, deberíamos ser los primeros en reconocer la realidad”.

Para otros evangélicos, explicó Posner, el papel de Trump en el asalto al Capitolio se minimizará porque muchos lo ven no solo como un cargo electo, sino como una persona ungida por Dios.

“Sienten que debe seguir como presidente porque Dios quería que fuera presidente”, dijo.

Colaboradora: Deborah Berry

Sigue a Jervis en Twitter: @MrRJervis.

Este artículo fue publicado originalmente en Yahoo por USA Today

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